Por Santiago Salazar
Como se sabe, Gremco es dueño del
estadio de Ate. No obstante, en esos noventa
y tantos minutos de juego el dueño de la cancha fue Cristal. Y si los celestes
no ganaron fue por la buena actuación de su guardavallas y por deficiencias en
los remates. El partido estaba más que fácil. Cristal bien plantado en la
cancha y los locales bien plantados en una
maceta.
Una pollada con la puerta
abierta...
Los
cerveceros asfixiaron a los locales desde el silbatazo de VH. Todo el primer tiempo se jugó en campo local y el 80 por ciento del
segundo fueron dueños de la pelota y de la cancha pero no pudieron adquirir los
derechos para meterla al arco. Se llegaba en ráfagas pero por desgracia se
disparaba poco, y con balas de juguete. Se
fallaba en la definición, unas veces por apresuramiento, otras por egoísmo, unas
cuantas por falta de criterio. Los celestes
se metían como a pollada con la puerta abierta, mientras los jugadores de la
percudida sólo atinaban a estorbarlos o a verlos pasar. Estaba escrito hasta en
los sitios de apuestas que los goles iban a llegar pero no siempre los
jugadores leen estas cosas por falta de actitud, por desidia o por ver muchos
videojuegos. ¿De qué te sirve estar a tiro de gol cuando no defines? Para colmo,
tras un centro con cicuta y arsénico de Loba, Nando se pierde el gol de la
punta del certamen por un mochazo que dio al filo del catre. No fue gol porque Carvallo
estuvo rezándole a la Virgen de la Caridad del Cobre y al Señor de los Milagros
¿Qué
se puede decir de la defensa? ¿Mejoró? Casi nada. Digamos que no fue exigida. Hubo
errores en salida y fouls innecesarios en las inmediaciones del área propia (esto
ya es endémico), sin embargo la poca efectividad de los locales les facilitaron
las cosas.
En
el bloqueo, Piki se bastaba para luchar solo sin ayuda de nadie. Calca y Martín
armaban algunos rompecabezas pero sus pases profundizaban muy poco para los escapes
de Chorri Segundo y Nando, sobre todo
este último causaba desmayos histéricos entre los palitroques locales aunque
siempre haciendo una de más (no estaría de más que de vez en cuando levante la
cabeza para habilitar al compañero más libre). La sorpresa fueron las
proyecciones de Johan pero algunas terminaron en un desmadrid.
Después el lateral dejó de mandarse
al ataque, y cuando defendía cometía el error de barrer al chatito De la Cruz que
le hacía chiches de fulbito.
La causa rellena...
Loba,
desde el saque empezó a mandar
encomiendas. Algunas llegaron con retraso y otras con dirección equivocada. Es
que Carlitos, como Tito Nieves, fabricaba fantasías, pero los de arriba no
concretaban. Comizzo, que le tiene miedo como al cuco, mandó a que se le peguen
con calcomanía percudida. Pero el che no contaba con su astucia, Loba se le
pegaba a otro rival y jalaba marca para que Calca y Martín armen por otro lado.
Por desgracia Loba se cansó, y con él todo el equipo. ¿La causa rellena? Habían
salido a presionar todo el primer tiempo, lo cual trae desgaste en el segundo.
Patita de colibrí...
¿Qué
hizo Comizzo con su plantel “hechizo”?
Mandó a su gente a apretujarse en su campo al estilo discoteca de San Juan de
Lurigancho, tal como en el metropolitano
a las siete de la mañana. Su promocionada garra no fue ni de patita de colibrí,
sus ataques no hacían yaya, y los pocos que intentaron fueron un saludo a la bandera.
Los minutos pasaban y el gol no llegaba. Vana espera. Barreto no tuvo un plan
B. Tampoco había mucho que recambiar. Loyola reemplazó a Loba (¿?) y el rumbo
no varió ni un grado a babor ni a estribor. Por último Victor Hugo, luego de
paralizar el juego varias veces por causa de los rayitos láser (justo para
enfriar el partido cuando los rimenses atacaban) decretó el chau. Buenas
noches.
CODA.
- · En resumen, se perdieron dos puntos, y con ellos la oportunidad de alcanzar la punta del certamen por inoperancia de la delantera y por la falta de variantes en el ataque ante un equipo cien por ciento ganable.
- · Loba últimamente no juega los 90’. Diferente
hubiera sido el resultado si entraba empezando el segundo periodo. Su
producción aumenta cuando ya se ha visto cómo están plantados ambos equipos en la
cancha y cómo va el marcador. Con su lectura de timonel del equipo del partido
sabe cómo resolverlos desde adentro. Pero, bien dice el dicho “el capitán conduce
pero el dueño del barco decide cuándo”.
OTRA VEZ TODOS LOS DEFENSAS COMETERON FALTAS EN LAS INEMDIACIONES. REVOREDO VOLVIO A MALOGRAR VARIAS SALIDAS HASTA CUANDO POR DIOS??????????????
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