Por Manuel Araníbar Luna
Las apuestas daban a Brazil ganador por 35 a 1. Los canarinhos
entraban confiados. Los cien fotógrafos
y camarógrafos se acomodaron detrás de la valla peruana para ver la goleada que
se avecinaba. En el camarín peruano, recordando
la final de la Copa America, en la memoria del Tigre y sus cachorros no tan
cachorros, subsistía la piconería por haber perdido el título.
La estrategia de Gareca...
¿Qué decía Tite
antes del partido?
—Bah, se Paolinho Guerreiro não jogar no
time peruano, os peruanos não vão nos machucar porque o Peru sem o número 9 é
um canhão sem balas
TRADUCCIÓN.
Bah, si en la selección peruana no juega Paolinho Guerreiro los peruanos no nos
van hacer daño porque Perú sin su número 9 es un cañón sin municiones.
Esta vez Gareca había
analizado lo que se venía, sabiendo que Neymar se iba a poner la camiseta
canarinha, y no quería perder, ni mucho
menos por goleada. ¿Que Brasil tiene un equipo superpoderoso con un ataque fulminante?
Se sabe. ¿Que no conviene jugarle de igual a igual? También se sabe.
¿Qué
estrategia trazó el DT de la melena leonina? Primero, dejó de lado el capricho por
sus cachorros postizos –léase sus hijos adoptivos— y cortó por lo sano para que la gangrena no
avance. La consigna era no dejarlos armar ni un rompecabezas de cuatro fichas. ¿Qué
es lo que había que hacer para aguantar el huracán? Lo que hacen los caribeños
cuando los vientos empiezan a arreciar: tapar todas las goteras, asegurar
puertas y ventanas con clavos, cola, pernos y trancas. Y dar el zarpazo de la
sorpresa cuando menos lo esperen. Es que con toda la estatura y el peso, los
monstruos también tienen debilidades. Al cíclope Polifemo y a Goliat se les mató
con maña. ¿Qué había que hacer? Enmarañar
a los generadores, ahogar a los definidores, mochar las alas a los aleros.
De Pedrito a Pedrón...
En
primer lugar puso en línea a Lucho Advíncula, Abram, Zambrano y Charapa
protegidos con casco, escudo y chaleco antibalas. Delante de ellos una formación inédita en la
que los canteranos celestes Pedrito La Roca y Renato Tapia volvieron a juntarse
después de quince años. Al lado de ellos, otro ex cervecero Yoshi, para
repartir los naipes y las encomiendas. Esos tres, apoyados por el Gabo y Orejas
asfixiaron a los rivales formando la primera barricada de rojinegros contra
amarelhos creándose con ello una
aburrida película de acción pero sin muertos ni balas, salvo una que otra escapadinha
del equipo de Tite. Pedrito Aquino creció
como líder en el atraque dejando de ser Pedrito para convertirse en Pedrón. Y al otro lado Yoshi que era quien tocaba en
pared, armaba, lanzaba y acompañaba. Adelante por la derecha, otro ex celeste,
el Gabo (o Gabi, igual da). Al centro la Pulga trocando puestos con el Orejas.
Tudo bem, al menos en el
papel, pero de nada te sirve robarle los ataques a los rivales si las malogras
en salida. Casi todos los peruchos regalaban pelotas como si fueran los Reyes Magos.
No pues, muchachos, ustedes no son Beckenbauer ni Julio Meléndez para salir dribleando
a todos los que le salen al frente. Ustedes sólo tienen que romperla cuando lo enemigos
acechan. Y es que si los arietes del trinche brasileiro se metían al área era porque
Zambrano, Renato y Trauco regalaban las pelotas en salida. El Oreja tuvo un par
de escapadas y eso fue todo en el primer tiempo, una pelea entre pulpos amarrados
de los tentáculos.
Abram
opacó a Neymar...
Para el retorno del camarín, al ver que
no podían descalabrar la valla de Gallese la desesperanza cundía entre los
amarelhos. Marquinhos se marcaba solo, Bruno
era una fruna, Casemiro ni la miró, Firmino no estuvo firme,
Coutinho hasta el potinho, Neves se derritió,
Paquetá se empaquetó. Y
por último el archi super hiper ultra estrella Neymar, ovacionado al entrar, sonrió
a la cámara gigante, hizo un hola a sus súbditos, dio un pasecito, y apenas lo
bloquearon hizo su conocido teatro y volvió a mirarse en la pantalla para ver si
lo habían despeinado. Y eso fue todo del ex pony. Quienes fueron a ver calidad
en los brazucos solo encontraron solidez en los peruchos; quienes fueron a ver
cinco goles de Neymar sólo vieron el de Abram.
Dicen que la confianza mató a Palomino,
igualmente esta misma confianza mató a canarinho. Todo empieza con un saque de
banda de Culebra para Canchita que la esconde de tocamientos indebidos. El marcador,
al ver que no puede tocarla le da una barrida de cantina a Canchita. Silbato y
tiro libre en la esquina del cajón criollo. La toma Yoshi. La pide Cuevita pero
Yoshi responde que la gorda es suya y que más pa’ allá. Yoshi la envía en curva
de arco iris y la chancha es martillada por Abram que la peina suavecito
mientras Ederson salía a destender la ropa. Gol peruano que lo grita medio
estadio. Faltan seis pero es como si faltaran seis horas.
Ni cariocas ni cachangas...
Con
el gol en contra, los brazucos insisten como burro enamorado pero estaba
escrito en la Crónica de una derrota no anunciada que a la valla de Gallese no iban
a entrar ni cariocas ni cachangas ni cachitos (que los pitucos llaman croissants). Todavía hay un par de
escapadas de Yordi pero este ha dejado la puntería en el camarín. Aburrido ya,
el árbitro sopla la vuvuzela y dice bye
bye. En la conferencia de prensa, Tite habló poniendo su mejor cara de
palo.
—Oh meu Deus, eu não sabia que
Canchinha, Yotuneiro e Abramzinho existiam. Para a revanche, vamos amarrá-los
com cordas.
¿TRADUCCIÓN?
Bah, no es necesario traducir sus frases, bastaba con mirar su cara. Buenas
noches.
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