lunes, 3 de julio de 2017

UN 2 A 0 DESCOLORIDO COMO EL PASTO.

Por Manuel Araníbar Luna
El cielo de Lima amaneció de color panza de burro. Fue así como amaneció el Sporting, descolorido, apático, desganado. El Churre, que conoce al equipo por haber sido miembro de esta casa, sabía que había que anular la línea creadora cervecera. Así, desde el inicio ordenó copar la salida del equipo celeste.

Casi gol de desayuno…
Y empezando el partido en esos peligrosos pasecitos entre los defensores con  Viana, este se tropieza, se forma un zaperoco al borde el área  y la valla celeste se salva de un gol  de desayuno. Menos mal que La Oveja tiene reflejos rápidos y sus estiramientos son los de un hombre chicle.
Hasta los 30’ cuando el Irven anotó el gol de penal, Cristal no jugaba: vagaba errabundo mirando al equipo contrario. El once cervecero se debatía en el caos, acorralado como cuy en tómbola.  Su línea creadora no hilvanaba ni la basta del pantalón, no ataba ni los pasadores, sin la serenidad ni la capacidad de armar un rompecabezas de cuatro elementos. Los visitantes coparon tanto las acciones que en determinado momento, del medio del campo para acá podías contar hasta veinte jugadores.
Cumple goles, feliz ♫♫♫…
Y la zozobra no se terminaba, porque otra escapada de la visita (queda la duda si fue offside no cobrado por la señorita guardalíneas)  casi termina en gol. Menos mal  que los reflejos fueron rápidos. Luego, un tal Joya traba a Titi dentro del área y Kevin sopletea penal que define Ávila con solvencia (Feliz cumple, Irven, hoy mejoraste, 27 años y 85 goles).
Más tarde llega el desgobierno. No, no hablamos de política sino del manejo del árbitro. Bronca en el área celeste cuando un ayacuchano golpea por detrás a Viana, este responde con un puñete, y casi casi los botan a ambos con todo merecimiento (¿qué te pasó, Mauricio?).
La defensa seguía abierta. La defensa era una jaqueca. La defensa era un Papá Noel celeste que regalaba la pelota. La defensa se abría como bailarina de ballet. Y de ello se provechaban los visitantes que se  metían siempre por la izquierda  ganándolas todas por volumen ofensivo, por volumen corporal, por velocidad y por mañas, aprovechando la talla cuy y el peso pluma de Chavetita.
Lluvia en la parrillada…
Para el segundo tiempo el planteamiento mejoró pero no gran cosa. Digamos que estaban 20/40. Los celestes se acordaron que una de sus armas  es el contragolpe para llegar como tiene que ser, con rapidez. Y así fue como las acciones se equipararon a 50/50. Pero siempre llueve cuando uno está en lo mejor de la parrillada al aire libre. Costa, a quien habían estado pellizcando el trasero durante todo el partido, pisó el palito al igual que Viana minutos antes y, delante de la banderillera, metió la pata. Roja.
Vaca recién parida…
Entraron Garcés por Loba, Ray por Tití y Pacheco por Rojitas. Y el motor que ronroneaba en primera puso correr al once a ochenta por hora, atacando por los dos flancos con  el Irven como repartidor de bolas. Así fue  que, tras un corte de ataque de Garcés, la chapa Ray al centro, la suelta para Irven y pica haciendo diagonal, recibe la devolución y define con la zurda dejando a Villasanti como vaca recién parida. 2 a 0 con un gol de tres toques, como los del equipo de Mosquera en el 2012, que aún se hacen extrañar.
¿Antes?, nada. ¿Después?, nada, Ortega sopla la caracola y se va dejando una actuación para las polémicas de la TV. Buenas noches.
CODA.

Aún quedan conchos. Todo el mundo celeste anda aún terminando de botar la bilis luego de varios meses de incomodidades y fracasos, de blasfemias e inseguridades, de caos y caras largas. Y el hincha celeste, por exigente y fogoso que es,  quiere que un cambio de DT implique un cambio de sistema de juego  ipso pucho, para ayer. No pues, tengamos en cuenta que la llegada de Pablo ha sido una boleteada de domingo para lunes. Por tanto, casi sin desayunar ha tenido que empezar a remendar lo descosido, despertar a los timoratos, tapar las goteras, amansar a los broncosos, afilar los cuchillos y templar la comba. Lógico, no hay tiempo. Démosle un respiro hasta que el equipo se afine, se limen los callos y se calmen las aguas porque ayer aún quedaban conchos y rezagos de los planteamientos de los tres últimos entrenadores.

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