jueves, 9 de febrero de 2023

PEPE DEL CASTILLO, UN CELESTE QUE HOY LA TOCA EN LA ETERNIDAD

 Por Manuel Araníbar Luna



Le decían el Chato Del Castillo. Aún adolescente debutó en el Iqueño. Al año siguiente pasó al Cristal. Era menudo y delgadito, muy veloz y por su pequeña estatura y rapidez para sortear rivales los marcadores rivales que quedaban en ficha siempre le metían la guadaña.



El protegido del Chito…

José del Castillo Burga nació en Breña el 10 de mayo de 1943. Su estilo de dribling era su sello distintivo, amagaba con la derecha y se daba pase con la izquierda estirándola por detrás del defensor el cual quedaba en ficha obligándolo a dar una vuelta a la bruta y de ese modo le macheteaban sin querer queriendo. Cuando el que lo macheteaba era un matón grandazo se las tenía que ver con Orlando De la Torre, quien era su yunta. El Chito recordaba esos momentos.

Pepito era bajito, flaquito y muy habilidoso para dejar en ridículo a los rivales. No me metía cuando le buscaba pleito alguien de su mismo “tallarín”, pero si el que entraba a malograrlo era un macucón yo me compraba el pleito porque lo consideraba como mi hermano menor.

Era un 7 veloz como todos los punteros de los 60s. Algunas veces jugó de 11 entre las tantas variaciones que imponían los entrenadores que lo dirigieron. Sus primeros entrenadores le exigían explotar su velocidad. Alberto Terry le insistía en que pique la pelota, se lleve al defensa y la centre a la candela. El chueco Honores lo cambiaba de punta.

La influencia de Didí…

Cuando llegó Didí a Cristal lo hizo retroceder diez metros de su posición pegada a la banda para llevar pelota desde atrás, pero tocándola con Velita Aquije, Mifflin, el Gato Vásquez y Jesús Peláez. Eran esos cuatro tejedores de filigranas quienes se la ponían en bandeja al queridísimo Alberto Gallardo para convertirlo en el Jet goleador. Aquellos volantes celestes la tocaban tan fino y con tanta picardía que se ganaron el apodo de “Los palomillas del Rímac”.

A Didí le encantó el modo de jugar de Pepe, su facilidad para el desmarque y esperar la pelota siempre suelto, pero sobre todo su buen disparo de volea y media chalaca. En el futbol peruano de aquellos años los reyes del disparo de volea eran Pepe del Castillo y Matías Quintos, su compañero de los 60s con la celeste. Al DT brasileño le gustaba enseñar y Pepe fue uno de sus más entusiastas discípulos. Al finalizar los entrenamientos Pepe se quedaba practicando tiros libres con el famoso estilo de “folha seca”, y no sólo con el dedo gordo sino con el chiquito, y con ello le daba en diferentes direcciones. Esto le daba una ventaja adicional para patear por ambos lados de la barrera. Le bastó unos pocos meses para pulir su estilo de patear los tiros libres. Goles con volea y curva anotó muchos.

Poco a poco Pepe cambió la velocidad por el armado, y le fue bien, convirtiéndose en uno de los mejores habilitadores del futbol peruano. Lo dice Mario ‘Velita’ Aquije, su compañero palomilloso de ese entonces:

—Había maravillosos pasadores de pelota.  Y cada equipo tenía lo suyo.  José Del Castillo era el mejor pasador de bola de esos tiempos.  Que me perdonen Mifflin, Challe, Cruzado, pero el Chato era extraordinario en eso.

De ese modo, siempre desmarcándose, se paseaba por todos los lados del medio campo, con lo cual desorientaba a los rivales. Otra de sus virtudes era aconsejar a los nuevos valores y motivarlos para adquirir confianza. Velita lo agradece al recordar su debut con la celeste siendo un adolescente recién promovido al primer equipo:

— Al salir a la cancha ganamos la pelota para el puntapié inicial y el Chato Del Castillo me dice “cuando suene el pito, tócamela, que el primer toque es lo principal en un jugador”. 

 Con el once de La Florida Pepe Del Castillo alzó la segunda, tercera, cuarta y quinta copa (61, 68, 70 y 72). Luego de aquellos fructíferos años emigró a Mexico y al retirarse tomó la carrera de director técnico llegando a dirigir a los celestes el año 85. Años más tarde viajaría a Italia con toda su familia.

Bastó solo un segundo tiempo…

La memoria colectiva fue injusta con este jugador mundialista. Casi ni se le menciona. En la preselección que se preparaba para México 70 se convocó a cuarenta y cuatro jugadores, cuatro por puesto, pero sólo veintitrés fueron los elegidos. En los amistosos Didí lo ponía sólo unos minutos. En un amistoso contra Bulgaria, que más tarde sería próximo rival de Perú en México, los balcánicos le estaban dando una paliza de 3 a cero a los peruchos en el Nacional. Didí soltó el puchito y mandó al utilero Pacora a llamar a Pepe. “esta es mi oportunidad”, dijo Pepe que entró junto con un debutante llamado  Hugo “Cholo” Sotil. Se pusieron de acuerdo para tocarla como en pista de barrio, les quebraron el espinazo a los búlgaros a punta de toques y paredes y terminaron ganando 5 a 3. A Pepe le bastó sólo ese fantástico segundo tiempo para ganarse un puesto en el avión que lo llevó al Mundial.

Una frase:

“Cuando me di cuenta que ya no le ganaba en velocidad a los marcadores tuve que jugar tocándola como en las pistas de Breña. Como me dijo Didí, cuando un caballo de carrera ya no gana carreras tiene que aprender a trotar”

Un personaje:

“Chito de la Torre. Era el líder del equipo. Ponía el pecho en cada altercado. Había que obedecerle porque también guapeaba fuerte cuando alguno no ponía ganas”

Hoy la toca en el cielo…

Para tristeza de quienes lo vimos derrochar su clase pelotera y sus disparos curvados, Pepe partió en la nave en la que los seres buenos vuelan a la eternidad para ser titular en la selección celestial de viejas glorias viajaron antes que él.  Va a tejer filigranas de toques de billar y palomilladas callejeras entre las nubes. Hasta el gruñón san Pedro se va a deleitar viendo esos toques mágicos. Descansa en paz y vuela alto, Pepe del Castillo.

 

3 comentarios:

  1. exacto, a Pepe del Castillo no se le dio la cobertura mediática que merecía. eran otros tiempos en que en la TV y los periodicos sólo se alababa a kagones y gayinas

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  2. Pepe del Castillo a la gloria

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