Por Manuel Araníbar
Luna
Todo se está pudriendo. Ladrones en
la política (tema trillado). Lombrices en las conservas de caballa (tema de
salud pública). Y una inmensa rata con casaquilla negra y silbato en el estadio
Gremco (tema de amor apasionado de un árbitro vendido por una camiseta
desteñida).
Ese
señor ha favorecido reiteradas veces a su amado equipo de Ate en partidos contra
Melgar y otros equipos, pero su actuación consagratoria defendiendo sus colores
cremas se dio ayer. Lo de la expulsión no fue todo. Expulsó a Zegarra, pintó
de amarillo a los celestes, permitió dos rochosas faltas que permitieron
convalidar el segundo gol. Gran cantidad de lombrices saliendo de su silbato.
Unas perlas de la TV…
La
actuación del soplapitos la vio todo el Perú y la condenó todo el Perú, menos
tres cojumentaristas de la tele que hablaron de los goles del empate con “coraje
y rebeldía”. Claro, cuando se juega ayudado por el soplamocos cualquier equipo
se pone así, “corajudo y rebelde”, sabiendo que se tiene un padrino mafioso en cancha.
Pero ello no fue todo. En otra intervención, el comentarista dijo que “la falta de Vargas Yo S. A. fue similar a
la de la expulsión, pero pidió disculpas y el árbitro no lo expulsó”. Aplausos.
Con ese inteligente criterio, Garcés se hubiera puesto de rodillas pidiendo
perdón para que no lo expulsen. Moraleja: cuando
le partas la pierna a un jugador sólo tienes que pedirle disculpas a san Diego Haro.
Y el soplamocos, un apóstol misericordioso, sólo te mostrará su tarjeta de
crédito. Lo que uno tiene que escuchar.
Buen primer tiempo…
En
verdad, pese al empate, los celestes no defraudaron. En el primer tiempo
tocaron pelota como los grandes e hicieron jugadas de pintura al duco, al óleo,
en spray y graffitis en una cancha en la que están acostumbrados a ganar de
visita, ante una tribuna que hace mucho tiempo que no asusta ni a Caperucita.
Lamentablemente el árbitro crema desmanteló la máquina, y borró toda la obra de
arte con unos cobros dignos de un congresista coimero. En el segundo tiempo, el
primer gol de los locales se debió más a descoordinaciones de los defensores
celestes a causa de los parches efectuados por la inferioridad numérica que por
calidad de los ataques en el estadio Gremco. Y en el segundo gol de los
locales, hubo doble infracción, un escandaloso codazo en la espalda contra un
back celeste en el salto previo y el empujón contra Céspedes, quien
lamentablemente se desconcertó para reclamar.
La rebeldía fue celeste…
Y
pese a jugar contra doce jugadores, crearon peligro en la zaga del equipo de
Ate, perdiendo claras ocasiones. Lamentablemente el exigido trajín pasó factura
y se agotaron. A las postrimerías del desigual encuentro, los cerveceros no daban
más. Si hubo un equipo con rebeldía y coraje en el estadio de Gremco, ese fue
el equipo del Rímac. Los diez celestes, aunque condicionados por tantas
injustas tarjetas amarillas, se defendieron con uñas y dientes. Lo demás es
humo.
Es bochornoso y patético este pseudo árbitro y no es la primera vez que nos inclina la cancha, pero también depende de la dirigencia que no sabe reclamar a la FPF porque como digo este sujeto siempre nos jode y no hay dirigencia que lo TACHE al desgraciado este, se endemonia cuando ve la celeste
ResponderBorrarya decía lo mismo yo cuando escuchaba a los comentaristas, que parecia que estaban viendo otro partido. esto lo avalan los que se dejan llevar por los comentarios de estos comentaristas coimeros.
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