El
cervecero empieza a media máquina. La hinchada pensaba que esto se debía a que los
celestes dosificaban sus energías. Pero pareciera que las energías las dosificaron
a cuentagotas, cediendo la iniciativa porque al equipo se le extrañaba esos
ataques a velocidad de galgo que supo implementar Mosquera en el 2012, y que continuaría
el año el Comandante en el 2018.
Versus el Asilo
Canevaro...
En
la receta de Vivas faltaba un poquito de organización, unos gramos más de panorama,
una cucharada de manejo, pero cinco kilos de sorpresa con la que podía
avasallar al once del otro lado del Zanjón que estaba jugando con varios cojos
y un par de jubilados. Y eso que
arrancaron con Gallese, que si entraba Leao hubiera quedado la sensación de que
se jugaba contra la selección del Asilo Canevaro.
Y
se extrañaba la velocidad porque se tenía jugadores rápidos, de tranco largo y
pique de guepardo. Canchita por la izquierda y Pacheco por derecha eran un
hincón de hipodérmica en las nalgas del equipo visitante, pero recibían muy poco delivery. Y
es que el Pato “Donald” Arce, quien se suponía conductor, timonel, organizador,
y repartidor de naipes, andaba literalmente metido entre las dos filas de cuatro que había
puesto Russo. Calca intentaba clarificar pero no podía abastecer a sus tigres con
la rapidez que se necesitaba. Se disparaba muy poco –por no decir nada- a la valla
de la Pantera. Un par de situaciones de peligro, una escandalosa mano en el
área de la visita que Victor Hugo no quiso ver; luego una cachetada de Costa a
Pacheco (que VH también ignoró). Y paremos de contar con los dedos de una sola
mano.
No aprovechan la
superioridad...
Para
el segundo tiempo, antes de los 10’, VH vestido de rojo le muestra la cartulina del mismo color a
Fuentes por alevosa agresión a Pacheco que durante todo el partido había sido su
dolor de cabeza (y de cintura). Y, aunque parezca mentira, los once celestes que en el primer tiempo habían jugado de modo,
si no brillante, por lo menos pasable, cuando ya estaban en superioridad numérica se frenaron, cedieron
la iniciativa, acompañada del asiento reservado para damas embarazadas y ancianos
con bastón.
Duérmete ni niño♫♫♫
¿Quién arregla la situación? Un central de 20
años que jugó como si tuviera 30: Gianfranco, por si no lo Chávez, que se comió
con ajicito y limón a los mañosos delanteros de la visita. Gianfranco le suelta
un pelotazo de arco iris a Pacheco que, en línea con la defensa visitante, la
recibe y empalma una media vuelta que sorprende a Gallese. Uno a cero. Hay superioridad
pero esta no se refleja en el espejo, hay paridad de dominio. En otras palabras,
no se aprovecha la coyuntura. No llegan al área. Hacen tiempo. Duermen la
pelota, arrurú mi niña. Así las cosas, y luego de la expulsión a Cachito, VH
sopla la zampoña y dice chau, buenas noches.
CODA.
Varios
jugadores van a tener que poner las barbas en remojo, porque un defensa de 20
años y un delantero de 19 hoy fueron los mejores de la cancha, y es 100% seguro
que van a figurar en el cuadro de los mejores de la fecha.
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