CANCHITA SE COMIÓ LA CANCHA: 3 a 2.

 Por Manuel Araníbar Luna

Cuando recién se acomodaban los jugadores y Salomón le atajaba el penal a Canchita, la hinchada hervía de cólera, algunos (muy pocos) pedían su salida. Unos recordaron los penales desperdiciados por Cueva y Yoshi en el Mundial y las eliminatorias ante Argentina respectivamente, y el modo en que se aplanó su rendimiento de ambos jugadores.

Canchita se comió la cancha

Algunos otros pensaron que Canchita iba a rogar a Papalindo que la cancha se lo trague abriéndose paso entre las lombrices, hormigas y el humus. Los pinchaglobos de siempre ya pedían su renuncia por las redes, y los hinchas cajashos se frotaban las manos como adivinos prediciendo que los celestes, con un Canchita aplastado como la última papaya del camión iban a jugar el resto del partido como con un hombre menos o por lo menos lo iban a cambiar. Craso error. Canchita es un jugador profesional que supera pifias y bloopers en base al tema de la resiliencia escuchado muchas en las charlas del profesor Mosquera. Canchita pensó rápido y lanzó una frase, “yo no me hundo”. Y lo demostró. No se hundió en la cancha, se la comió.

Quince minutos después, una infracción al borde del cajón grande, ¿y quién se para al frente de la pelota? Canchita.

—No puede ser —gritaron algunos pinchaglobos—, ¡Profe Mosquera, que no lo patee Canchita, la va a mandar a la tribuna!

Dedo gordo y curva de bataclana…

Canchita quería su revancha. Claro que se jugaba un albur, si no entraba ya iría a taparse las orejas de Shreck para no escuchar las críticas de las lenguas venenosas. Pero era su decisión. Miró, midió, y decidió, “la voy a hacer diferente”. El arquero Moshe que estaba de cumple y había empezado a celebrarlo atajando el penal imaginó que Canchita la lanzaba de zurda desde la derecha como es costumbre entre los tirolibreros (no busquen en el diccionario porque esa palabra no existe) Pero Shreck le da con el dedo gordo y curva de bataclana por fuera. Y el pobre Salomón que jamás creyó que los chanchos vuelan recién pudo ver a una cerdita que se metía como dron entre las mallas. ¡Shalom! (palabra judía que significa paz, llenó de tranquilidad a los celestes, y sobre todo a Canchita)

Chitón sabelosaurios…

1 a cero y el partido se puso más entretenido. Ya no había lugar a críticas. Había pagado su deuda. Ahora había que pagar los réditos y el IGV considerando que había un Jacoibo al frente. Pero los cajashos no se quedaron a llorar sobre el queso derramado. Atacaban de igual a igual en un dame que te doy emocionante. Es entonces que llega el gol que le tapó la boca a los sabelosaurios que persisten en pontificar que los celestes no tienen variantes, que critican porque Cristal abusa de demasiada posesión, que critican cuando se hacen enroques de ajedrez en la cancha En resumen, que siempre le buscan cinco pies al burro. Y vaya que lo encuentran.

Para que se traguen la lengua con ajicito, Liza mete un gol de contragolpe como los del 2012 y el 2020, para gritarles que el futbol tiene sus variantes según como se presente el bufet. Tras una salida limpia de Jesucito Castillo y un par de toques entre Nilson y Joao de taco mejicano con guacamole, Loyola se come la bola y se la lleva como pantera, Canchita le marca el rumbo con GPS, la recibe y le suelta el dron de zurda directo a al frentazo de Percy que tiene la lisura de cabecearla al piso y embarazar la bolsa del mercado. 2 a cero y vienen más. Sí, se viene una más pero del UTC, un cabezazo que pone le 2 a 1. Así se van al descanso. Qué alegría en el cemento. Se van en ventaja por primera vez.

Cambiando de puestos…

Para el segundo tiempo, los cajashos se lanzan con todo y, como canta el Gran Combo en Un verano en el Gallardo, la cosa se pone dura en un dame que te doy. Ataque para un arco y para el otro. Los celestes cambian de posiciones y marean a los rivales (esto les da cosa a los cojumentaristas). Calca que está como un 6 desde el centro la juega para Liza que la recibe como un 10, y este le da un pase en corte con bisturí a Canchita que entra como un 9 y la mete suavecita por encima de la barriga de Salomón que recibe su tercer regalo de cumpleaños. Esta variante de anotación les molesta a los comentaristas pero a los hinchas los alegra. Más ná. Luego los cajashos meten el segundo en una montonera como para reparto de arroz gratuito. En la repetición se ve un codo abierto a la pelota de un cajamarquino dentro del zafarrancho de piernas pero, en fin, los árbitros a veces se quitan los lentes de contacto. Así las cosas, suena la vuvuzela y los tres puntos se quedan en casa. Buenas noches.