Por Manuel Araníbar Luna.
En primer lugar, a los celestes no les gusta celebrar empates, salvo que estos se obtengan cuando juegan con un jugador menos (como en Bolivia) o cuando el juez es el jugador número 12 del equipo local (como sucedió en el Maracaná).
Árbitro
Shakira…
Ya
se ha hecho costumbre de los celestes en los últimos años arrancar con un
pressing asfixiante sobre los rivales, y luego de una media hora desatar la soga
y de ahí pueden suceder dos cosas, o te vacunan o te perdonan la vida. Es que
según los cánones peloteros, para presionar en todas las líneas durante todo el
partido hay que tener estado físico de atleta para un encuentro de cinco horas.
Anoche los celestes recién se cansaron en los últimos veinte de los casi cien
minutos que se jugó. Aun así no apagaron la máquina porque se quería ganar.
Si
hay una palabra que pueda definir el empate celeste no es el de heroico, mejor
es llamarlo injusto, porque se pudo y se debió ganar, pero el árbitro chileno Maza
favoreció a la casa y eso es tener una gigantesca coraza (por no decir una
palabra que escandalice a las señoras). Desde el arranque un brasileño le puso
los toperoles en la cara a Pretell ¿y Maza? bien gracias. Este señor del pitito
es un Shakira, ciego, sordo y mudo del pito. Esto, como tomar caldo de machete,
nos dio mala espina porque ya los peruchos hemos sufrido en partidos
internacionales especialmente con árbitros de manos fracturadas.
Arresto
domiciliario…
Durante
los siguientes minutos los rimenses apretaron desde la salida a los flumis
como corsé de solterona. Apenas la tenía un tricolor le caían tres celestes.
Tan nerviosos estaban en su propia cancha que erraban los pases. En el primero
de ellos, Alejandro el chico quitó una, habilitó a Brenner, y este -a quien los
revientaglobos opinaban que es más tieso que Robocop- se la pasa de magnifico
taco a Joao que de puro apurao la patea de zurda y se falla la primera
del partido. Brenner frunce las cejas
picón porque su maravilloso taco ya no se va a repetir en los noticieros
deportivos (la verdad, Brenner siempre
juega con mirada de sicario resentido). Iban cinco minutos y la hinchada acá en
Lima se preguntaba cuánto tiempo iba a durar la presión y en qué momento se iban
a cansar de mantener a los flumis en arresto domiciliario. Porque el pressing desgasta.
Kick
boxing en el Maracaná…
No
obstante -como en el kick boxing- quien se distrae metiendo puñete por arriba está
sujeto a recibir una patada por debajo de la correa. Los brazucos se escapaban cuando
podían y creaban peligro, pero en el área había cuatro celadores atentos a todo
intento de fuga, y si aún así se escabullían ahi estaba el centinela Renato
Solis que no dejaba pasar ni los gases intestinales de la feijoada. Por
desgracia, en un tercio el delantero Cano hizo la más simple: la pidió, se la
centraron, la paró de pecho y tras el bote disparó sin mirar, gol tempranero. Así
de simple. Uno a cero. Y para ser sinceros, lo único que pedíamos era que ataquen
pero que no descuiden la retaguardia porque nos podrían poner las cinco vacunas
contra el covid y, por supuesto, contra la Líber y la sudamericana.
Pero
los celestes, tercos, obstinados porfiados, testarudos, pertinaces (pongan los
sinónimos que quieran) no sólo querían empatar, querían ganar porque
demostraban atrevimiento (brío, energía, arrojo, carácter, actitud, (ya, ya,
paremos que esto no es una clase de sinónimos), y como pirañas amazónicas mordizqueaban
por todos lados. Pases por encima de la defensa tricolor, sucesión de toques,
pelotazos a una y otra banda. Todas llegaban. Primero intenta Brenner, la frena
un pelado. Brenner picón vuelve a poner su cara de “al final del partido te
daré una pateadura”.
Todos
jugando con ganas. Renato, una muralla; los centrales son dos torres gemelas;
los laterales bien apoyados por los aleros; Pretell y Castillo chocando como
tractores. Los banderos, ya lo dijimos, infatigables en el subibaja; Joao, avispado
y quimboso (Felipe Melo jamás olvidará ese par de gigantescas huachas), Hohberg
repartiendo e intentando, aunque con la mira telescópica descalibrada, y por
último, Brenner se abría paso recibiendo rodillazos y puñetes por la maleta pero
devolviendo codazos a las costillas.
La
pelota no cayó del Corcovado…
Cada
corner contra los cariocas es una alerta roja. Tiro de esquina de Hohberg con
curva de plátano bellaco. Entonces aparece la sorpresa, en medio de quince
jugadores apretados como anchovetas enlatadas salta Brenner pero un paso
delante de la pelota. El caremalo no quiere perderla como si fuera celular
5G. Entonces mueve el torso para atrás, la alcanza y le mete mete un frentazo
que choca en el tronco y se mete, dejando tieso al arquero Fabio que se muerde
el labio preguntándose cómo la pudo cabecear entre tantos jugadores altos.
—¡oh,
meu deus, para onde é que a bola foi sem a minha permissão!?
El
Maracaná queda casi en silencio. El “casi” es porque un grupo de
celestes saltaba y cantaba “¡Ese es Sporting Cristal, Cristaaaaaal ♬ ♫ ♬!”. Un gol que llega por insistencia, por
terquedad, por puro merecimiento, por la fuerza celeste, y no porque la pelota les
cayó del Corcovado.
EL
juez Mazinha…
Los
cerveceros siguen cargoseando -como dicen las abuelas-, les friegan la pita,
les queman la feijoada. Claro que también reciben contragolpes pero ahí estaba
la defensa acompañada por los del medio y los de arriba. Porque todos
defendieron y atacaron. El partido se pone de dame que te doy. Sin embargo, la
gasolina del tanque se agota, y además está recontra cara. Los celestes se cansan
pero no descansan, recordando la inolvidable frase de Piki, ponen el bobo.
Siguen cargoseando. Llegando a los 90’ Maza pide un alargue de cinco minutos. Poco
después añade un minuto (5+1=6) por interrupción de la contienda. Y justo
cuando los brazucos se currucaban pidiendo tiempo (y chepa) cuando los celestes
aun cansados pero no satisfechos atacaban por todos lados, el árbitro -antes apellidado
Maza, hoy Mazinha- se olvida del minuto añadido, sopla el sibatinho y se
despide en elegante castellano:
—
Adeus garotos, vou-me, até à próxima. Boa noite.
Clarísimo, no necesita traductor. Los brasileños
le besan el pito a Mazinha por su generosa ayuda y lo invitan a cobrar. Buenas
noches.
fuerza cristal por la ptm con equipo de puro chibolo..... contra un grande y de visita .... en su propia cancha mientras tanto ..........
ResponderBorrarLos goncas con su equipo con plata de lavado de activos perdieron ...........y las gays ganaron a un equipo de 9 jugadores
Recordemos al arbitro vendido Bascuñán que expulsó a Zambrano en el partido Perú Brasil. Esto fue casi igualito. A todos los hinchas nos llamó la atención lo rápido que su paisano chileno Maza terminó el encuentro cuando los cerveceros estaban encima en busca del segundo gol y que no le sacara amarilla al agresor de Pretel empezando el partido. Algunos dicen que no quiso malograr el partido. Por favor, en los arbitrajes y en el VAR de la Conmebol no hay casualidades señores. Si una agresión se le pasa al árbitro puede pasar, pero que se le pase al gradalineas, al cuarto hombre y al VAR es más que escandaloso.
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