PROHIBIDO RENDIRSE: ¡5 GOLES DE 4 CANTERANOS!

 Por Manuel Aranibar Luna

Camino al estadio nos llamó la atención un letrero en una óptica de Lince. “Prohibido rendirse, levántate y sigue luchando”. Esta frase nos hizo recordar las charlas motivadoras del profesor Mosquera a sus pupilos antes de los encuentros y se hizo patente en el partido de Villa El Salvador cuando las cosas se pusieron color rata.

Piloto automático…

Si un despistado ve en los titulares de los medios que Sporting cristal venció por 5 a 3 su primera reacción sería que fue un triunfo relativamente fácil. Nada más engañoso, como luego se verá. Los celestes con el estilo impuesto por el profesor Mosquera llegaban al área rosada con su típico juego de toques, triangulaciones y sorpresivos cambios de banda. Las situaciones de gol no se hicieron esperar, muy pronto les anularon un gol a Joao, pero casi de inmediato este mismo canterano, palomilloso fulbitero abrió la cuenta tras una serie de toques entre Johan y Alejandro el Chato. 

Quizás este gol madrugador provocó la modorra que sigue a los jugadores cuando los goles llegan rápido. Se echaron a dormir la siesta pensando que los goles iban a llegar jugando con piloto automático. Pero el piloto también se durmió de puro aburrimiento, Merlo le dio un espléndido pase… a un delantero contrario y este agradeció el favor. 1 a 1. Esto envalentonó a los porteños. El partido se puso picante más por la furia con que se jugaba que por la calidad del futbol. Cada choque sacaba chispas, proliferaban los revolcones, hilachas de medias y marcas de chimpunes en las piernas de los celestes ante la (inexistente) vista y paciencia del Michael que miraba para otro lado por su fobia a ver sangre.

¿Acoso sexual?

Minutos más tarde otro canterano, Nilson puso el segundo gol. Luego al mismo Loyola el juez le sancionó  penal por un roce de camisetas con un delantero rosado. ¿qué vio el tremendo juez, paleteada y acoso sexual como en el metro? Quién sabe qué gases se filtraban por el aire de su silbato, la cosa es que otro ex canterano celeste, Tarek anotó el empate para la visita. A este punto los locales se agrandaron y el partido se puso de candela. Los equipos se golpeaban como carritos chocones, contragolpes, roces con lija #40, codazos y pechazos. Alejandro el Flaco sacó varias que se metían sin permiso a su arco. Todo normal en un partido que calentaba la cancha sin capa de ozono.

El Papa Francisco con Chakira…

Para el segundo tiempo la cancha era un volcán activo. Michael mostró un par de tarjetas y luego se las guardó donde no le daba el sol. Los rosados (ayer de morado en busca un milagro) atacaron con todo para ver si chapaban su incentivo. Y vaya que les estaba ligando. Voltearon el partido ¡de cabeza en el área chica!, algo incomprensible como telenovela turca traducida al japonés. El partido se ponía cuesta arriba, más fácil era que el Papa Francisco se casara con Chakira. No obstante, los jugadores recordaron la frase motivadora de Mosquera “Si caes siete veces, levántate ocho” y les afloró la rebeldía: “¡No, este partido no lo perdemos!”.

Dos machucaos endiablaos…

Y empezaron a llegar. Calca se pierde un gol cuando era más fácil que la tabla del 1. El Tíviri Tábara lanzaba pelotazos con dron para que Madrid y Nilson corrieran de Lima a Cañete con pasaje de ida y vuelta.  Los celestes mareaban a los rosados cambiando de puesto, de banda y de pique. El zurdo Távara aparecía por derecha, Calca por la zurda, los laterales se cruzaban. Entre Calca, los chaturris Buonanotte y Joao (ambos machucaos jugaron endiablaos) empezaron a tocarla estilo chocolate de pista de barrio con dos piedras y con esto quebraban cinturas, retorcían rodillas aunque también de pasadita, recibían patadas que Michael no vio porque los lentes de contacto los dejó en el camarín, además ya dijimos que las tarjetas las guardaba donde más le picaba, es decir donde termina la espalda.

Un botellazo de regalo…

Poco después arrepentido de sus pecados, el santo varón se santiguó pidiendo perdón al cristo morado y sopló señalando el punto G por guadañazo al Chaturri Buonanotte que se estaba metiendo hasta la cocina sin permiso. Távara (otro canterano) empató de patadón cruzado.  Los toques seguían, la bola rodaba chimpun a chimpun en triángulos rectángulos y octógonos como para clase de geometría. El Lobo también entró al cuento y desde el bosque también bloqueaba y acompañaba. De sus lobunas intervenciones nació el cuarto gol de Távara que la metió con su zurda tan bien educada que después de anotar pide disculpas. Con estos dos goles  el Chévere se ganó al final del encuentro un cariñoso aunque inmerecido premio por fina cortesía de los hinchas porteños… un botellazo. Por lo menos no contenía agua de riñón.

Cuarto gol de canterano…

Por mencionar una chiquita. A Joao, que la pisaba de punta y taco con quimba de barrio le empezaron a dar de guadañazos uno por uno. Garro -a quien ya le había tronchado la columna con un par de pisadas de timba con salsa- le dio una atropellada de combi y comba de albañil para desquitarse en las narices del soplamoco. ¡Y Michael ni siquiera cobró la falta!

La motivación rindió sus frutos. Con esta ventaja, los celestes ya no confiaron ni en una monja trayéndoles limonada para la sed. Había que seguir metiéndola para mejorar la diferencia. El Lobo hace su mejor jugada en muchos años (vaya que siguen revisando los antiguos videos del toque celeste), quiebra por el medio dos veces a un par de marcadores y habilita a Pretell -el cuarto canterano- que anota con pólvora. 5 a 3 y esto se termina. Uf, qué susto en el mes de Halloween. Bien dicen que para gozarla hay que sufrirla. Buenas noches.