Por Manuel Araníbar Luna
Una Coaster pegada al arco...
Los equipos celestes siempre han jugado así: pierden partidos increíbles cuando la tienen fácil pero ganan cuando todo el mundo está en contra. ¿Qué esperaba la afición en general, y los especialistas sabelotodo? Lo más lógico, perder nuevamente. ¿Qué pedía la fiel y sufrida hinchada? Que ya que iban al matadero, estos celestes de corazón grande, por lo menos pusieran lo que había que poner. Aunque en el fondo del subconsciente se tenía fe, como la tuvimos en las gloriosas jornadas en las que se ganó en cancha ajena.
Bueno,
vamos por partes. Hasta los 44’ del primer tiempo y observando los improductivos
ataques paraguayos, la hinchada opinaba que se debía jugar de igual a igual y
responder ataque con ataque, que el Sporting se estaba acurrucando como una Coaster
atravesada en su arco. Que no había otra. Otros argüían que sí la había, que se tenía que jugar al pasecito y quebrarles la
columna vertebral a punta de paredes en toques de pa’ ti, pa’ mí, a pesar de
que se repite hasta el cansancio que el
juego en paredes del fulbito peruano es el de una tortuga en cámara lenta, y
con esa pachocha se le daba a los veloces paraguayos la oportunidad de reordenar sus líneas; que lo único que quedaba
contragolpear o, en palabras del Comanche Salas, hacer transiciones.
Un Pato volando como halcón...
Los
asunceños, confiados en la efectividad de Santa Cruz y, además, en las
debilidades y vacilaciones de la defensa celeste comprobadas en el partido en
Lima, pensaron que Cristal era pan comido asentado con tereré, sin imaginar que
el Pato quería desquitarse de las vacilaciones del partido anterior. Había jurado
que nunca más iba a recibir una goleada del Olimpia, y cumplió su promesa
porque su valla regresó a casa virgen con cinturón de castidad y punto de oro.
Sacó de todo, atajó de todo, voló como halcón y rechazó como delfín.
Durante
el primer tiempo los celestes aguantaron con una defensa ordenada para ubicarse
pero desordenada para rechazar. Se tiraba la pelota para todo lado. Los
pelotazos llegaban como bombardas y rebotaban como rascapiés. Nada de nada.
Para desgracia de los asunceños, el Pato estaba en su noche y sus guachimanes (Chavetita,
Gianfranco “el Vigilante”, Merlo y Johan “Real” Madrid) jugaban más concentrados
que un caldo de cangrejo. De vez en cuando se les chorreaba una que otra pero luego
la recuperaban.
Un Chorri recontra
terco...
El
Chorri 2 es un jugador impredecible y más terco que mollendino, siempre la
pelea aunque la vaya a perder, desperdicia las fáciles y mete las difíciles, intenta cuando nadie lo espera y la entrega cuando
nadie se la pide. En cada partido pierde dos o tres goles, pero siempre está en
la candela poniendo en práctica el antiguo lema “El que la sigue la consigue”. En
el partido anterior contra Garcilaso regaló oportunidades de gol como Papá Noel
en el mes de mayo. Esta vez tuvo una oportunidad no tan clara, pero terco como
es, siguió avanzando mientras la hinchada le gritaba vía satélite
—¡Suéltala ya, Chorri,
que tú siempre la embarras!
Todos
pedíamos que se la juegue a Canchita que la pedía por la izquierda, a Cara de
Bebé por el centro o a Calca por la derecha, no importaba a quién, pero que la
suelte. No obstante, el Chorri Segundo, medio sordo por tanta bulla, siguió
metiéndose y de improviso disparó un misil de medio bote con destino a la canasta.
El arquero Arias se lanzó a la piscina
verde pero estaba grabado en las Santas Escrituras Celestes que la bola tenía que entrar. Y entró. Uno a
cero y, para suerte cervecera, el árbitro Claus mandó a la gente al descanso.
Vivas rezando...
Para
el segundo tiempo los guaraníes se apertrecharon con todo su armamento:
fusiles, petardos, ametralladoras y bombazos. Pero se chocaron contra una impenetrable
muralla celeste.Y eso que Canchita se perdió un gol más fácil que la tabla del
1. Así es el fútbol, las oportunidades son como flechas, una vez que las
lanzaste ya no pueden modificar el rumbo. Los minutos pasaban lentos y la
desesperación cundía, los hinchas paraguayos se jalaban los pelos y Vivas cerraba
los ojos rezándole a la Virgen de Luján para que el arco rimense regrese virgen
a Lima, hasta que, francamente aburrido, viendo que nadie iba a mover el
marcador, el árbitro Claus decretó la clausura. Buenas noches.
Olvidas escribir que el piqui se jugo un partidazo y corrio mas que los 22 jugadores. Ahora las gayinas y gonkas estan histericas, anoche Cantolao les ganó facil, mientras los cerveseros ganamos en el extranjero. ese es mi cristal carajo. a mi tampoco me gusto que ratonearan porque no teniamos equipo para contragolpear.
ResponderBorrarPor fin la hizo el pato, esto no quiere decir que siempre tapa asi. muchas veces comete errores descomunales al igual que varios jugadores del equipo. y en cuanto a Palacios, a pesar de algunas torpezas, ha demostrado que tiene gol. por lo menos en la Libertadores ha metido mas que Herrera.
ResponderBorrarXERXES, PALACIOS NO LE LLEGA NI A LOS TALONES A HERRERA. SI HERRERA NO HA CONVERTIDO ES PORQUE POR LA FAMA DE SUS CUARETNTA GOLES QUE HA LOGRADO EL AÑO PASADO NO LO SUELTAN LOS MARCADORES. PERO HA HECHO UN TRABNAJO MAS INTELIGENTE. JALABA LA MARCA PARA UNO DE LOS LADOS PARA DEJAR VACIOS POR DONDE SE METIAN SUS COMPAÑEROS.
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