jueves, 25 de octubre de 2018

CERVECEROS AHOGARON A DELFINES.


Por Manuel Araníbar Luna.



La cancha del Grau es lo más parecido a una mesa de billar después del terremoto con el paño exprimido en lavadora. Es difícil jugar ahí. La pelota casi nunca rueda pegada al gramado. Mayormente da saltos de conejito entre champas de ichu del tamaño de macetas y cráteres que parecen de huaqueros. En esa difícil chacra los celestes madrugaron pateando la piñata.


Apretadera de Metropolitano...
  Porque lo que entró a la canasta no era una pelota. Era una piñata disputada entre amarillos y celestes. Todo ello en la misma raya del arco, con la angurria  por reventarla y encaletarse el billete de una luca gringa.  La arranchadera comenzó con un centro rasante y venenoso de Calca para que la meta el primero que le pusiera la pierna. Aunque no había sólo una pierna, eran dieciocho piernas, y la bailarina mofletuda pasó de chimpún a rodilla, de canilla a tobillo,  entre nueve desesperados jugadores –cuatro celestes y cinco amarillos- apretados como anchovetas. La pelota quería salir de aquella paleteadera de Metropolitano pero no la dejaban salir ni entrar. Por último Josepmir la engancha mascada y la chancha va saltando como conejito a los pies de Gabo que venía un paso atrás para ver con qué se ganaba. Y se ganó empujándola al fondo de la canasta del pan. Gol cervecero madrugador.
  Y todo esto a los seis minutos. Un minuto antes Marquitos López ya se había perdido uno entrando como cuchillada por el centro ante pase en corte de jamonada de Emanuel, que si se la sombrea a Nicosia y la entierra, la iban a sacar en procesión los muertos del Baquíjano. Pero se la entregó mansita, para otro entierro será.  
Periquito Chiroque por los aires…
  Así, con este gol de noche ventosa de emoliente y pan con palta empezaba el partido en una cancha difícil donde, además de la irregularidad del suelo, la iluminación es débil, sobre todo en el sector Sur donde hace varios años se han robado los reflectores y han puesto focos que parecen de 50 vatios. Y tercero, lo más traicionero,  el viento es fuerte y siempre cambia de dirección, con remolinos mayormente en dirección sur-norte que con toda seguridad se lo podría llevar por los aires a Periquito Chiroque con sus 45 kilos. Por tanto ningún equipo juega bien en esa cancha. ¿Se habrá contabilizado cuántas pelotas se fallaron en salida ambos equipos? No fue por mediocridad, fue por esta cancha tan veleta y saltaperico, como decían las abuelas..
  Ahora bien, el hecho de ir ganando no quiere decir que se está jugando bien. Y cuando decimos jugar bien nos referimos al modo en que juegan los cerveceros, a 90 por hora, toque rápido al pie o al vacío. Claro, dirán algunos,  en esa cancha Cristal ha goleado varias veces, incluso hemos gritado un golazo de media cancha del Pincel Sheput. Esto es lo que pasaba en el primer tiempo, se metió el gol de zafarrancho pero luego todo cayó en una lucha de patadas, algunas irresponsables, que el juez Blanco dejó pasar como en el caso Lavajato, pero que hicieron salir de a varios magullados.
  En ese primer tiempo los celestes se salvaron del empate cuando un tóxico  tiro libre con remolino dio en el poste ayudado por el viento mencionado.  Después un par de escapadas y todos al camarín.
El Arquero sin Cabeza…
  Para el retorno, también a los 6’,  Jair la centra pasada y cuando la va a empalmar el Gabo, lo engancha un amarillo y Blanco señala el punto del color de su apellido. Nadie se la quita al Taladro Herrera que no moja y tiene sed. Toma viada, raspando las champas como si hubiera pisado guano, clara señal de que va a cañonear con dinamita. Nicosia tiembla. Nicosia espera, Nicosia se lanza a su izquierda. Y la bombarda rompe las mallas entrando por el medio, que si el arquero se queda parado la pelota le arranca la mitra de cuajo, como para filmar la película “El Fantasma del Arquero sin Cabeza”. 2 a huevo y la zozobra no termina para el pobre Nicosia porque un minuto después, un pase de Ballón por el centro se la pone en callejón oscuro  para la Máquina que la empuja  casi sin mirarla.  3 a huevo.
  Parece suave pero no lo es. Ha corrido mucha patada, mucho golpe bajo. Sale Calca maltratado y entra Loba. Los celestes quitan el pie del acelerador. Sale Costa magullado y entra “Real” Madrid, y casi al último entra el Zancudito Chris Olivares  por el Tanque cuando ya no pasa nada.  No hay que exigirse porque la seguidilla de partidos no termina. Para terminar este juego de colores, Blanco, vestido de rojo, dice chau a al cuadro amarillo ahogado en esta noche celeste. Buenas noches.

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