Por Manuel Araníbar Luna
El
protegido del Chito…
José
del Castillo Burga nació en Breña el 10 de mayo de
1943. Su estilo de dribling era su sello distintivo, amagaba con la
derecha y se daba pase con la izquierda estirándola por detrás del defensor el
cual quedaba en ficha obligándolo a dar una vuelta a la bruta y de ese modo le
macheteaban sin querer queriendo. Cuando el que lo macheteaba era un matón
grandazo se las tenía que ver con Orlando De la Torre, quien era su yunta. El
Chito recordaba esos momentos.
—Pepito
era bajito, flaquito y muy habilidoso para dejar en ridículo a los rivales. No
me metía cuando le buscaba pleito alguien de su mismo “tallarín”, pero si el
que entraba a malograrlo era un macucón yo me compraba el pleito porque lo
consideraba como mi hermano menor.
Era
un 7 veloz como todos los punteros de los 60s. Algunas veces jugó de 11 entre
las tantas variaciones que imponían los entrenadores que lo dirigieron. Sus
primeros entrenadores le exigían explotar su velocidad. Alberto Terry le
insistía en que pique la pelota, se lleve al defensa y la centre a la candela.
El chueco Honores lo cambiaba de punta.
La
influencia de Didí…
Cuando
llegó Didí a Cristal lo hizo retroceder diez metros de su posición pegada a la
banda para llevar pelota desde atrás, pero tocándola con Velita Aquije,
Mifflin, el Gato Vásquez y Jesús Peláez. Eran esos cuatro tejedores de filigranas
quienes se la ponían en bandeja al queridísimo Alberto Gallardo para
convertirlo en el Jet goleador. Aquellos volantes celestes la tocaban tan fino
y con tanta picardía que se ganaron el apodo de “Los palomillas del Rímac”.
A
Didí le encantó el modo de jugar de Pepe, su facilidad para el desmarque y esperar
la pelota siempre suelto, pero sobre todo su buen disparo de volea y media
chalaca. En el futbol peruano de aquellos años los reyes del disparo de volea
eran Pepe del Castillo y Matías Quintos, su compañero de los 60s con la celeste.
Al DT brasileño le gustaba enseñar y Pepe fue uno de sus más entusiastas
discípulos. Al finalizar los entrenamientos Pepe se quedaba practicando tiros
libres con el famoso estilo de “folha seca”, y no sólo con el dedo gordo sino
con el chiquito, y con ello le daba en diferentes direcciones. Esto le daba una
ventaja adicional para patear por ambos lados de la barrera. Le bastó unos
pocos meses para pulir su estilo de patear los tiros libres. Goles con volea y
curva anotó muchos.
Poco
a poco Pepe cambió la velocidad por el armado, y le fue bien, convirtiéndose en
uno de los mejores habilitadores del futbol peruano. Lo dice Mario ‘Velita’
Aquije, su compañero palomilloso de ese entonces:
—Había
maravillosos pasadores de pelota. Y cada equipo tenía lo suyo. José
Del Castillo era el mejor pasador de bola de esos tiempos. Que me
perdonen Mifflin, Challe, Cruzado, pero el Chato era extraordinario en
eso.
De
ese modo, siempre desmarcándose, se paseaba por todos los lados del medio
campo, con lo cual desorientaba a los rivales. Otra de sus virtudes era
aconsejar a los nuevos valores y motivarlos para adquirir confianza. Velita lo
agradece al recordar su debut con la celeste siendo un adolescente recién
promovido al primer equipo:
—
Al salir a la cancha ganamos la pelota para el puntapié inicial y el Chato Del
Castillo me dice “cuando suene el pito, tócamela, que el primer toque es lo
principal en un jugador”.
Con el once de La Florida Pepe Del Castillo
alzó la segunda, tercera, cuarta y quinta copa (61, 68, 70 y 72). Luego de
aquellos fructíferos años emigró a Mexico y al retirarse tomó la carrera de
director técnico llegando a dirigir a los celestes el año 85. Años más tarde
viajaría a Italia con toda su familia.
Bastó
solo un segundo tiempo…
La
memoria colectiva fue injusta con este jugador mundialista. Casi ni se le
menciona. En la preselección que se preparaba para México 70 se convocó a cuarenta
y cuatro jugadores, cuatro por puesto, pero sólo veintitrés fueron los
elegidos. En los amistosos Didí lo ponía sólo unos minutos. En un amistoso
contra Bulgaria, que más tarde sería próximo rival de Perú en México, los balcánicos
le estaban dando una paliza de 3 a cero a los peruchos en el Nacional. Didí
soltó el puchito y mandó al utilero Pacora a llamar a Pepe. “esta es mi
oportunidad”, dijo Pepe que entró junto con un debutante llamado Hugo “Cholo” Sotil. Se pusieron de acuerdo
para tocarla como en pista de barrio, les quebraron el espinazo a los búlgaros a
punta de toques y paredes y terminaron ganando 5 a 3. A Pepe le bastó sólo ese fantástico
segundo tiempo para ganarse un puesto en el avión que lo llevó al Mundial.
Una
frase:
“Cuando
me di cuenta que ya no le ganaba en velocidad a los marcadores tuve que jugar tocándola
como en las pistas de Breña. Como me dijo Didí, cuando un caballo de carrera ya
no gana carreras tiene que aprender a trotar”
Un
personaje:
“Chito
de la Torre. Era el líder del equipo. Ponía el pecho en cada altercado. Había
que obedecerle porque también guapeaba fuerte cuando alguno no ponía ganas”
Hoy
la toca en el cielo…
Para
tristeza de quienes lo vimos derrochar su clase pelotera y sus disparos
curvados, Pepe partió en la nave en la que los seres buenos vuelan a la
eternidad para ser titular en la selección celestial de viejas glorias viajaron
antes que él. Va a tejer filigranas de
toques de billar y palomilladas callejeras entre las nubes. Hasta el gruñón san
Pedro se va a deleitar viendo esos toques mágicos. Descansa en paz y vuela
alto, Pepe del Castillo.
BOSCO
ResponderBorrarexacto, a Pepe del Castillo no se le dio la cobertura mediática que merecía. eran otros tiempos en que en la TV y los periodicos sólo se alababa a kagones y gayinas
ResponderBorrarPepe del Castillo a la gloria
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