Por Manuel Araníbar
Luna
Una de la tarde. El gringo quemaba.
La reserva se había ensañado con
siete goles a cero a su similar de la visita. Desalentados por los últimos
cinco goles recibidos el martes último, los hinchas prefirieron quedarse en
casa. Es que, mientras en 180 minutos por la Liga 1 los celestes habían mantenido
su valla virgen y pura, en Chile les habían quitado el cinturón de castidad con
cinco goles sin anestesia.
Por fin anota Ema9...
Los
jugadores, por su parte, venían golpeados, casi sin descansar. Toda la semana había
sido full entrenamiento, aeropuerto, viaje, hotel, cancha, partido, cinco
goles, hotel, avión, viaje, entrenamiento. Uf. “Claro”, dirán algunos, “con lo que
ganan cualquier sacrificio lo vale”. Cierto,
pero el esfuerzo pasa factura, y cuando se regresa con cinco goles a la cuenta, la mochila es un
saco de plomo. Sobre todo, cuando se ha perdido a segundos del final. , y todos
sabemos que la piconería y el ojo morado
no se desaparecen con jabón.
Y
así arrancaron. En los rostros se reflejaba el deseo de desquitarse y regalarle
a la afición el consuelo de una goleada. Y parecía que el deseo se convertía en
realidad porque a los siete minutos derribaban al Chorri II dentro del área.
Resolvía Herrera de fulminante patadón. Por fin anotaba el goleador, aunque los
descontentos de siempre le buscan cinco pies al burro:
—¿Y qué?, eso no es nada,
cualquiera anota de penal.
Con penal o sin él, la pomada es que Ema-9 anotó en La Liga 1. El
uno a cero sin terminar el cebiche de la
resaca anuncia un huayco de goles. Y el huayco llega pero no de goles sino de llegadas al área de los
mercachifles, algunas limpias, otras no tanto, unas por error de los visitantes
y otras por triangulaciones y transiciones de los celestes.
¿Y el de Herrera pa’
cuando♫♫♫?
Sin
embargo, llegar a la puerta y no anotar es como contraer matrimonio y abandonar a la novia en la puerta de la
iglesia. ¿Entonces para qué llegas? Las estadísticas
que valen son los goles, y no los infogramas del final del partido donde se
menciona importantísimos datos como cuántas llegadas hubo, cuántos pases—gol,
qué gaseosa tomaron antes del partido y cuántas llamadas hicieron desde su celular.
Son sólo datos que algunos gustan de leer, pero el hincha de las tribunas
prefiere obviar. El hincha tribunero quiere ver a su equipo ganar, y quiere las
tres G.
“Todos
los caminos conducen a Roma” reza el dicho. Pero en la cancha del Gallardo había
otra consigna. Que todos los pases conduzcan a Ema, y que todas las pelotas de Ema conduzcan al gol. Y no hay que
negar que Herrera se las buscaba. Es que en Chile había anotado su primer gol
del año, pero en la Liga 1 aún no había llegado al zapato, ni a la media y
mucho menos a la liga. Los mismos hinchas se preguntaban cantando “¿Y el de
Herrera pa’ cuándo♫♫?”.
Esta
bién, todos queremos que Ema empiece a ensartar un collar de perlas, alrededor
de cuarenta, como en el año pasado. El hincha lo espera, pero Ema se desespera.
Y esa obsesión por anotar termina por exasperarlo. Porque la desesperación te
ciega, te acelera el pulso, y con ello el chimpún pierde puntería, la mira telescópica del francotirador se empaña.
El
partido fue un concierto de goles perdidos por casi todos ¿cuántos? Ya la gente
no los contaba, eso déjenlo para los amantes de las estadística, que les gusta saber
cuántos tiros hubo con el pie izquierdo, cuántos con el dedo gordo, cuántos con
la raya del pelo, cuántos desvió el
arquero con el talón y cuántos, cuántos chocaron conn la cámara del fotógrafo.
¿Algo
más? Un tiro al poste de Chorri II, dos salvadas consecutivas del Pato (una
volada y otra al pecho). Y lo más resaltante: todos los goles desperdiciados. ¿Serían una docena?
¿Sobradera o cansancio?
Otra
cosa, al final del primer tiempo algunos hinchas afirmaban que el equipo andaba
jugando con sobradera y displicencia, esperando que los goles lleguen solos en
un encuentro que se veía fácil. Nosotros vimos un equipo que no se recuperaba
del trajín de la semana y, por supuesto, de la goleada, además que los jugadores
estaban guardando combustible para el compromiso contra el Godoy Cruz. Buenas
noches.
CODA.
Es
una verdad que “el delantero debe ser egoísta, de lo contrario deja de ser
goleador”, pero cuando se está ganando sólo por un gol hay que darle pase al
compañero. Vuélvanse egoístas cuando el marcador sea con cuatro goles de
diferencia.
DISTE EN EL CALVO EN EL ULTIMO PARRAFO. TODOS QUERIAN METER SU GOL Y NI SIQUIERA DABAN PASE PARA EL QUE ESTUVIERA MEJOR UBICADO. SE OLVIDARON DEL EQUIPO Y SOLO PENSABAN METER GO PARA COBRAR PREMIO POR GOL ANOTADO. IMAJINENSE QUE IBA A PASAR SI UNION COMERCIO NOS EMPATABA. Y ESTUVIERON A PUNTO DE HACERLO.MENOS MAL QUE ALVEREZ RESPONDIO BIEN. LASTIMA QUE EN CHILE NO RESPONDIERA IGUAL- AHORA EL MARTES A GANAR CARAJO.
ResponderBorrary vivas sigue insistiendo con revoredo y madrid cuando ya esta demostrado que gianfranco juega mil veces mejor. que pasa con vivas esta ciego?
BorrarHablemos claro. Este equipo no está jugando ni el 50% de lo que rendía el año pasado. Y no por las figuras que se fueron sino por los planteamientos. Mientras Salas prefería salir jugando, Vivas les ordena que los backs rifen pelotazos al estilo que menciona el columnista, para ver si los de adelante ganan aunque sea una. Me cuesta creer que los mismos defensores que el año pasado salían con la pelota jugada lo hagan tres meses después lanzando pelotazos. Ya es tiempo, además, que el Pato Alvarez pase a la reserva.
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