Imagen, Perú XXI |
Usaín, fórmula 1...
Por largos minutos, los peruanos no pasaban de la línea central.¿Así
cómo, Tigre?, de la única forma en que los peruanos han venido anotando goles
desde un año atrás, robando pelotas y saliendo en rápido contragolpe (hoy
llamado transición). Fue así que, tras
una seguidilla de ataques teutones en los que se lució La Tarántula Gallese, llegó
una pizca de oportunidad para los peruchos cuando en una rápida salida por la puerta
de escape, la Foquita le dona el balón a Lucho ‘Usaín’ Advíncula, quien
agradece el favor y ratificando su fama de guepardo blanquirrojo (hoy de rojo
nomás) pedalea con acelerador de Fórmula 1, deja regado a un marcador y, antes
de que se le aviente en carretilla otro teutón con malas intenciones, remata
fuerte y la chancha se mete por un resquicio de pericote entre el botín del guadavallas
y el tronco.
Uno
a cero y el DT comemocos no se
explica cómo sus pupílensen, después
de estar en la puerta del horno se les sale quemando el pan baguette. Así son
los peloteros peruchos, te anotan cuando no lo esperas y, cuando deben estar
concentrados como chilcano de tramboyo, se las creen, se ponen a jugar fulbito y pierden la brújula. Y junto con la brújula
también pierden la pelota en salida, lo que ocasiona que el elenco de Munich les
empate el partido.
A
quién echarle culpa, a un solo jugador? porque esa es nuestra bendita costumbre,
tirarle barra hasta al aguatero. La culpa
es de todos por jugar a la ronda sin ver dónde está el lobo y qué está haciendo.
La solución es muy simple. Si te están acosando la rompes y nadie te va a
criticar por jugar a la chacra. Así lo dice el antiguo refrán “si te acosan en
patota, revienta la pelota”. Los peruchos siguen acorralados hasta que el juez dictamina
“basta, vayan a tomarse algo por los 32 grados Celsius”.
Qué tal Tarántula....
Para
el segundo tiempo entran más preparados. el Tigre les había dicho que no la
pierdan, que la saquen rápido , que no se acurruquen en la puerta de la casa, que
el Orejas deje de hacer propaganda a los bancos y que Cueva no se ponga a hacer
chiches “por las santas y reverendas cuevas”. Es en vano, vuelven a lo mismo, a
perder pelotas en salida, a querer salir al toquecito, el taco y la pisada. Claro
que algo entendieron porque llegaron algunas veces con peligro en base a pases
en diagonal. Los teutones llegan cuatro veces, La Pantera salva. Un centro a rastrón
lo pierde La Pulga por apresurado. Los alemanes llegan cinco veces más, La
Tarántula vuelve a salvar.
Luego
un centro de banda de música a banda presidencial de Advíncula para la Foquita,
es desperdiciado por querer hacer un sombrerito. Los alemanes llegan tan seguido que para ellos es
preferible quedarse adelante para ahorrar tiempo. Un centro a la bomba es
rechazado por Trauco a los pies de un alemán que la coloca arrastrada bajo el
sobaco de La Pantera. Faltaban cinco
pero así es el soccer. Así se acaba la fábula.
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