Por
Manuel Araníbar Luna
Si
algo bueno se hizo en La Florida durante el receso por la clasificación para
Rusia, fue el acople de las líneas cerveceras. Todo bien, si alguien mandaba en
la cancha no era el mofletudo capitán de los locales, sino el general Loba y su
comandante Piki, el teniente Ávila secundado por el alférez Calca, aparte de
los sargentos Titi y Rojas.
Un cuadro de Da Vinci…
Este
cuadro celeste no llegaba a ser una máquina pero por lo menos había armonía de
movimientos. Las salidas eran rápidas, las triangulaciones armoniosas, los
cambios de banda sorpresivos, desconcertante el trueque de puestos, peligrosos
los pases en callejón. Este Cristal era un cuadro de Da Vinci.
La
defensa se cuadraba solvente, el medio campo generaba ataques como salidos de
fábrica, el bloqueo casi ni se sentía puesto que el equipo de Ate miraba
atónito el accionar del limpio y prolijo juego celeste. La tarde era un paisaje
lleno de pelotas y todas eran celestes. Cristal era un cuadro de Da Vinci.
El primogénito…
Vistas
así las cosas, solo faltaba el gol, y el primogénito llega a los por obra y gracia del hasta el
momento avasallador espíritu celeste de Irven. Loba Generaba la jugada para el
chibolo Rojitas mientras el Irven de Acero se metía en su clásica penetración
en Diagonal y Larco. Rojitas se la juega de zurda a Irven en Callejón del Buque
a media altura. ¿Y qué le queda al Irven? Meterla nomás sin que la redonda llegue
al pasto, que sólo eso necesitaba, pero cambiándole la trayectoria sacando con
ello a Cáceda de sus casillas, amarrándole la lengua al Mudo haciéndole la
tarde amarga al loco Vargas Yo S. A.
Cristal era un cuadro de Da
Vinci.
Y
los cerveceros seguían triangulando, hostigando, desconcertando con jugadas
rápidas, estorbando las salidas. Y justamente al Mudo le ajustaron la salida
logrando que equivoque unpase. Garcés la
recibe y mete un centro a la caja chica del banco que la peina Abram con raya
al medio justo a los pies de un fantasma celeste llamado Irven que no se sabe
de dónde se aparece y la mete de zurda. La única duda es si la pelota llega a
tocar el piso o no. ¿Pero eso importa? Noooo, lo que interesa es que la pelota toque las
redes y el resto que lo discutan los locutorpes de la TV. Dos a cero. Cristal sigue
siendo un cuadro de Da Vinci.
Árbitro comprado no
cree en Dios…
Y
los celestes no bajan las revoluciones, quieren más y las ocasiones siguen
llegando como les da la gana, creando zozobras y algunas fafaltas en una defensa local en la que juegan
dos seleccionados. Loba se pierde una que la podía meter hasta una tortuga con
muletas. Así es el fútbol. Perooo.. siempre el diablo se mete al convento. En
el medio campo, lejos de su arco, Renzo hace un foul recontra menso que el
seudo árbitro Haro le cobra caro. Bien dice el dicho “árbitro comprado no cree en Dios”. Cristal es un cuadro que se
empieza a despintar. Así se van a los camarines.
Diez celestes contra
catorce…
Para
el segundo tiempo los de casa se mandan con todo pero Pablo ordena tocar y contragolpear.
No obstante Haro, con descaro, llena de amarillas al Cristal. Sin embargo los
celestes siguen llegando. Los de Ate empatan en cinco minutos por
descoordinaciones en la línea defensiva causadas por la expulsión de Garcés. Los de casa se
pierden varios goles y los celestes también, pese a jugar diez contra el mundo. Pero los celestes se cansan de tanto subir y bajar.
Entonces hubo que parar la máquina ante el equipo local que jugó con catorce
jugadores (once más tres jugadores de camiseta negra). Pasan los minutos y Haro,
al ver que su equipo preferido no podrá meter gol ni al arco iris, sopla el
Pitágoras y se retira a su camarín a contar sus billetes y a besar la camiseta desteñida
que lleva bajo el uniforme. Buenas noches.
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