Por Manuel Araníbar Luna
Los brasileños la llaman bicicleta voladora, en Italia rovesciata, en Alemania fallrückzieher. Los ingleses la llaman overhead kick. Entre los hispanoparlantes el nombre se lo disputan chilenos y peruanos, chilena o chalaca. En cambio, la tijera casi no cambia de nombre desde el Río Grande a La Patagonia.
De linceño a linceño...
Las tijeras y chalacas son intrascendentes cuando se ejecutan en cualquier zona del campo, pero pasan a la historia y estadísticas cuando terminan en gol. Los cerveceros han anotado a montones en certámenes locales. El gol de chalaca más perfecto de un cuadro celeste que hemos visto en un partido local, por desgracia, ni siquiera se filmó. Fue ejecutada en los sesentas en un partido de Sporting Cristal ante el equipo de la camiseta percudida. Desde el vértice del área grande el linceño Mario Velita Aquije la disparó de un limpio volantín espectacular que dejó estático al arquero, otro linceño, Rubén Correa y a toda la defensa del equipo de la vocal. Oscar Artacho en su programa radial la comparó con las más impresionantes chalacas de todos los tiempos.
Chalacas inolvidables…
La obra maestra de Lorita que dio el triunfo a los rimenses
ante Strongest nos hizo recordar inolvidables anotaciones de tijeras y chalacas
ejecutadas por los cerveceros en la Copa Libertadores. Asimismo, todos
coincidimos en el inolvidable gol de chalaca de Jorge Soto
a Rosario Central en marzo del 2004, el cual fue considerado
como el mejor gol de ese año en el certamen. Con ese impresionante chalacazo los
celestes abrieron el marcador y apabullaron a los platenses, terminando en
contundente goleada de 4 a 1.
La chalaca del doctor
Como anécdota, hubo otra chalaca mucho más
espectacular, aunque no terminó en gol. Todo lo contrario, lo evitó. La ejecutó
Eloy el Doctor Campos en la década de los 60’s. La pelota se la
habían bombeado a Rubiños y se estaba metiendo por el vértice del travesaño con
el poste. De pronto, con un derrotado Rubiños a contrapié, se apareció Eloy Campos
como un fantasma, saltó y la salvó en la misma línea de la muerte. El brinco
fue tan alto que sus toperoles casi lijaron el travesaño. Cuando los jóvenes
hinchas mencionen el famoso gol de altísima chalaca de Cristiano Ronaldo
respondan que la chalaca de Eloy fue más alta y salvó al equipo.
El último suspiro…
No
todas las chalacas llegan a su objetivo. A veces el chimpunazo manda la pelota
a los fotógrafos, otras veces el chalaquero confunde el cuerpo del rival con la pelota o pesca el aire y la bicicleta aérea se convierte en imperfecto salto mortal
hacia atrás con caídas llamadas por el vulgo como costalazo.
El
tijeretero (de algún modo hay que llamarlo) tiene una ventaja, puede ver
aunque sea de reojo al arquero y/o sus zagueros. En cambio, los ejecutantes de
chalacas son ciegos astronautas flotando en el espacio y no logran ver dónde
está el arco, ni por dónde se va a meter la bola, ni quién se la quiere quitar,
y la martillean como venga y para donde vaya. Es un mentiroso quien diga que el
chalaquista ya sabe o ya calculó por dónde va a meterse la pelota. Total,
es una patada voladora que si sale chueca no se les puede culpar porque es una
patada a ciegas, una suerte de “si me sale se mete”.
Luego
del bazucazo, ya tirados de espaldas sobre el gramado, el pistolero sólo se
entera en qué quedó el intento al escuchar el grito de gol, el ¡uf! o las
mentadas de madre o al recibir el peso de una pirámide humana cuya base es él
mismo para chancarlo por la genialidad, aunque su chalaca tenga mucho de albur.
Ambos, chalaqueros o tijereteros, sólo intentan
pegarle como sea o como venga en el momento justo porque ya están fuera de
alcance, un paso delante o un paso atrás, y saben que la pelota una vez percutida,
al igual que un balazo, no da marcha atrás. Tanto para meterla como para
defender, la chalaca y la tijera son el último suspiro cuando al futbolista ya
no le queda otra y toma la decisión una milésima de segundos antes de que se le
escape (y muchas veces de modo maquinal, sin pensarlo).
Algunas
internacionales…
No se trata de discutir si es mejor una chalaca
o una tijera. A nuestro modo de ver, y admirar, ambas son vistosas y para ejecutarlas
se requiere de mucha destreza y dominio de la acrobacia. Asimismo, para que una
chalaca o tijera aparezca en la primera plana de los diarios deportivos hay que
meter la pelota a la canasta.
Sin minimizar la calidad del rival, no es lo
mismo un gol de chalaca a un equipo de los últimos lugares de la tabla que a
uno de los punteros y es mejor si se ejecuta a nivel internacional, pero lo más trascendental es si este gol fue influyente
en un triunfo. En los casi sesenta y ocho años de existencia del club de La
Florida, este pequeño listado nos recuerda algunas patadas voladoras de
cerveceros a nivel internacional, por ejemplo:
- la tijera de Julinho a Universidad Católica de Chile
- la del Pelado Ferreira a River Plate
- la de Sergio Junior a Coritiba, mezcla de tijera y chalaca
- la del Chapita Blanco a LDU.
- la de Canchita Gonzales al Arsenal de Sarandí, y por último:
- la tijerita de Lora al Strongest, que dio el triunfo a los cerveceros.
Por supuesto que el listado está incompleto y sujeto a
correcciones, y con el correr del tiempo será actualizado. Los lectores nos
refrescarán la memoria con otras chalacas y tijeras memorables.
Amigos yo soy del boys pero esta muy bueno su articulo me gustaria que si los tiene a la mano que nos pasen las fechas de los goles de chalaca que mencionan y la que mas me ha llamado la atencion es la de eloy campos
ResponderBorrares que soy del boys pero tambien de cristal por mi viejo que es hincha del cristal lo ha leido y me ha pedido preguntarles gracias
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