lunes, 18 de noviembre de 2019

CELESTES GANAN 3 PUNTOS Y LA RESERVA LES DA 2 MÁS


Por Manuel Araníbar Luna
Tras una semana de angustias de barruntos, conjeturas e indecisiones, de mirar la tabla al revés y al derecho, de mirar qué está podía pasar,  todo el mundo martillaba la calculadora, repasando estadísticas  y leyes de probabilidades que oscilaban  minuto a minuto. Las casas de apuestas habían hecho saltar de alegría a los más inocentes y  romper los boletos con furia a los más conocedores.  

Decisiones... cada día...
Si, había que decidir. No había vuelta atrás. Había que enfrentarse a un equipo de jugadores avezados, mañosos, curtidos, que se las sabían todas. En la tienda celeste reinaba un silencio de filósofo oriental. Buen criterio. El que calla va ganando su partido, al menos en la tensa espera. Pero llegó el momento de tomar una decisión. Por otra parte, había que entrar a matar desde el saque. No obstante, como se esperaba, los visitantes se encerraron a aguantar los bombazos, la andanada de balas. Era inútil, la pelota no entraba.
“Decisiones...todo cuenta...”
En su tema Decisiones,  Rubén Blades canta “esperar es mejor a ver si la regla viene”. No obstante, en la tienda de los celestes no se esperaba ninguna regla sino goles, y con ansiedad. Y la ansiedad, hermanos celestes,  es hermana siamesa de la torpeza; la desesperación es un camión sin frenos cuando se juega contra el reloj. Por tanto,  los deseos de hacer las cosas bien se quedaban en una mochila del camarín. Porque no se quería jugar bien, se pretendía ganar sin importar si se jugara  bien o mal. Y por desgracia se jugaba mal.  La línea creadora ni era línea ni era creadora porque estaba bloqueada, asfixiada. Y este es el error. Cuando un equipo entra a la cancha  con la metralleta en la mano y sin anteojos el perjudicado puede ser su propio arco.  La volante visitante desbarataba todo intento de elaboración. No quedaba más que la inspiración personal. Pero esta tampoco traía ni la luz de una velita misionera. No había cómo entrar a la fiesta, ni triangulando en corto ni en largo con los laterales.
Lo único que quedaba era patear desde afuera, que en eso el Chévere está practicando con mira telescópica. Pero tampoco le  ligaba.
 El partido ya se estaba jugando desde el lunes, decíamos, sin pelota.  Y el domingo la perforación la valla de los visitantes llega asimismo por un movimiento de Palacios sin pelota a raíz de un disparo rasante de Calca (no le pregunten a Horacio si fue pase o disparo al arco porque ni él mismo lo sabe). El asunto es que el disparo era demasiado suave para dirigirse al arco y demasiado fuerte como para habilitar al Chorri Segundo. El torpedo se abre paso  entre una nube de piernas para tentar a Palacios como la serpiente del edén. ¿La pescaría? No, el yorugua toma otra decisión en un milésimo de segundo. Saltar para no cometer el error de Adán ante  la manzana del árbol del bien y del mal. Una sabia decisión. El globo pasa como bengala a ras de piso. Y el resto es el rugido de todo el Gallardo que está lleno de cemento a cemento.  Uno a cero y la hinchada canta, baila, aplaude y salta. Así se van al descanso.
Saquen y hagan sus apuestas...
Para el regreso los visitantes le gritan al mundo que  tampoco son mansos. El equipo huanuqueño  acusa el golpe, lo asimila y se aleona. La defensa cervecera se bate a duelo. Los contraataques se suceden en dame que te doy. Su volante no da concesiones, y su elaboración hace pasar malos momentos a los cerveceros. Error de la zaga, Tuesta le gana una chalaca a Jair y la mete. Balde de café amargo para todo el mundo. Pero Loba entra a fabricar fantasías, habilitar, repartir, organizar al equipo que está perdiendo chances. Un defensa de camiseta blanca le quita la chapa de golazo del campeonato a un sombrerito cajamarquino hecho por Titi. Piña al cuadrado. Más tarde un tiro libre del Chévere afloja los pernos del poste. Otra piña al cubo. Luego, una mano escandalosa comete el penal que le salva la vida a los celestes. Define Loba como los dioses. Pero antes de terminar, una pelota bombeada es salvada con la justas evitando otro vergonzoso  empate.
¿Y? Y nada pues. Se gana tres puntos, más dos de la reserva dan cinco. Cristal pasa a la punta. Esto se define el próximo domingo. Mientras tanto hay que hacer como lo dice la estrofa de Blades, “saquen y hagan sus apuestas...” Buenas noches.




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