Por Manuel Araníbar Luna
Al primer golpe de vista el espectador suponía que SC arrasaba y se pasearía como los hunos en tierras invadidas. No, qué va. Los mineros del Llacua quería encontrar oro en el arco cervecero y vaya que lo consiguieron en el primer cuarto de hora. ¿Qué pasaba? Que la defensa cervecera jugaba tan adelantada como Suecia y tan abierta como vaca recién parida que un solo pique de su delantero entre los centrales rimenses fue la causa de que anotaran su primer gol.
Como
azúcar en el café…
Una
desinteligencia (“anda tú que yo me quedo. No, mejor anda tú”) para hacer la cortina
entre los dos centrales -que hoy, especialmente en el primer tiempo, estuvieron lentejas- permitió que el delantero del Llacua les ganara el vivo y
definiera con tranquilidad. No contentos con ello se perdieron en segundo gol pocos
minutos después. Nadie lo podía creer. ¿El colero del campeonato estaba ganando
1 a 0 y había estado a punto de anotar el segundo? Los centrales no se
entendían. Uno hablaba en inglés y el otro en ruso. Era el primer partido del
campeonato que los veíamos tan timoratos. Los laterales salían con miedo. El Chévere no
armaba, por el contrario se desarmaba cuando los mineros lo acosaban. Calca
igualmente no avanzaba. Sus pases para Kevin se disolvían como azúcar en el
café.
Hasta
que por fin abrieron los ojos y vieron que este partido les costaba tres puntos
de oro. Recién empezaron a obedecer las indicaciones del profe Mosquera. Tejieron
jugadas con palitos de tejer, ahora sí con la cabeza fría, aunque alocados para
definir. Piki trocando puestos y dando
su apoyo en toda la cancha. Herrera distrayendo a sus marcadores para que
adelanten sus líneas, empezó a pivotear todas las que le llegaban y jalar marcas para que sus otros compañeros se proyecten en ataques.
Como
cheque sin fondos…
Los
minutos pasaban y la hinchada cervecera empezaba a rascarse la cabeza. Por fin
el parto de la criatura se produce tras un córner. Tiro de esquina servido por
Távara. La pelota llega a la olla de frejoles pero es rechazada como cheque sin
fondos. El rebote lo toma Calca y la vuelve a mandar a la candela. Esta vez la
rechazan por no tener DNI. Piki que es más terco que characato celoso la vuelve
a mandar al fogón. Canchita la alcanza antes de que se vaya de la fiesta y la
mete rasante. La pelota se pasea por la raya del arco y se niega a entrar sin
invitación VIP. Corozo la vuelve a pescar, se la pasa a Emanuel en la puerta de
la casa y simplemente la añade sin tocar la puerta. Empate. Uf qué alivio. 1 a
1 pero los mineros no se echan atrás. Empeñan sus alhajas de oro en la bandeja para
jugarse el todo por el todo, teniendo a maltraer a la defensa cervecera que
juega sorprendida ante tamaña falta de respeto del conjunto liberteño. Así se
van al descanso.
Callejón
de Huaylas…
Para
el segundo tiempo Mosquera mueve los trebejos dándole a Piki licencia para
matar. Piki se dedica a lo mismo que ha hecho estos últimos nueve años: apoyar,
obstruir, sofocar fuegos en el área cervecera y provocar incendios en el área
contraria, acompañar a sus compañeros a todo lado, desde el cajero automático hasta
tomar el taxi y, por supuesto, a romper el empate. Y vaya que lo rompen. Canchita define tejiéndole un sombrero
cajamarquino al arquero luego de meterse por el Callejón de Huaylas que le
dejan los dos centrales mineros tras un excelente pase en callejón de Távara.
El
tercero se debe a la clásica maniobra de Emanuel tras atraer como imán a los
centrales con un “síganme los buenos”. Los de blanco lo siguen y caen
inocentemente en la trampa sin darse cuenta que descuidan a Corozo. La Manchita
deja su mancha en el marcador tras cucharearle la bola al pobre arquero. 3 a 1
(esta vez La Manchita no lloró). No obstante, los mineritos quieren cavar su socavón
sin descanso como si fueran a encontrar la mina de oro. Ya que no está Távara,
le toca a Canchita cobrar un tiro libre corto desde la izquierda. La pelota choca
en el codo, mejor dicho, el codo del marcador choca a la bola. Se diga como
se diga y así se discuta ante el Tribunal Constitucional, el árbitro decreta
penal. Rompe la valla Emanuel haciendo
el cuarto del marcador y el segundo suyo en la jornada.
Sin
nombre ni apellido…
Sale
Piki y entra el Chamo Marchán. Entran Christofer, Inga y Cabello para refrescar
a los jugadores cansados tras agotadora seguidilla de partidos. Y los
cerveceros siguen perdiendo goles como si se escaparan por el hueco
del bolsillo. El gol que se pierde Olivares no tiene nombre ni apellido, a tal
punto que se le conoce como NN. Ya con tantos goles perdidos, el árbitro
aburrido sopla la vuvuzela y dice chau. Buenas noches.
BUENA MI SC CARAJO NOSOTROS GOLEAMOS MIENTRAS LOS KAGONES HACEN EL RIDICULO EN SU PROPIA CANCHA. ADEMAS ESTAMOS CANSADOS DE GANARLE A RACING AQUI Y EN SU CANCHA DE ARGENTINA O ACASO SE OLVIDAN. AHORA K VAN A DECIR.
ResponderBorrarExelente victoria felicitaciones al comentarista por su estilo unico. seamos realistas. en el equipo hay jugadores que no dan la talla. mosquera debe sacarlos y si es posible que el club los venda. corozo por ejemplo todavia no da la talla pero esta metiendo goles. ya van cinco en la epoca de mosquera, solo tres menos que herrera. la prueba de que vive el partido es que cuando anota se le saltan las lagrimas . ojo no estoy diciendo que es un crack porque malogra muchas jugadas por jugar el solito aun asi lo intenta pero hay otros que no viven los partidos y juegan nada mas que por cumplir.
ResponderBorrar