Por Manuel Araníbar Luna
Hace un poco más de
tres décadas, desde las divisiones de menores del equipo rimense asomó un
flaquito trigueño con bigote de peluche, cuyo peso apenas bordeaba los 50 kilos
y la camiseta le quedaba como la blusa de la abuelita. La rompía en los
partidos del campeonato de Menores y Reserva.
Juan Carlos, debes
estar loco…
Desde esas épocas ya destacaba,
se sentía capaz de triunfar y cargoseaba por firmar su contrato para jugar por
el primer equipo, pero…
Pero los directivos no
le paraban bola. Ante la advertencia de que si no le hacían el contrato se iba
a ir a otro equipo los directivos se encogieron de hombros, hicieron una mueca y se lo dijeron a Oblitas.
—Juan Carlos, debes
estar loco, ¿cómo va a jugar en el primer equipo este chibolo escuálido y
bajito que parece tener trece años? ¿Quieres que apenas lo tumben de un
encontrón se quede descachalandrado?
—Yo sé lo que les digo.
Este muchacho la descose, la lustra y le saca música. Háganle firmar contrato a
este chico, porque me va a doler que nos anote goles jugando por el equipo
rival.
Pero los dirigentes
naka, nylon, Nancy. El chibolo de 19 años, al ver que los dirigentes silbaban
mirando para otro lado se sentía desalentado y un tanto resentido. Oblitas ni
lo miraba. Días más tarde el entonces DT cervecero en tono adusto lo llamó con
una seña. “Huy, curuju, aquí me dan forata por reclamón”, pensó el jovencito.
—Hoy firmas contrato y
el domingo juegas. Confío en ti. No me defraudes
Y vaya que no lo
defraudó. El Ciego demostró que no estaba loco. El chibolo se llamaba Roberto
Carlos Palacios Mestas, conocido como El Chorri. El resto es historia conocida.
¿Maxloren o McLaren?
Esto viene a colación a
raíz del debut de un chibolo que reemplazó por lesión al titular Joao Grimaldo
para el encuentro contra Los Chankas, un rival difícil.Un chibolo de 16 años con
pinta de colegial que se ha tirado la pera para zamparse al estadio. Se
llama Maxloren Sannoe Castro Rufino (Callao, 8 de
diciembre de 2007). Su chapa es Orejita y mirándolo de frente nos hace
recordar la película Dumbo. Agreguemos que Orejita fue el primer apodo
de Jorge Soto muchos años antes de que debute Edison Flores.
Max no se chupó en su
debut. Tiene dribling, es valiente, excelente quiebre por ambos lados y muy
buen pique. Claro, en una carrera de 100 metros planos no le gana a Advíncula, que
corre como como un Fórmula 1. No obstante, si le pone más punche y corre unas
cuatro cuadras con pesas puede ser un McLaren, una marca de autos de carrera que
se parece a su nombre, McLaren y Maxloren. Asimismo, por su contextura de pejerrey
tiene el poder de escurrirse por los pocos espacios que le dan los defensores
rivales. Su estilo es parecido al de Junior Ross.
Paciencia, no se
apresuren…
¿Qué le falta a Max? Muchas
cosas. Máx minutos, máx confianza, y un par de camotes máx al cebiche. ¿Algo
máx?, que no se estanque ni se duerma en los aplausos, que aspire a triunfar, a
soñar con jugar en el extranjero, que no se deje tentar por los falsos amigos y
las movedizas bataclanas.
Ya debutó, y ya lo
deben haber trasquilado en el camarín. Pero un poco de paciencia, no nos
apresuremos y ya no le reventemos más cohetes, porque su calidad la debe demostrar
en la cancha y no en los chismes de la farándula. El resto depende sólo de él... Y de nadie máx.
ES VELOS. LE FALTAN MAS MINUTOS HAY Q LLEVARLO DE A POCOS
ResponderBorrarPara un chibolo de 16 debutar en el Nacional es su prueba de fuego. NO fue una gran actuación, pero demostró que tiene clase como para seguir avanzando. Ahora queda en Enderson darle más minutos. Ojalá que su carrera siga en ascenso siempre y cuando la tome con seriedad. Recordemos el caso de Flavio Gómez, la Bomba, que en su debut en el primer equipo metió dos goles y a todos nos entusiasmó, pero su rendimiento fue bajando. Luego lo prestaron y ahora creo que está jugando en Ligas de provincias. La mejor de las suertes a Max
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