Por Manuel Araníbar
Luna.
La sombra de un empate se filtraba
como neblina desde el Huascarán, (el apu de los huaracinos) sobre el San
Cristobal (el apu de los rimenses). Es que, desde el inicio, los Charitos se dedicaron
a enfriar el partido, mientras los celestes se desesperaban por abrir el
marcador. Pasaban los minutos y no se podía entrar a esa oscura cueva llena de
mañas y telarañas que eran los once huaracinos apretujados como en una cola
para recibir carne gratis.
¿Tan anémicos estaban?
La
táctica de su DT era inmovilizar las acciones, demorando sus saques laterales y de arco y, para colmo, pareciera que sus pupilos no habían probado
comida desde hacía tres días porque apenas los tocaban rodaban por el piso como
Neymar y –como hijo perezoso- se demoraban una eternidad en levantarse. Mucho
peor, algunos debían estar anémicos porque se caían sólo con el soplo del aire.
Como la Madre Teresa…
Los
auriazules poco a poco se iban escondiendo en su área, como en las oscuras galerías
de Chavín de Huántar. De vez en cuando lanzaban manotazos de contragolpe, pero hacían
menos daño que la Madre Teresa recolectando óbolos. Recién a los 20’, Herrera
pudo enviar un patadón que fue contenido por Barbieri. Promediando el primer
tiempo, después en una confusa situación casi se da el primer gol cuando nuevamente
Emanuel, dentro del área chica, hizo una escandalosa huacha que supo barajar el
porterito, un canterano celeste que no tuvo suerte ni cupo en el primer equipo.
A
su turno, Johan ‘Real’ Madrid emprende una linda carrera en Diagonal y Larco
llevándose de encuentro a todo lo que se mueve y dispara, pero la bola es un dron que vuela arriba de la
azotea y se va a practicar canotaje al río. Bomba Gomez intenta romper la valla con uno de sus
clásicos petardos, no obstante hoy Barbieri es un policía insobornable porque las chapa todas.
Luego,
el incapaz (mejor dicho, el del pito) sopletea el descanso ¿descanso? ¿Pero qué
iban a descansar imaginando que si no la metían no iban a regalar un triunfo a
su fiel y sufrida hinchada por obra y gracia de un canterano celeste que hoy
atajaba hasta las flatulencias?
El cinturón de castidad…
Regresan
a la cancha con la consigna de ganar o
ganar. Sin embargo, pasan los minutos y el Comanche ya está caliente, viendo que su
equipo no la puede meter. Saca a Gómez y mete a López, saca a Calca y mete a
Loba. Saca a Piki y mete a Christofer. Adiós contención, todo debe ser ataque a
pierna armada.
Los
cerveceros van perdiendo la paciencia, el buen humor, y las ganas de divertirse
ante una escuadra que quiere conservar su virginidad a toda costa. Y es Costa
quien les abre con ganzúa el cinturón de castidad. Emanuel, tras recibir un
centro arrastrado, salta sobre la bola para distraer a su marcador y Gabo -vivo
él, rápido él, endiablado él- se anticipa a un marcador que no se explica de dónde
se apareció ese jugador celeste con cabeza de yunque que la empuja con la uña
del dedo gordo, descolocando al Barberito. Aullidos de fiera de los hinchas que
desfogan su alegría con saltos, palmas e himnos cerveceros. Sí, pero a los
minutos, Ternero –otro canterano celeste- decreta el empate ante un resbalón de
Jair que no alcanza el globo (más adelante hablaremos de ello).
Pellizcándose el brazo…
Piconería
en la tribuna, y el Comanche, un gallo carioco enrojecido por la rabia, no
puede sentarse tranquilo porque su
equipo tiene que ganar sí o sí. Loba intenta con una hermosa volea de las
Grandes Ligas pero la gorda choca con uno de los grandes postes. Salados, piñas,
embrujados, los celestes se avientan al todo o nada. El Pato, salido hasta la
mitad de la cancha, quiere ir también a la guerra. Ya no hay contención, todo es
ataque.
La hinchada quiere su premio pero la hora apremia. 43 minutos, nada. 45
minutos, nada. 46 minutos, y ya la gente se está retirando pero los verdaderos hinchas
sí tienen mucha fe y se quedan. La última pelota le llega a Costa que se la ha
pasado destroncando a sus tres marcadores. Amaga (y esta vez son cinco quienes
lo tapan), se va perfilando a la izquierda, arrastrando tras de sí a los cinco
auriazules, se da un espacio y suelta la bombarda que se mete entre los cinco
palitroques para clavarse en el vértice de Pitágoras.
¡Costa Selección!
¡Costa Selección!
Los que se estaban yendo
regresan desde el portón pellizcándose para cerciorarse de que no están soñando.
Gabo abre los brazos al cielo, besa su escudo y agradece a la hinchada por la
confianza recibida. A su vez la hinchada agradece por sus 17 goles en la
campaña y gritando "¡Costa Selección!". El incapaz (ya sabemos quién es) sopla
el pito y se retira. Buenas noches.
YO TAMBIEN QUISIERA QUE COSTA SEA LLAMADO POR GARECA PERO NO VA A SER POSIBLE POR EL MOMENTO HASTA FEBRERO EN QUE SE CUMPLEN LOS CINCO AÑOS DE RESIDENCIA. OTRO QUE SE MERECE SU LLAMADO ES BAYON Y QUE ME DISCULPE CAZULO PERO YA NO ESTA PARA DEFENDER LA CASAQUILLA PERUANA. PARA MI QUERIDA CELESTE SI PUEDE JUGAR HASTA EL 2020.
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