jueves, 22 de julio de 2021

CRISTAL SE CLASIFICA CON CHALACA DE CANCHITA

 Por Manuel Araníbar Luna.


Desde que vimos entrar a los jugadores cerveceros -decididos, serenos, confiados en su capacidad- sabíamos que habían sido preparados psicológicamente por el profesor Mosquera, Un DT con experiencia que sabe cómo remontar un marcador adverso en un partido internacional. Es que es difícil jugar en cancha ajena donde te ponen las trabas, trafas y cutras desde antes de entrar al estadio. Se dio la semana pasada y el plato se repitió hoy.


La camisa de fuerza…

Aunque muchos dicen que no hay dos partidos iguales estos dos encuentros de Sporting Cristal versus Arsenal fueron casi idénticos. En ambos casos la historia cambió con el gol de apertura del once arsenalero. Los rivales no entraron, como se esperaba, a triturar desde el saque a la escuadra rimense. Por el contrario, era notorio su recelo porque ya se les había volteado la tortilla. Su táctica fue un calco al de la semana pasada. Pusieron en práctica su habitual sistema, poblar de piernas el medio campo, bloquear las alas para no dejar levantar vuelo a la proyección de Lorita y Nilson y -sobre todo- atar con camisa de fuerza a la línea de armadores celestes, sin darles aire ni para sacar el pañuelo después de un estornudo.

El faraón momificado…

Y vaya que lo lograron. Calca, Távara y Chalaca, perdón, Canchita eran estorbados por cómodas y roperos en pasadizo angosto. Alejandro el Chico sólo pudo hacer un par de fintas y un tiro libre. Muy adelante, el Faraón se momificaba de frío esperando que le manden la moto del delivery pero esta no llegaba por el enredado atoro del cruce de Colmena con Abancay. Merlo y Gianfranco se batían como fieras acorraladas desbaratando todo intento de entrar de los arietes locales. De ese modo los celestes no avanzaban, aunque tampoco su área era vulnerada. La fortificación continuó durante todo el primer tiempo y terminó a pocos minutos de iniciado el segundo con el violento disparo de Albertengo que al abrir el marcador hizo variar la historia del partido.

El pescado en la sartén…

Al igual que en el partido de ida, el DT argentino cometió un error. Replegó sus líneas dejándole con ello la iniciativa a los rimenses. El profesor Mosquera agradeció la retirada de los celestes de allá y varió los planes de los celestes de acá (que ayer jugaron de negro). Mientras el DT argentino ponía contenciones con casco y escudo, el DT cervecero metía jugadores con más salsa y ataque. Las órdenes eran terminantes:

—Ya nos defendimos bastante. Ahora nos toca atacar.

 Y puso todo el pescado en la sartén. Había que empatar y para ello quedaban cuarenta minutos y un sencillo. Sacó a Távara que estaba conteniendo y metió al palomilloso Joao para hilvanar más adelante. Y es que ya no era momento de contener, había que arriesgar al todo o nada. Sacó a Calca que estaba con tarjeta color yema y puso a Irven. Sacó al Faraón y puso a Liza. Y con esta inyección de salsa picante los celestes empezaron a hilvanar juego más adelante.

La bazooka de Canchita…

Tras media hora de idas y venidas y cuando el hincha celeste veía girar la aguja como aspas de helicóptero ocurrió la genialidad. Desde la derecha Lorita soltó un centro curvo con la zurda a la olla donde la esperaban Liza, Canchita y Joao, a ver si la pescaba uno de ellos. La bomba cayó al costado del área. Saltaron Liza junto a un arsenalero a pescar la granada y ¡pum! chocaron dos tanques. La pelota cayó bombeada pero Canchita que estaba una oreja adelante de la pelota ya no la podía cabecear ni rematarla. Detrás de él la esperaba Joao que estaba recontra adelantao. ¿Qué hizo Chalaquita, perdón, Canchita? Se dio media vuelta, se elevó y soltó tremendo bazucazo que el arquero argentino ni la vio. Las redes se hincharon, las gargantas se inflaron por el grito y las camisetas de los cerveceros se rompieron como la del Increíble Hulk. Golazo. 1 a 1.

Alicate por Lorita…

Había que defender con puños, bayonetas y todo lo que signifique defensa a mano armada. Ahora las agujas del reloj se movían más lentas que un caracol. Como se venía un bombardeo de centros a la olla entró Madrid por Alejandro el Chico y Alicate Gonzales por Lorita, y no por bajo rendimiento -porque Lorita la había decorado como torta- sino porque Jhilmarcito es más bajo y más Rakitich. En cambio, el yorugua Alicate, medio metro más alto, es una torre en los centros. Lo que siguió fue un sarta de bombazos y rebotes, remates y rechazos, centros y despejes. Sin embargo, ya todo estaba consumado y el Arsenal consumido. Buenas noches.

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