Ambos equipos entraban con
consignas diferentes. Vivas venía a jugar suave, a esperar en su cancha para
ver qué decidía el Chaski que llegaba malherido con dos derrotas consecutivas y
ningún gol. ¿Quiénes tenían que tomar la iniciativa? Obvio, Los rosados. Y así
arrancaban los porteños, muy motivados pero más enredados que peluca de
payaso, mientras los celestes aguantaban a ver qué salía.
Botellazos en los Barracones...
¿Quién
piensa mejor, el que espera o el que ataca sin estilo? Elemental, Mister Watson. Los celestes juegan
serenos pensando en el partido contra Concepción pero sin descuidar la
retaguardia. El Pato 1 espera tranquilo sin miedo a que preparen un arroz con él.
Gianfranco, el 4, con una seguridad de crack quita pelotas y hasta hace
sombreritos para repetir las salidas con pases largos tal como en el partido
contra los matuteros. El otro Chávez, Chavetita, juega más adelantado, mitad de
back, mitad de volante. A Merlo nadie puede comerlo y Céspedes juega sereno. El
Piki, como siempre omnipresente, arriba, abajo, a los lados, tanto que parece
que en la cancha hay tres Cazulos. El chibolo Pretell quitando bolas pero
cometiendo faltas seguidas. Quien permanece un tanto olvidado es Arce, el Pato
con moñito de pompón, que no tiene con quien jugar, visto que los zagueros en
vez de jugársela se dedican a lanzar pelotazos largos para que se escape Pacheco
que se despacha a su gusto con su marcador ¿Así quién arma juego si el Pato Arce
está por congelarse viendo pasar las pelotas como botellazos en los Barracones?
Tres sombreros en la
noche...
Los
celestes entonces empiezan a llegar en
base a transiciones (antes llamados contraataques). Tras un rebote que da el
enmascarado Maelo, Piki patea en guan pero la pelota se va a la tribuna. Los defensas
porteños, recordando los cuarenta goles del año pasado, no le quitan el ojo a
Emanuel, marcándolo entre dos, y ese es su grave error. Ante un pase kilométrico
de Chavez el 4, Emanueve jala marca por los costados y con ellos atrae a los marcadores,
mientras Nando sigue ganado todas por la derecha y Palacios sigue suelto por el
medio. Ema9 los jala a ambos centrales, y le manda la papaya a Chorri 2 que la
quiere colocar de sombrerito (el primero de tres sombreros de la noche) pero el
arquero de los tres hermanos Ortiz se la saca de un manotazo.
Boys
la tiene pero no llega, Cristal hcasi no la tiene pero llega. Corner. La toma el
Pato Arce, para no congelarse (algo tiene que hacer para marcar la diferencia),
y el centro bombeado llega a la cabeza de Piki que la castiga contra el piso.
Ortiz se zambulle pero agarra pasto. 1 a cero. Así se van al descanso, empieza la salsa y el concurso de chalacas.
Las figuritas del
álbum...
Antes
de iniciarse el segundo tiempo, se meten los siete enanitos a la cancha en
busca de Blanca Nieves pero todo lo ven rosado (da risa pero es un tremendo
descuido de los organizadores).Y toman entonces protagonismo las figuritas repetidas
del álbum, porque los los dos Patos, los
dos Ortiz y el Chorri Palacios 2 intervienen en las jugadas, mientras Ema9 espera
ansioso (para un goleador, es una tortura jugar dos partidos sin anotar). Piki lo
quiere ayudar y, en lugar de definir, le suelta el pase, Ema la manda al techo.
Siga intentando. Pero ya que no le dan tiempo para intentar, se dedica entonces
a jalar marca por las puntas.
A
los 20´’ Ema se la juega a Chorri 2 que está empeñoso, y entra como una locomotora
en diagonal y define con la zurda. Ortiz
1, el arquero, la manotea. Y para ayudar a su hermano, Ortiz 2 se mete en el pleito pero la devuelve
con bote al Chorri 2 que pedalea una bicicleta invisible y la bombea con la
derecha para que la gorda se meta a la casa dando saltos de cangurito (segundo
sombrero). Dos a huevo.
Se apaga la salsa...
Para
colmo de males, el soplamocos expulsa a
Maelo por meter la guadaña sin asco. ¿Y que le queda a Cristal? Aprovechar las
ofertas de fin de semana y despacharse en autoservicio. Los celestes se meten
como en coladera. Emanuel nuevamente jala marca y le manda la encomienda a Chavetita
que no se sabe de dónde ha salido y le vuelve a tejer un sombrerazo, el definitivo, a Ortiz 1. El
otro Ortiz (ex Cristal) se lanza a sacarla de chalaca pero golpea al poste
cuando ya la bola duerme el sueño eterno entre las redes. 3 a cero y el DJ apaga la salsa y se va molesto del estadio junto
con mil hinchas rosados que se retiran cantando “que se vayan todos a la c...”. Buenas noches.
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