Por Manuel Araníbar Luna
“Hemos aprendido a volar como
los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte
de vivir como hermanos”.(Luther King)
Hace unos cuantos días esta frase de Luther King parecía imposible escucharla en La Florida. Los medios chicha se regodeaban metiéndole gasolina al fogón con la noticia de una insalvable división interna, que el equipo se partía del todo, que unos se iban, y patatín patatán, mil chismes de comadres más.
Shakira
vestida de celeste.
La
palabra Strongest significa el más fuerte, lo más sólido, lo más potente, y
otros superlativos. Bien, durante ochenta minutos la valla del cuadro amarillo de Evolandia parecía
merecer ese nombre. Desde el primer minuto ya Alejandro el Chato se perdía una
que tranquilamente la metía Andrea Bocelli. Los ataques llegaban por todos
lados. Otro mitrazo de Távara al piso salió saltando la garrocha. El gol parecía
llegar en pocos minutos.
Se
notaba de ese modo que la defensa de Stronger era fuerte pero sólo en el
altiplano.A esa altura hasta el Once Amigos de Evo le ganan al Barza, pero no aquí en
Limón. Lo que faltaba era serenidad para definir, porque la desesperación era
como una Shakira vestida de celeste, ciega, sorda y muda.
Como
jeques de Kuwait…
Los
celestes remataban imprecisos lanzando fichas en el juego del sapo pero con mascarilla
en los ojos. Jugaban sin ver quién a quién dar pase gol, como caballo con
anteojeras. Era una conversación entre sordos.
Con tanta posesión de pelota de 75% se esperaba que la pelota entrara fácil.
Pero en el primer tiempo regalaron goles como jeques de Kuwait a sus trampas
europeas; no había claridad para encontrar la ruta al óvulo. Lorita desde su
banda subía y subía al punto que por momentos lo veías como volante por derecha y a veces como 10. Nacho,
desde el fondo empezó a comerse la cancha y con ello era un volante más y un
delantero extra. No obstante, la fila de
doble cuatro de los amarillos obligaba a dar pasecitos de izquierda a derecha y
viceversa.
Dos
pitbull y un dóberman…
Se
intentaba con pelotazos de Yoshi y Távara. Triangulaban. Llegaban, sin embargo
la pelota, ayayay, no entraba. El arquero visitante salvó varias, y otras tantas
mediante valiosa ayuda humanitaria de los propios atacantes celestes que si no
se la daban a la mano se las regalaban a los fotógrafos. ¿así cómo? Los
pelotazos kilométricos estaban bien aunque los de adelante no llegaban o no la
entendían o eran muy largos o simplemente los sacaban los zagueros boliches. ¿Qué
se necesitaba? Un jugador que corriera más rápido que los amarillos. Todas las
encomiendas por alto a Speedy Grimaldo no llegaban a destino. Es que el entrenador
boliche había dado una orden de detención de grado o fuerza contra el
pericotito celeste por parte de dos pitbull y un dóberman que no lo dejaban ni hacer ni una quimba, ni
chocolate ni finta.
Contra
las agujas del reloj…
A
la mitad de la película el Dt do cabelo grisalho notó que se necesitaba
un alero que corra como los rápidos y furiosos, uno que se meta al guerrazo estilo guepardo y
ese era Corozo que entró junto a Castillo. La Manchita seubicó por la izquierda, trocaba
puestos y creaba peligro por donde entraba, claro que a veces haciendo una de
más. No importa, lo peor sería que no hiciera ninguna en el zafarrancho
desesperado de lucha contra once boliches unidos. Castillo recorría todo el
espinazo del campo, vertebra por vertebra parchando huecos, apoyando a derecha
e izquierda y frenando contragolpes. Ya en los 60’ entra Jostin que armaba algo
de juego pero de goles, nada al cuadrado. 65’, la
pelota no entraba y la hinchada ya se desesperaba. Las agujas del reloj tictoqueaban
sin que nadie ponga el dedito para que no corra el segundero.
Los
centros de Lorita y los pelotazos de Yoshi no llegaban a la pierna precisa,
pero, como dijo el sabio, una tenía que salir en cualquier momento. La posición del cervecero era de
70-30; se mandaban todos pero más desordenados que cabellera de loco. Quien
empujaba al equipo era Nacho que subia y bajaba incansable. Se perdía un par de
cabezazos y regresaba al galope. Subía Gianfranco, subía Lorita, subía hasta Solís pero el equipo seguía con
la mecha mojada, la puntería olvidada con llave en el camarín y los delenteros sin quitarse la venda de los ojos.
La
tijerita de Lora…
Pero
tanto golpea el martillo a la mayólica que termina por romperla. Ya estamos en
los 80’, Grimaldo ya vio que la pelota no entra a la bomba por alto y la manda
baja con la zurda hacia Alejandrito, la bola choca en un amarillo, da un salto
de canguro y nadie sabe de dónde aparece Lorita que hace una tijerita aérea y
la chancha se mete a la canasta. El estadio estalla pero de inmediato todo el
mundo enmudeces porque el línea levanta la guaripola arguyendo que Lora estaba
más adelantado que Suecia y Dinamarca juntos. Leodan no es cantante, sólo sabe
soplar y llamar a los dormilones del VAR para preguntarles qué hora es, y estos
se demoran tres horas para certificar que, en efecto, un amarillo ha habilitado a
Lorita. 1 a cero. El estadio vuelve a estallar. Los celestes alzan una pirámide
incaica porque Egipto está muy lejos. Da Silva se pierde de cabeza el segundo y
paremos de contar. Leodán el árbitro cantante sopla la vuvuzela y dice chau.
Los celestes se abrazan entre todos. La
tribuna ruge y canta. Nunes se abraza con Yoshi como hermanos que se encuentran
después de veinte años y la tribuna vuelve a rugir. El pleito quedó atrás y la
hinchada canta La Fuerza Ganadora:
…
juntemos nuestro esfuerzo
cantemos alegres, cantemos unidos…
Nos
parece mentira que en un par de días la guerra se ha convertido en paz teniendo
como símbolo un abrazo que vio todo el Perú. Aprendan de esto, señores
políticos. Buenas noches.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario