Por Manuel Araníbar Luna.
En el Reino del Revés…
Yoshi no es ni será Messi o
Maradona. No es pintor como Picasso. No es un científico como Einstein ni un inventor
como Da Vinci. Mucho menos es músico como Paul Mc Cartney y Mozart ni tenista
como Nadal, pero cuando está inspirado tiene un poquito de todos ellos. Inventa
una de su repertorio. La raquetea como Nadal. La pinta como Picasso. Le pone música
como Mc Cartney. Y bueno, cuando está con el foquito prendido le sale una obra
de arte.
Menú de Caquetá…
El partido arrancó a la 1pm,
hora del almuerzo, y quienes llegaron con solo un vasito de maca con quinua en
la guata se retiraron contentos, panzones y con una sed de camello ya que la
goleada fue su menú tres colores de Caquetá: entrada, segundo y postre
La entrada, a los 3’, fue
tan tempranera que más parecía desayuno, o una mezcla de desayuno y almuerzo al
que los que los gringos llaman brunch. Esta entrada no fue un cebiche,
mucho menos una papa a la huancaína, sino un zurdazo de Yoshi que hizo girar la
pelota como cintura de hawaiana tras recibirla listita, bañadita y dando botes
por parte del coreano Alarcón, otro zurdo. (Lo que son las coincidencias, Yoshi batió a
Platanazo de un zurdazo con curva de banana).
Los creadores cerveceros triangulaban y repartían para ambas puntas por igual, para no crear piconería, y se llegaba por mayor peso de la línea creadora de Yoshi, el coreano Jostin, Távara y el Hombre Lobo. A partir de ese momento el partido se puso de dame que te doy porque los cusqueños también tenían lo suyo y creaban peligro. Pero hasta ahí nomás, algunas no entraron por falta de puntería y otras por tener al frente una defensa bien plantada. Añadiremos la seguridad y agilidad de Renato que salvó con las uñas un ponzoñoso tiro libre. Las embestidas cusqueñas terminaron por frustrarse al servirse el plato principal casi terminando el primer tiempo.
El segundo...
¿No decíamos que Yoshi
quería celebrar su día? Los cusqueños se iban con todo. Su entrenador había metido
dos delanteros en el primer tiempo. Pero era el dueño del santo de los zurdos le
puso paralé. Saca el córner para Nico Pasquini que se la devuelve al toque
demostrando que sabe pagar sus deudas. Yoshi, acostumbrado a los
lanzamientos chuecos la envía directo a Nacho que la mete de mitra. El central
rimense corre a la malla olímpica y la sacude como si quiera romperla para
meterse a celebrar con el Extremo que lo quiere como a los referentes de toda
la vida.
Al regreso de los camarines los
visitantes se engorilan y se lanzan a la carga. Los celestes responden, arman,
crean, combinan, triangulan, llegan… y fallan. Pero le alegran la tarde a la hinchada con lo
que faltaba para el menú tres colores, el postre y su vasito de
chicha morada.
El postre...
La Manchita ya está
acostumbrado a recibir opiniones con los pulgares horizontales y verticales
entreverados como crucigrama. Cuando la mete lo adoran, pero cuando falla, huy curuju,
lo llenan de pifias por las santas albóndigas. Washington siempre da la contra
(por siaca), cuando las críticas son más ácidas que el limón termina metiéndola
y les tapa la boca a los descontentos de siempre. Para ejemplo, su gol de tiro
libre a River. Ayer recién había
ingresado cuando se produjo una jugada de rebotes tipo pinball. Centro desde la derecha
hacia la candela, la saca de cabeza un central visitante. La vuelve a meter un
back celeste para Irven quien manda el cucharón a la olla y la Manchita la mete sacudiendo
la cabeza como botando el agua de la oreja. Tres a cero, y ese fue el postre.
La celebración fue en el camarín brindando con chicha morada, tomando el vaso con la mano izquierda en homenaje a los zurdos del equipo (Nilson, Pasquini, Jostin y otros). ¿Y? más na, buenas noches.
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