Por Manuel Araníbar Luna
Los peruanos tenemos la bendita costumbre de hacer las cosas a última hora. Y desde niños.
· Nos acordamos de comprar láminas en la librería recién el domingo a las 11 de la noche.
·
Abrimos el texto del colegio para estudiar
recién el día del examen.
·
Canjeamos las licencias de conducir y los DNI
recién el día que vence el plazo
Cebiche de asterisco...
Igualmente,
los seleccionados peruanos son así, recién se toman a pecho que hay que ganar
puntos cuando estamos con la soga al cuello en el fondo de la tabla. No obstante,
como los conoce, antes de salir a la cancha Gareca les dio una lavada de cabeza
con champú Desahuevina concentrada.
—Che,
jugadore’, a ver si hacemo’ un par de golcito’ desde el vamo’ pa’ no ser lo’ eterno
perdedore’ de Sudamérica. ¿estamo?
Dicho
esto, les puso rocoto con jugo de limón de Chulucanas en el asterisco, y los peruchos
entraron como potrillos desbocados a
vacunar como si la variante Delta estuviera en la puerta del estadio esperando meterse
sin boleto.
Atacaron
desde el saque. Toques rápidos para uno y otro lado. La salida limpia era de
Peña para que armen juego Cueva, Canchita y la Culebra. Una escapada de
Canchita por la izquierda, se lleva a la carrera a un verdolaga y la centra, La
Culebra salta y la pesca con el taco, Lampe manotea y la mete Lapa metiendo su
primera vacunada sin dejar tiempo a que Lampe ni siquiera se levante la manga. Mala
pata, anulado por posición adelantada.
—Mamma
mia, che sfortuna—se lamenta el Bambino—, mi hanno annullato il gol, ma stasera
devo segnare il mio primo gol, sì o sì
TRADUZZIONE:
“Madre mía, qué mala suerte, me han anulado el gol, pero esta noche tengo que
meter mi primer gol, sí o sí”
Il cavaliere mascherato...
Un par de minutos después, una jugada de copiar—pegar, Cuevita se mete por el medio y la juega en callejón de Huaylas para Canchita, este la mete a la candela, un defensa perejil la llega a manotear (si no era gol se cobraba penal), la pesca Lapa y la mete sin asco. Il cavaliere mascherato (el jinete enmascarado) celebra y promete pizza para todos. La tribuna estalla y el golero está allá, solo, triste y desolado. 1 a cero
El
cebiche de asterisco ha surtido su efecto porque los peloteros cholos están
diablos, mientras los perejiles se rascan la cabeza. Los peruchos muerden, tocan,
triangulan, manejan, mientras los de la camiseta albahaca son una
carretilla sin llantas. Los peruchos son Gremlins, los verdolagas son caracoles.
Los peruchos son chuckys palomillosos mientras los
perejiles son mazamorra de achicoria.
A
la media hora de juego los volantes de la franja se juntan como lo han hecho desde
el vamos. Canchita toca por el centro y se la juega al Bambino que se la pasa a
Charapa y corre metiéndose por el medio junto con Cuevita, Peña y la Culebra esperando el centro que viene
enroscado para que la meta el que la toque. El error es de toda la defensa
color verdura y el arquero que esperan que la pelota vaya a la testa del Bambino
pero la cabecea el más chato que no crece ni con los trinches parados y la bola
entra junto al palo, 2 a cero. Estallan las tribunas. Cuevita perseguido por
los otros corre por la línea de cal haciéndole chitón al comando técnico verdolaga
y se gana una tonta tarjeta amarilla por cachaciento (¡Ay Cuevita, Cuevita, cuándo
aprenderás!). En fin, te perdonamos porque hoy día estás diablo.
El Conejito de la Suerte...
Sigue
el chiche, la quimba y el cholocolate (no está mal escrito, es chocolate
entre jugadores cholos). Los de la camiseta color culantro se rayan y empiezan a meter taba y un
verdolaga se gana la amarilla por picón. Tantas son las ganas de ganar que la
afición pide el tercer hijo y este no demora en nacer. Otra serie de toques por
la izquierda, centro rasante a la candela, esta vez la rechaza un perejil y la
bola salta como el conejito de la suerte para Peña que le mete un misil con
dirección al Bambino. Este abre la huacha y la chancha entra limpia y bañada, hasta
inflar la canasta de verduras. 3 a cero y el primer tiempo se acabó.
Para
el segundo periodo presidencial (¡toco madera!), los peruchos bajan un poco la
marcha esperando a ver qué hacen los de la otra orilla del lago, la parte que no es Titi. Los verdolagas
se crecen y hacen cambios para mandarse al ataque a ver si les liga. Y vaya que
casi la meten. Menos mal que la Pantera ha tomado jugo de saltamonte miti miti con
sangre del Hombre Araña y salva dos tremendos misiles que se querían meter al
arco conchudamente y sin su permiso. Un par de contrataques cholos no llegan a
concretarse. Entran tres celestes más: Calca, Gabi Costa y Abram. Luego lo
hacen Raziel y la Foquita que en dos semanas juega contra los celestes, pero no
pasa más na’.
El Sermón del Adiós.
“Podéis
ir en paz con sus tres goles a La Paz”, dice el árbitro con cara de sacerdote a
todos los buenos samaritanos que entraron a este templo de Nuestra Señora de
las Pelotas. Y en la puerta del estadio se
les da sus recuerdos de esta Misa de Sanación por el alma de los sufridos
hinchas peruchos, porque este triunfo cholo es justo y necesario. Buenas
noches.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario