Por Manuel Araníbar Luna.
Recordando la anterior derrota ante el Grau la hinchada celeste pensaba en un desquite, mientras el comando técnico ya había preparado a los muchachos psicológicamente para mentalizarse en que todos los partidos de esta fase son finales. La frase de motivación es “ustedes entren a ganar sin importar quién esté al frente porque no hay rivales grandes ni chicos”
Trocando
puestos…
Las
miras del equipo piurano eran incursiones frontales al todo o nada que en un primer
momento sorprendieron a los cuatro guardianes del área. Tras unas escaramuzas se
comenzaron a organizar los ataques cerveceros arremetiendo por las bandas y
triangulando por el centro. Adelantando líneas y tapando zonas. Herrera jalando
marca hacia las bandas y retrocediendo diez metros para crear baches entre los
centrales del once rival. Corozo, como siempre goloso, taladrando por su ala.
Por la otra banda, Kevin trocando puestos con Chris Olivares y con Madrid.
El
penal madrugador ocurre cuando Herrera que no está al centro se la juega a
Kevin, que de la banda derecha entra por la zurda, amaga y es derribado por un
piurano vestido de blanco. Penal, aunque los comentaristas arguyen si el de
blanco lo tocó o le estaba palmoteando para decirle hola. Mientras los
comentaristas discuten si gana Trump o Biden o si el defensa enganchó la media
de Kevin, Herrera toma carrera y la mete. Uno a cero. Los comentaristas siguen
discutiendo si operan a Maradona y si hay huellas digitales en la camiseta de
Kevin. Mientras siguen estas importantísimas discusiones, Cristal se enseñorea
del campo con un concierto de toques y entradas en profundidad.
Buscando
Pokemones…
No obstante, bajo el comando de Reymond que ha jurado que ya no bebe cerveza por causa de la pandemia -y para probarlo hace una rabona sin caerse- los piuranos llegan al área bajopontina por ambas bandas. Sin embargo, los cuatro de atrás resguardan las entradas de los churres aunque con algunas salidas en falso y una sucesión de infracciones que propinan centros con cerbatanas venenosas. Los celestes se reordenan y prosiguen salidas rápidas por las puntas y rotación de los cinco de adelante acompañados por Nilsson y Johan por todos los puestos de avanzada.
Esto
se convierte en un zafarrancho para los churres: Chris que empieza por la avenida
Tacna se mete al centro contra el tráfico por la Plaza San Martín, Emanuel que
es del centro se mete por Abancay ocasionando el mareo de los defensas de
blanco que persiguen a Emanuel y a Corozo como pokemones sin percatarse
que Johan se mete en diagonal tocando pelota con Piki y este le devuelve el
saludo. Toca de nuevo para Chris y este define en un tris con entrada en
motocross. 2 a cero y los celestes practican el toquecito de pichanga. Toque
para allá, toque para acá, hasta que en una de las entradas el machetero León le
pasa la guadaña a Corozo. Tarjeta roja y los celestes vuelven a la pichanguita con
mucho mayor confianza por tener un jugador más.
Para
el segundo tiempo, Castillo juega su apuesta a ganador, y con la ayuda de los
fouls y tiros de esquina que cometen los cerveceros manda a su gente a atacar
con hacha, machete y centros a la bomba. Una táctica muy usual en los tiros de
esquina es estorbar al arquero para que no pueda salir a cortar. En este lanzamiento
la bola entra al arco rimense porque el chibolo Emile Franco no puede salir de
la salita a cortar estando rodeado por todos, piuranos y rimenses apretados como
en el metropolitano pero sin choros. 2 a 1. La cosa se pone peluda como
tarántula porque los centros a la bomba siguen y no hay ningún celeste que tome
los rebotes. Pareciera que juegan 12 blancos contra once celestes. Távara salva
una que casi es el empate.
La
canillera de Chris…
Por
fin pasa el susto, vuelve el toque y vuelve la calma. Los celestes la controlan
de aquí para allá, de allá para acá. Pase del chévere para Piki, y este sin
mirar habilita a Chris que se mete por derecha. Patadón rasante y tercer gol
rimense. El zancudito Chris que ya ha chupado sangre dos veces muestra la
canillera con la foto de papá Zancudo Percy. Tierna escena, pero aún falta un
gol. Marchán ha empezado a tocar como en fulbito del Rímac. Pisada, toques de
pa’ ti y pa’ mí, taquito para Emanuel que se la pierde. Más tarde Ema le
devuelve el favor con un toquecito que el chamo la mete por la huacha al buen
arquero de la visita. Y ya no hay más. Lo celestes agarran la punta. Ahora no
hay que soltarla. Buenas noches.
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