Por
Manuel Araníbar Luna.
Luego del show de los Van Van en el puerto por su aniversario, el otro
Bam Bam, el DT rosado preparó a sus marineros para plantearle a los
cerveceros un partido diferente a la mayoría de cuadros que han llegado al
Gallardo, los cuales suelen entrar para bloquear al cuarteto creador de
jugadas, acosar a los depredadores cerveceros y acurrucarse abrazados unos a
otros para que el golpe no sea tan fuerte.
¡Piratas al abordaje!
Fiel a su estilo, Bam Bam Valencia apuesta
por equivalencia, planteó el partido de igual a igual, de dame que te
doy. Esto le dio resultados en la primera hora de juego. El Comanche le dio
cuerda y después le respondió:
— ¿Ya hiciste lo tuyo?, bueno, ahora nos
toca a nosotros.
Gabo, Emanuel y su tropa de piratas se
lanzan al abordaje sobre la cubierta de la misilera metiéndose por
todos lados. Gabo se pasea entre babor y estribor, la Bomba es un estilete que
también hace lo suyo por la zurda, Loba y Josepmir elaboran jugadas desde el
centro y Herrera jala gente para crear forados en la retaguardia del equipo de
la Calle Teatro. Este bamboleo marea a los tripulantes del navío chalaco que ya
no saben cómo ni dónde ni a quién marcar.
La
Bomba G
Con el panorama despejado. Renzo, el popular RR, sale de casa sin que nadie lo asalte y, con la puerta libre, avanza acompañando a la chiquitibola. Se la suelta a Gabo, este hace una pared larga y estrecha con Ema que se la devuelve. Y Gabo revienta la pólvora con un misil que remece esa viga transversal llamada travesaño. Ferreyra vuela, no llega y se mete un costalazo de equilibrista de circo pobre. La chancha regresa dando botes y se aparece la Bomba Petrolera que le gana la carrera de vallas a su marcador, y la empuja de un frentazo al fondo de la canasta.
Con el panorama despejado. Renzo, el popular RR, sale de casa sin que nadie lo asalte y, con la puerta libre, avanza acompañando a la chiquitibola. Se la suelta a Gabo, este hace una pared larga y estrecha con Ema que se la devuelve. Y Gabo revienta la pólvora con un misil que remece esa viga transversal llamada travesaño. Ferreyra vuela, no llega y se mete un costalazo de equilibrista de circo pobre. La chancha regresa dando botes y se aparece la Bomba Petrolera que le gana la carrera de vallas a su marcador, y la empuja de un frentazo al fondo de la canasta.
Uno a cero, y la algarabía se incrementa
cuatro minutos después. Tiro libre desde el lado derecho. Los
centrales celestes, como ya es costumbre desde las épocas de Mellán, se meten
al área chica y rodean al arquero como pidiéndole autógrafos pero quitándole
movilidad; no obstante, el centro no va la bomba ni a la cabeza de
la Bomba. Emanuel, que se había metido a fregar la pita, sale del revoltijo de
jugadores, y se escapa de su vigilante rosado que
lo correteaba como raya a choro, pero tanta gente hay en la pequeña
sala de su casa que los rosados se estorban entre sí. De ello se aprovecha
Herrera para cabecear solito y la chancha se vuelve a meter al gallinero ante
la mirada del guardavallas a quien su propia gente le había tapado la visión.
Dos a huevo y los celestes se apoderan de la misilera. Loba pilotea sin soltar
el timón.
El ataque del Pirata Barbanegra.
Para el segundo tiempo, ya enseñoreados en la
cancha, los cerveceros empiezan a tejer, bordar, hilvanar jugadas al
mejor estilo de Gamarra Fashion, triangulando, entrando en callejón y por las
bandas, haciendo lo que les viene en gana como millonarios en su yate de
recreo. Los celestes de la tribuna piden otro gol. Y los celestes de la cancha
les conceden el favor. Un puñado de minutos después, Ballón se escapa por la
izquierda en vertiginoso contraataque —perdón, transición—, lo
acompañan cuatro espermatozoides contra un óvulo (Emanuel, Yuly, Jair
y más atrasinho el Gabo que ha estado cojeando),
El Pirata Barbanegra la envía rodada y en diagonal para que la pesque
cualquiera de sus escoltas; la pelota se pasea por las narices de todos y
la chiquibola escoge a Gabo para que la empuje sin mucho aspaviento.
La tribuna estalla, y Gabo hace su clásica cábala de golpearse el codo. Tres a
cero y la misilera ahora baja a la categoría de bolichera que hace agua por
todos lados.
Competencia entre depredadores
En esto de aumentar su aporte de goles, hay
una sana competencia entre los dos romperredes. Emanuel no quiere dormirse en
sus laureles y ve que Gabo se le está acercando en la tabla de goleadores. Y su
ventaja la vuelve aumentar cuando Jair se escapa por la zurda y manda un centro
a la olla, la bola le sobra a un defensa rosado. Ema, que viene corriendo a ver
qué pasa, la mata de derecha y la remata con la zurda, demostrando que para
meterla no basta un solo chimpún. Cuatro a huevo, y esto, damas y caballeros,
es un banquete de mariscos porteños. Ya todo se ha consumado y la
misilera es sólo una chalana sin remos. Buenas noches.
Estupenda cronica porque eso fue lo que vimos pero te equivocas en un detalle que lo vimos en la repeticion. costas no se golpea el codo sino el antebrazo. pero eso no interesa, lo verdadero es que jugaron y ganaron bien. saludos a la sufrida barra celeste de Oriente a la que voy a volver apoyar en cuanto regrese desde tierras chilenas
ResponderBorrarAmigo Yamaha, tienes razón, acabamos de ver la repeticion y en efecto se golpea el antebrazo. Gracias por la corrección.
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