lunes, 29 de enero de 2018

CELESTES VOLTEAN EL PARTIDO: MERLO 18 PUNTOS.


Por Manuel Araníbar Luna.
Luego de la hermosa presentación en la que Bettina Onetto hizo un sexy show, los hinchas se acomodaron en el cemento. El gringo veraniego quemaba fuerte pero con el ansia de ver jugar al equipo del Comandante ni le hacían caso.
Los cerveceros empezaron algo desordenados. Querían anotar cuanto antes y eso no les dejaba pensar, los chilenos tampoco los dejaban jugar. La hinchada presionaba y había que corresponder a esa manifestación de cariño con lo que más le gusta a la hinchada: los goles.
Gomita en la zaga y Piki al medio…
Luego lo esperado, ver a los nuevecitos tocando  bola. El Pato en la valla no tenía mayor oportunidad porque los ataques chilenos habían dejado la puntería en el camarín. Y cuando le tocó intervenir a Goma Merlo, lo hizo con solvencia al lado de Renzo por el centro y Jair por la izquierda y Madrid por la derecha. El Omy hacía bien los cruces y sofocaba los incendios creados por un chatito venezolano apellidado Soteldo que les rompía la cirunta a todos, uno por uno. Pero por lo menos la afición respiró aliviada al ver que el Piki ya no estaba en la línea defensiva sino donde le corresponde: jugar de 6.
Un chofer ciego…
Al lado de Cazulo, Ballón y un poco más delante de armador, el flaco Calca. La verídica es que estos tres no lograban armar ni un rompecabezas de cuatro piezas. ¿La razón? Luego de jugar tres años en la zaga, al Piki le costaba mudarse con todas sus cacharpas a su nuevo domicilio. Por momentos la volante celeste era un chofer ciego en  un coche sin timón buscando un lugar donde estacionarse en un centro comercial atestado de carros. Calca, de quien se esperaba tome la batuta de la orquesta,  no ataba ni desataba ni sus propios pasadores, Josepmir trataba de apagar el fuego con una manguera sin agua. La otra razón era que la línea volante chilena era más mañosa que una pepera. Además repartían bien las pelotas creando peligro aunque con el cañón corto.

Todos para su santo…
En vista que a Calca no le salía ni una sola jugada partida por la mitad, Costa tomó la posta. El Gabo es conocido por su cargosería y sus jugadas imprevistas, y con toda la mochila llena de mañas creaba más de un problema a los chilenos y también a los propios rimenses porque casi no le soltaba pelota a Emmanuel que por momentos, huérfano de apoyo,  deambulaba casi rogando que le pongan una pelotita por amor de Dios. Y es que todos jugaban para su santo. Pachequito quería hacer su gol a como dé lugar. Empezandito nomás el partido, Nando se perdió dos goles por la misma causa rellena: el deseo de agradar, de anotar, de hacer la jugada más bonita para el aplauso del distinguido público, como esuchando la voz del locutor paterazo: ¡damas y caballeros, con ustedes, Pacheco! Y es que las jugadas las quiso hacer él solo, con la cabeza agachada, como si fuera el único delantero que estaba frente a los cancerberos de la camiseta azul. Ya pues Nando, no estés alucinando que vamos a salir ganando cuando tú solito estés anotando. Recuerda que en la cancha tienes diez compañeros celestes. ¿Resultado? Herrera se moría de hambre de pelota. ¿Acaso estaba con lepra como para que todos se le corran?
Así pasaban los minutos hasta que el chatito Soteldo, movedizo como un espermatozoide, se come a media defensa y define. Uno a cero. Y el equipo celeste recién despierta. Es decir, se despereza y bosteza pero sin orden, con el piyama puesto, como si quisieran meterse a jugar con camisa de fuerza porque los chilenos sacan las mañitas para hacer tiempo, amarrar el juego, contragolpear, y lo consiguen. Pero no había tiempo para más. Así se van al descanso.
Aullidos de Loba…
Para el segundo tiempo entran el capi Loba, Rojitas y Chaveta y el panorama se clarifica con los aullidos de Loba, Rojitas aporta al despellejamiento del rival con entradas en diagonal, Chavetita y Jair se proyectan más aunque siempre haciendo una de más, queriendo llevarse hasta al juez de línea. No se juega bien, repetimos, pero por lo menos se esfuerzan por empatar y remontar aprovechando  los cambios hechos por Hoyos, un DT Figuretti  que se juega su partido aparte contra el cuarto árbitro. Lo mismo pasa con el Zancudito Olivares que corre con la velocidad y fuerza  del Zancudo Mayor se pierde un gol por acelerad.
Yuli y Gabo voltean el marcador…
Quince minutos después entra Yulián quien también pugna por tocarla aunque la pelota no quiere nada con él hasta que la pesca tras un pase del Gabo que estuvo hincando durante todo el partido como zancudo  por todo lado buscando que sangrar al rival, unas veces pinchando al aire y otras respondiendo con codazos las marcas mañosas de Jara que le pegaba a todo lo que se movía. En una de esas, de porfiado y cargoso que es, le roba una pelota a un rotito y sobre el pucho se la estira al Yuli que la empuja de zurda en guan, casi sin pensarlo. 1 a 1 y las barras hacen temblar al estadio. Los hinchas de la zona popular VIP arriba del puente del tren, saltan y gritan tan fuerte que el puente tiembla. Revive la esperanza.  
Minutos después Loba, que había dejado la puntería en el camarín, lanza un tiro libre que choca en la barrera. Chaveta recibe el rebote y la centra pasada (primer centro que le liga). Y entre Loba y Gomita le hacen un pan con  pescado a un chileno que pesca el aire. La bola le cae a la zurda al Gabo pero se acomoda, dispara con la derecha y la chancha se mete al corral. 2 a 1, y el cemento estalla con los saltos y gritos. Gabo se trepa al alambrado pero muy tarde se da cuenta que ahí no hay público. No importa, Gabo, igual celebramos el gol del triunfo.
Y recién los bajopontinos, con el tablero a favor, empiezan jugar, a triangular con confianza y tranquilidad. Y por ese mismo exceso de confianza, el Gomita Merlo, sin quererlo, casi al final del partido regala una bola en su área. Su nota iba a ser de 20 pero por ello bajó a 18. Menos mal que los sureños, además de rotos también  estaban descosidos y la fallaron. El árbitro sopla la vuvuzela y corre a tomarse una gaseosa. Buenas noches.

CODA.
Buen triunfo pero no nos engañemos, porque aún hay  resquebrajaduras, bloopers y fallas en salida. Lo meritorio es que se ganó a  un equipo que vino con varios seleccionados del vecino país del sur. Entre ellos Beausejour que se proyectaba a la carrera al estilo Jorge Soto, y un sucio y mañoso jugador apellidado Jara quien pasó a la historia por sobarle el trasero al uruguayo Cavani en la última Copa América, logrando con ello que el árbitro expulse injustamente al delantero oriental.

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