sábado, 9 de diciembre de 2023

CÓMO DUELE DECIRTE ADIÓS, QUERIDO PIKI

Por Manuel Araníbar Luna


Ídolo celeste, un as

Que no dio tregua a sus pies.

Con la inmortal 23

Piki no arrugó jamás.

Líder natural, audaz,

Fruto de oriental raíz,

tractor que al verde tapiz

gastó con trajín voraz.

Dinos que regresarás,

Vuelve, Piki. Vuelve, plis.


¡Cazuuuuuloooo…!

Hay palabras de despedida que por el sólo hecho de pensar en mencionarlas ya le hincan a uno el corazón. La palabra que jamás quisimos escuchar viniendo de Piki es retiro.  Pero, para tristeza de la hinchada cervecera, la dijo a finales del 2020 y se retiró de las canchas aunque nos quedó de consuelo que siguió con el buzo de Director técnico.

 Logró ganar los torneos de sub-18 el 2021 y el de reservas este año.  Y nuevamente, para tristeza de la hinchada aquel bullidor volante celeste que se rompiera el alma con la dorsal 23 durante nueve temporadas, y hasta este mes exigente DT de Reservas volvió a expresar la palabra retiro. Su camiseta 23 sigue intacta en la galería de ídolos celestes y tatuada en la mente de la hinchada que le cantara el cariñoso cántico “¡Cazuuuuuuuulo, Cazuuuuuuuulo!”.

Pero cómo duele decir esta palabra. No aceptamos ese adiós, por supuesto. Nadie, ningún cervecero, podrá decirle adiós al Piki, mucho menos sus pupilos. Jorge Luis Cazulo (Maldonado, Uruguay; 14 de febrero de 1982) desde su primer partido con la celeste demostró que la camiseta 23 hay que ganársela. 

Y hasta ahora, desde el 2012 para acá, nadie aún llega al nivel de Piki. Pero se retiró y no porque no se sintiera capaz, sino porque llegó el momento en que había que decir hasta aquí nomás. Había que dejar las innumerables pretemporadas, concentraciones, viajes a lugares de climas disímiles y públicos adversos. Ahora lo llamaba el hogar. Sí, necesitaba vida doméstica.

Rechuri furí fun flais

Pero el fútbol es un virus que no tiene curación. Asimismo, el celeste es un color que jamás se olvida. Sólo hay que mirar al cielo y para recordar la querida camiseta. Piki dejó los pantalones cortos, se puso el buzo de DT y se encargó de las divisiones de juveniles y reservas del club de la Florida. Le fue de la rechuri furí fun flais: campeón con la sub-18, ganándole la final al equipo de Matute, y campeón con la reserva ganándole la final al equipo de Ate.  Con estos últimos logros, la famosa camiseta celeste 23 quedará guardada en el Museo de los Ídolos Cerveceros. Junto a ella sus chimpunes. Asimismo, los videos de sus goles decisivos en las finales contra Matute el 2018 y el de Ate el 2020. Además, su buzo de DT y las medallas que ganó dirigiendo a sus Cazulitos.

El apóstol de la #23…

La vocación de formador la demostró desde que lo vimos el 2013 dando charlas a los chiquillos de las divisiones de menores. Nadie se lo ordenó: lo hizo porque le nació del zóncora. Nadie tiene que decirle a un líder haz esto o lo otro. No, al líder le nace del alma la vocación de formador, de motivador, de maestro. Porque basta a ver actuar al líder para copiar su actitud. Ya antes dijimos que no hay modo de enseñar a un niño a jugar con coraje si no ha visto a verdaderos caudillos como Orlando ‘Chito’ de La Torre, Alfredo Quesada, Erick Delgado, Pedro Garay, y ahora Piki. 

De hecho, algunos de aquellos chiquillos que lo miraban con admiración el 2012 y que pasaron a jugar bajo su tutela años después, ya son profesionales y no tienen más que elogios y agradecimiento al apóstol de la #23, al que vieron como un espartano, un guerrero, un tractorcito (fue todo esto y más) y al formador, al motivador, maestro y guía con el buzo de DT.

Pintemos su frase…

En el camarín cervecero hay una hermosa frase que expresa la grandeza del equipo: “Otros vienen a disputar partidos, nosotros peleamos campeonatos”. Hoy es urgente, imprescindible, indispensable, pintar la frase de Piki, igualmente motivadora: “Si las piernas no responden hay que poner corazón”. No la pintamos ayer, no la pintemos mañana, hagámoslo hoy.

Seguimos lanzando la invocación de tu hinchada: vuelve, Piki. Ya te haremos tu despedida como lo pediste el día que alzaste tu última como jugador, ante esa hinchada cervecera abarrotando las tres tribunas de la Fortaleza Celeste

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