Por Manuel Araníbar Luna
Lo dice Tongo cuando canta "Sufre peruano, sufre". Para ganar hay que sufrir. Así el goce es mayor, como en las telenovelas cuando el novio pelea por su flaca y al fin la chapa en el último capítulo. Bien, la de ayer fue una jornada de sufrimiento. El once de la cerveza sufrió para llevarse los tres puntos a La Florida. Doble sufrimiento, por tener que remontar el marcador y por el concierto de patadas aplicadas sistemáticamente por las huestes del mañoso entrenador del elenco ayacuchano.
Un menú venenoso…
Casi desde el inicio, los jugadores claves en el
armado y ataque de la escuadra cervecera recibieron sistemáticos puntapiés. El entrenador rival ordenó a sus zorros: “vamos a
lesionarlos desde el saque”. Una perversa estrategia para la antología de la
mala fe. Su orden de “golpear para malograr” se cumplió a cabalidad. Távara recibió
una caricia temprana y pisó el palito al desquitarse con un tavarazo. Canchita
recibió hartas caricias hasta que lo lesionaron. Para el segundo tiempo Loyola
siguió sus pasos. Por coincidencia, ambos son convocados a la selección.
No es lloriqueo, porque en todo encuentro son inevitables
las infracciones tácticas como roces, jalones, codazos, rascaditas y rochosos puntapiés,
casuales e intencionados, al calor de la disputa, ya sea por piconerías o desquites.
No, estos golpes desleales fueron planeados de modo sistemático por el
entrenador del once ayacuchano. Un menú del día, todo gratis:
Entrada: ensalada de patadas con pimienta
Sopa:
Fideos de codito con pierna de zorro.
Segundo:
patadita con maní y toperoles"
Postre:
mazamorra de juego cochino.
Los celestes no se chuparon por tener el pellejo
curtido en mil batallas, con bronca incluida, aquí y en el extranjero. A todos le
dieron su rascapié pero el tatequieto no funcionó, porque un cervecero no es
mazamorra ni se atemoriza. Lo que repudiamos es que el propio entrenador haya
ordenado partir las piernas de los cerveceros. Eso se llama mala fe. Hay una historia en el trasfondo
de esa actitud, ya la explicaremos en otro post.
En la zaga cervecera los carrileros no se
proyectaban para acompañar los ataques por el acoso de los volante y delanteros
ayacuchanos. El medio campo con Távara, Calca y Canchita no funcionaba como en otros
partidos al punto que en varios pasajes de primer tiempo el cervecero no salía
de su sector. Un par de ataques de la visita dieron el talán de alarma a los
defensores celestes para que se pongan moscas y traten de ordenarse. Aun así, a
pesar de la ensalada de patadas, con el partido ensuciado por ese entrenador
envidioso, los cerveceros llegaron con peligro dos veces. Tras una escapada de
Marchán, Corozo se perdió un gol NN (sin nombre) frente al arquero cuando más difícil
era perderla. El armado celeste mermó cuando Canchita pidió su cambio.
Piki , un chorro de tónico…
Para el segundo tiempo, el DT rimense cambió la táctica. Entró Piki por la banda derecha. La entrada del capitán fue el chorro de tónico para levantar la espuma rimense. La defensa, decíamos, estuvo desordenada. Y por causa de ese desorden se produjo el gol ayacuchano cuando todos los backs corrieron hacia el lado izquierdo, descuidando la banda derecha donde Olascuaga anotó de cabeza sin marca.
Mosquera tenía que resolver rápido
porque el tiempo pasaba como avión con alas delta. Había que poner todo el
pescado en la fuente; sacó a Marchán, metió a Kevin por la zurda y puso a
Corozo por la derecha. Un par de minutos
después, Herrera -para no ser menos- también se perdió otro gol NN cabeceando débil
a las manos del golero tras un centro de Washington. Casi de inmediato, otro córner
de Corozo a la sartén es rechazado al centro por un back. La redonda llega con
bote a los chimpunes de Kevin que mete un zurdazo mordido y bombeado que Piki
no logra pescar. Esto atolondra al arquerito que no llega ver cómo se le pasa
la pelota por la huacha (los huachafos le dicen “caño”). Uf, por fin el empate
que ocasiona una lluvia de lloriqueos reclamando que Piki estaba fuera de
juego. Por el contrario, los reclamos estaban fuera de foco porque a Piki lo
habilitó un back de camiseta negra con un montón de calcomanías.
Los planes A y B…
Pero los celestes no querían el empate. Mosquera
tenía dos planes: plan A y plan B:
Plan A: ganar
Plan B: ganar
No había otra. Un centro bombeado de Kevin sobra a Olivares, la recibe Washington por derecha en la línea y este la saca para que alguien la pesque y la meta. Ese alguien es Piki que fusila sin compasión. 2 a 1. Ameli se pone histérico porque su táctica de romper piernas no amedrenta a los celestes. Uf, ahora a aguantar que el partido se va acabar. Mentira, faltan siete minutos y pico.
El Chancho Renzo y
un ayacuchano se apretujan y se soban como novios aguantados por la cuarentena y
caen a la grama artificial (ya pues, Renzo, hay que apretar a la flaca, no al
delantero). A Gerardo le arde y quiere
ordeñar a Ordoñez reclamando penal pero este decreta que sin violación no
hay cana. Luego, no pasa nada. El tremendo
juez sopla la ocarina y dice chau. Buenas noches.
Buena crónica Manuel, pero si me quedé con ganas de saber más sobre la razón de la envidia del entrenado ese.
ResponderBorrarestupendo aranibar mi sc ya ha pasado broncasas pero escribe que olivares es un grandaso por las webas y no le pone ganas
ResponderBorrara tavara si lo vi que reaciono mal cuando le dieron por abajo y se gano la amarilla luego se achico y desparecio de la cancha
ese es mi sc carajo hasta la estrella 20
ESE ES SPORTING CRISTAL CRISTAAAAAL CRISTAAAAL ♪♫♪♫
ResponderBorrarSe gano pero mala suerte, justo cuando Loyola se estaba acoplando por la izquierda con Corozo sesale lesionando por la cantidad de fauls que le cometieron. a muchos no le gustaba pero fijense la cantidad de gole que se ha anotado por la banda izquerda. canchita lo mismo, ya habia anotado un gol la fecha pasada y estaba entrando mas al partido. deberian denunciar la sucia maniobra de esa mierda de entrenador del Ayacucho y que le quiten la patente de entrenador
ResponderBorrar