Por Manuel Araníbar Luna
Como
es costumbre de Mosquera, el Sporting entra a matar. Como es costumbre de Grioni, Cienciano juega con el planteamiento de TOAT - 1AD. todos atrás y uno adelante, uno o dos rojos en punta esperando pelotazo adelantado,
lo cual le está dando impenetrabilidad. Imposible pasar sin arañarse en medio de
esa selva roja de La Convención llena de ramas espinosas. Así no pasa ni el
aire.
Popeye
no es arquero…
No
se puede entrar al toque, al Chévere no le queda más que probar desde de afuera,
pero dejando la mira telescópica en el camarín. Para colmo, al once celeste le cae la piña cruda
en el primer tiempo, a los pocos minutos de empezado el partido se lesiona
Renato tras chocar mitra a mitra con Calca. Herida en el parietal de Horacio a
quien hay que ponerle como gorra un condón gigante, pero la preocupación es por
Renato que queda tirado en la grama sintética por varios minutos. Cuando puede
levantar la cabeza muestra a las cámaras un ojo cerrado. Imposible que siga en el arco, el
último arquero tuerto fue Gordon Banks y Popeye sólo sabe atajar alcachofas. ¿Quién
lo reemplaza? Franco (1.83m, 78kg, 19 años, 3/11/2000, le faltan diez días para
cumplir los 20).
Ladrillos
en la mochila…
Sin esperarlo, Emil carga a sus espaldas una mochila con veinte ladrillos, jugar su primer partido profesional en un compromiso difícil y sin tiempo ni de calentar. Por lo general los arqueros debutantes entran a cinco minutos del final cuando equipo va ganando por goleada y con oles, sin embargo es bueno saber que un arquero en banca debe ser un boy scout, siempre listo. Un mal rebote del Chévere es aprovechado por el delantero cusqueño que habilita a Charlie, digo Lucho García. Lástima, le aplican la vacuna a Emile cuando ni siquiera ha tocado la bola. Aún con el gol en contra, Cristal no arma, y si lo hace no concreta que es como pagar el taxi manejado por un ciego. Es que tampoco se tenía contención. El Chévere no es un especialista en el quite, Horacio jugaba más adelante tratando de desenmarañar la mota. Canchita ayudaba, pero no tenía noción del quite y si la quitaba sus pases iba a un rojo. En resumen, final de un primer tiempo con una estaca clavada cerca del corazón que no sale ni con barreta.
Cañón
torcido…
Para
el segundo tiempo entra Piki. No hay necesidad de decírselo al profe Mosquera: es su as de tapada. Ojo al piojo, el partido no cambia sólo por el ingreso de
San Jorge, además lo hace por el movimiento de peones, torres y alfiles. El profe
saca a Olivares y mete a Marchán para jugar al toque corto. El planteamiento da
sus frutos luego de intentar al estilo tómbola, disparos con el cañón torcido y
pases de chimpún con mantequilla. Los bajopontinos empatan tras un centro bombeado
que es rechazado por la defensa. La pelota llega bañadita y perfumada para
Canchita que revienta las drizas de un zapatazo. 1 a 1. Los celestes no se
conforman con el empate. Siguen atacando sin orden por jugar mirando el reloj y
defendiendo con la zaga adelantada. Un pase de Charlie, digo Lucho García deja solo
a Trujillo que la mete junto al mismo tronco que es propiedad de Franquito.
Milagro
de San Jorge…
Hay
que voltear la tortilla sí o sí porque por un lado está cruda y por el otro se
quema. Los minutos pasan hasta que llega la oportunidad. Los rojos se
multiplican como glóbulos, tan apretujados que se soban los codos entre sí. ¡Así
cuando, así cómo, así por dónde! Aún así. los celestes logran filtrarse pero siempre con un
toque de más. Por ahí se la juegan a Washington. El guayaquileño quiebra para
afuera y cucharea un centro de plátano bellaco a la cabeza de Emanueve que la
mete de cabezazo con bote al piso. Puf, 2 a 2.
Apúrense
rimenses que el reloj no tiene tecla de pausa. Siguen los ataques, pero un
refrán muy antiguo nos dice que un ataque desesperado es una combi sin
timón: el carro va por todo lado menos por la línea. Jhon quiere jugar de 10,
intenta, pero se queda en 9 y medio. En su mejor oportunidad le sale la que nunca ha hecho: lampada a la cabeza de Emanueve, este la ve caer,el estorbo del central rojo no lo deja ni voltear la cabeza. ¿qué le
queda? Darle a ciegas con la nuca a ver qué sale. El que se presenta es San Jorge,
el santo celeste que oye nuestros ruegos. No sé si Piki ha jugado vóley, pero los
mates tipo guante son así cuando el bloqueador espera un cachetadón. La bombea
suavecita y el buen arquero con camiseta color limón no la chapa. Uf. San Piki
ha hecho el milagro. 3 a 2 con susto.
Consejo
para todo el plantel: a ver, muchachos, vayan a la capilla de
La Florida y eleven una oración mirando al cerro, porque en Amancaes la gente
está llorando de alegría. Buenas noches.
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