Por Manuel Araníbar Luna.
Partido difícil, enredado, de ida y vuelta, de dame que te doy. Desde el inicio Cristal no encontraba la llave del portón del templo de San Martín protegido con tranca y candado. A cada ataque cervecero le respondía uno del santo de la escoba. Tempranito le hacen un sombrero cajamarquino al arquero Emile que -franco franco-, se desvía por un vellito de la ingle.
Las
cataratas de Niágara…
¿Qué
le queda a los celestes?, soltar pases kilométricos que salen del chimpún del
chévere Távara para Corozo y Chris. Por desgracia la bola no entra. Paciencia. Es
que los sanmartinianos meten pelotas a las espaldas de Revoredo y de Nilsson. Y
Cristal no encuentra la llave, así estorbado triangula con sus clásicos toques.
Al promediar el primer tiempo le cometen un escandaloso penal a Calca, pero al
árbitro “Niágara” las cataratas le ocultan el penal. Los santos, alcahueteados
por el juez Niágara que les perdona las amarillas no se duermen y siguen
atacando y asustando a la zaga celeste. Para piña, en un disparo con curva de rampa
de skate de Emanueve, el poste se corre un centímetro por miedo al golpe y
al gol. Paciencia.
La
chalaca y el hermano de Platanazo…
No
obstante, a Piki no se le puede pedir paciencia. Cuando ve que las jugadas no
salen o que pelota no entra se suma al ataque y se mete al área al estilo
uruguayo dejando el alma celeste en cada disputa. Ante un pivoteo de Emanuel,
Piki llega antes que la pelota, se da la vuelta y la chalaquea como bronca en
los Barracones. Piña, un poste blanco y largo igualito a Platanazo le dice que
no (debe ser su hermano mellizo). Que, si esa bola entra, las redes la
decomisan para exhibirla en un museo y no la entregan ni con orden del fiscal. Paciencia.
Proposición
indecente…
El
profesor Mosquera aprovecha el descanso del intermedio para hacer entrar en el
segundo tiempo a Cabello, lo que le da más velocidad en la marca a Gentile, un
flaco que en el primer tiempo era una pesadilla por la izquierda. Con Cabello hay
más velocidad en marca y mejores salidas cuando acelera en tercera.
Los
rimenses se adueñan de Matute (no es novedad, siempre los celestes se adueñan
de esa cancha) y empiezan a tocar y proyectarse por ambas puntas, Marchán en
dupla con Cabello y Loyola con Corozo ruletean las acostumbradas rotaciones cerveceras
que emborrachan a los santos. El Chamo, marchando por todos lados, le manda un
pase en callejón a Corozo que se mete bien, se acomoda mejor, apunta mucho
mejor, pero se la quitan, que es como robarle la mujer al novio en la puerta
del hostal. Siguen los toques, y Cristal sigue sin hallar la llave. A los 34’ centro
al área, cabecea Emanuel, y en el medio del área un defensa con casco de rugby,
enamorado perdidamente de Merlo, lo abraza para que no se escape de su
proposición indecente. Ordoñez (¡al fin!) se quita la venda de los ojos y
sopletea penal. (Cisneros aduce que Merlo no cae al piso. También está ciego
porque todos lo hemos visto caer a la grama). Define Emanuel de patadón rasante
que tuesta el pasto. Uf, por fin uno a cero.
Cintura
de jebe…
A
los pocos minutos Herrera habilita a Calca y este le suelta el pase en callejón
a Liza que se pone liso y corre con prisa en carrera de galgo hasta el área
chica, hace la bicicleta estacionaria y le suelta el pase a Calca. El popular “Cintura
de jebe” quiebra a Platanazo con la zurda y la mete suavecito con la derecha. 2
a cero definitivo. Hermoso gol, 50% de Calca, 50% de Liza. Con esos movimientos de cintura Calca puede ser
campeón de salsa mezclada con festejo. El ciego Ordoñez sopletea y corre a
echarse colirio al camarín. Buenas noches.
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