Por Manuel Araníbar Luna.
El equipo cervecero entró a la cancha con la legaña en los ojos, demorando en despertar, como si se hubiera levantado para achicar y volver a meterse al sobre. ¿no se habían dado cuenta que ya no estaban en piyama? ¿Es que no les dieron su cafecito bien cargado para que bostecen y boten su chanchito?
¡Vamos,
despierten!
Porque
era inexplicable que empezaran dejándose ganar el vivo tan temprano. Los poetas entraron
facilito y casi la meten. ¡Uf! pudo ser gol de los trujillanos pero el Hombre
Lobo, que salió con la banda de capitán sofocó el peligro y lanzó el aullido que
los hizo despertar.
Recién
los celestes pudieron escuchar el despertador de la tribuna: el canto del
Extremo: “Vamos, celestes, que tenemos que ganar”. Se quitaron la cerilla de las
orejas, se quitaron la legaña, bostezaron y vieron la tribuna llena de
camisetas celestes. Recién se dieron cuenta de que estaban jugando en casa ante
su propia gente. Tenían que ganar.
El
Killer resucita…
El
espartano Franco recupera una pelota y la lanza hacia el otro lado de la
cancha y deja en contrapié a un defensa trujillano. ¿y a quién le llega la
pelota? a Speedy Gonzales y este (chiquito pero venenoso) la chapa y se mete
por la derecha mientras que el Killer se abre por la zurda. Carvalo sale a
darle la bienvenida, pero Santi (chiquito, venenoso y además solidario) sabe
que la puede meter, pero recuerda que el Killer se había perdido tres penales, con la mecha mojada y ningún
maldito encendedor a la mano. “Mejor se la juego al Caute”, pensó. Dicho y
hecho, nuestro 9 la recibe, la empuja, agradece el favor. y rompe la racha de tres
penales perdidos. “¡Por fin!” Gritan los hinchas. 1 a cero y el partido deja de
estar en baño maría para ponerse como vapor de baños turcos.
¿Los
están embrujando?
Los
norteños se lanzan al todo o nada y se apoderan del medio campo debido a que los
celestes juegan con sólo un cancerbero en contención, Cazonatti, y dos creadores, Canchita y
el Asiático. Por ello sólo cubren zona y se dedican a contragolpear. Lo hacen
muy bien, aunque sin suerte. Pero -como hacen los meseros con los borrachos dormidos-,
quieren aumentar la cuenta.
Santi
se mete por la derecha del cajón. Carvalo lo traba dentro del área. El pericote
puede lanzarse a la piscina porque es un penal recontra claro pero prefiere seguirla. La pelota
va al poder del chino que hace tremenda jugadaza y dispara a la canasta. El
Irreal Madrid la salva en la línea fronteriza. Sobre el pucho, el chino y Canchita
se la tocan en pared. El pase va para el pericote Santi que remata aunque con el
chimpún embarrado de abono de caballo de las afueras del estadio. La bola se va
a la tribuna. Piña pues, la bola no quiere entrar. ¿Es que los están embrujando
con ritos de macumba?
Killer
mata otra vez…
No
obstante, al igual que un ciego en su noche de bodas, en algún momento tenían que
hallar el huequito para filtrarse. Otra vez Canchita combina con el Lobo y este
la manda a rastrón justo a los pies del Killer que encuentra la ruta del
petróleo y perfora por segunda vez. 2 a huevo, aunque el partido no está nadita
fácil. La pelota, la idea y el papel están en poder de los poetas y en uno de sus
centros pasados al segundo palo de Enríquez la pelota llega a la cabeza del
Irreal Madrid que anota el 2 a 1. Así se van al camarín.
Medio
gol del Honguito…
Con
extrema impaciencia, los trujillanos han entrado a jugarse el todo por el todo y
esa es su perdición, porque los dos bandistas cerveceros hoy han amanecido endiablados
a pesar de haber recibido harta taba. La línea creadora de Canchita y el
coreano Jostin los destroza a punta de toques y paredes de cemento y alimentan
con queso fresco a los pericotes. El Honguito Maxloren rompe un par de cinturas,
pero se la quitan. No obstante, como buen pericote, vuelve a robarla, se la
juega a Canchita. Este se la devuelve en callejón de un solo caño y el Honguito
saca la puñalada para Santi que la clava de cachetada. 3 a 1. Medio gol del
Honguito.
Sociedad
de los Poetas Muertos…
Sin
embargo, los poetas no se rinden. Quieren seguir escribiendo sus versos aunque
sin pluma ni tinta. Hacen cambios pero sus ataques mueren de impotencia, una
especie de sociedad de los poetas muertos. Por su parte, Farré ya no quiere farra. “Ya dejémonos
de buscarla”, advierte, “ahora hay que aguantar y contragolpear”. Mete a Lorita
por el Lobo, a Pósito por lesión del Espartano, Pretell por el brazuco Cazo, el
coloradito Wisdom por Canchita y Távara por el vietnamita.
Penal
de Piedras Gordas…
Los
poetas atacan y los celestes contragolpean. Un saque del Enriquecido arquero
celeste va a los pies de Caute que está bien retrasado y sobre el pucho este habilita
al Santi que, tal como durante todo el partido, le hace escandalosa huacha a su marcador y se
la manda al Honguito Max que se ha metido por la derecha y con un juego de
cintura destroza la salida de Carvallo y este lo traba. Inmenso Penal de Piedras
Gordas. Todo el mundo espera que Caute haga su tres al hilo sin sacarla,
pero la chapa Távara y nadie se la quita. Toma viada como para romper las
mallas. Carvallo se tira a su izquierda, pero el Chévere le mete una cucharita
de té. La chancha entra volando en cámara lenta e infla las mallas. 4 a 1 y
esto se acabó. Buenas noches.
CODA
¿Ya viste, Farré, que el Honguito Maxloren sólo
necesitaba más minutos para ir fraguándose?
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