Por Manuel Araníbar
Luna.
Dos estilos de juego.
El ganador jugó al estilo uruguayo. A meter un gol y retroceder, fue un equipo
que no entró a ganar sino a no perder.
Y, a su vez, el perdedor jugó a lo que saben los peruanos que juegan fulbito
desde el año cuarenta, el tuya y mía, el dame que te doy para meternos tocando hasta el área chica.
Cervecero
joven, ¿sabes quién impuso ese juego en el Sporting Cristal? Waldir Pereyra,
Didí, hace cincuenta años. Para aclarar
la leche, Didí no impuso ese juego en el fútbol peruano sino en el equipo del
Rímac, porque los peruanos siempre hemos jugado así desde los cuarenta. Cuál es
la diferencia entre el toque de ‘Los palomillas del Rímac’ de los
sesenta y el de los de ahora? Que Pepe Del Castillo, Mifflin, ‘Gato’ Vásquez
y ‘Velita’ Aquije la tocaban hacia
adelante y los de ahora la tocan de camotito al costado y para atrás.
Marc Anthony en el
Nacional. Y hablando del estilo de Pablito. Está bien, no es
momento de quemarlo en la parrilla
cuando recién ha firmado contrato. Cuando la sartén está quemando, Pablo se
juega el todo por el todo y se sabe adaptar, a bandearse con lo que se tiene, se sabe
acomodar a las circunstancias, lee el partido sin dogmatismos ni terquedades,
salvo su insistencia de poner al Piki en
la línea defensiva. Pero en cuanto a la creación y el ataque, no había forma de
entrar en esa procesión de sardinas. Nos hizo recordar la letra de la salsa de
Marc Anthony “trato, lucho, lucho pero no consigo…”
Nueve caperucitas.
El sistema de toque en pared no cuajó
porque el rival del otro lado del Zanjón,
más que un equipo, era una procesión de devotos encadenados de los
brazos rezando porque la pelota no llegue a la puerta de su capilla. En
determinado momento no había la clásica línea de cuatro y ni siquiera la ultraconservadora de cinco. No, qué va, eran nueve caperucitas que no salían de casa por
miedo que se las coma el lobo, en este caso Loba.
Inoperancia, bendita
palabra. Si hablamos de inoperancia, que es la palabra con
la que algunos resumen el ataque celeste tratemos de pasar una pelota entre palitroques
apretados como sardinas, a ver qué pasa. Lo que va a pasar facilito es el aire
pero no la bola. A ver, inoperancia es
ineficacia, incompetencia, ineficiencia, inutilidad. ¿Qué hubieran dicho si con el manotazo de
ahogado de Butrón la pelota se metía a su arco, si la pelota del Rayo entraba
chocando el palo y Abram alcanzaba esa bola pasada, o la de Irven que se la
barajó? Hablarían de contundencia, destreza, habilidad. ¿Ya ves cómo un golcito
altera las reglas y el punto de vista de los cojumentaristas?
Cuando el santo no te
toca… ¿Qué faltó? Patear de lejos. Tanto Loba como Tití
definen bien desde fuera del área, y con potencia, pero esta vez no ligó, pues.
Y cuando no te liga una es por demás. Aun así, un antiguo refrán dice que “cuando el santo no te toca ni el mismo diablo
la emboca”. Hay noches así, llenas de maldiciones gitanas como la del miércoles;
en ese partido podían patear mil veces y la pelota no iba a entrar.
El tren eléctrico.
Aunque el ganador no jugó fútbol sino vale-todo, vinieron a hacer su
negocio y lo lograron. Diferente sería
decir que lo merecieron, aunque ya se ha dicho hasta el empacho que no ganan
quienes lo merecen sino quienes se ven ayudados por un gol en offside. Tampoco estuvo prohibido que
después se pusieran en su área como tranquera de playa de estacionamiento y,
más que ello, atravesaran un vagón del tren eléctrico con todos los jugadores
encadenados brazo con brazo.
Cruzando los dedos.
Los mismos aliados del equipo victoriano
reconocen que el mejor fue Butrón. Y por ahí, sombreado entre los matorrales, uno
que otro monigote repite lo que le dicta la prensa chichera: que ganaron con
coraje y otros términos que son parte del negocio de tufillos opiáceos de los que saca buen provecho los
diarios de las comadres. Cada uno gana
como puede y cada equipo es dueño de sus
miedos. Porque fue el miedo el que los obligó a refugiarse en su área para
resistir abrazaditos un bombardeo implacable. Tanto era el pánico que en los
momentos más picantes, sus mismos barristas ya no los alentaban, cruzaban dedos
y se santiguaban.
Defensa sin
sobresaltos. A propósito, admitimos nuestra
equivocación al haber vaticinado que, aprovechando la baja estatura de Piki y
Chaveta, al Sporting lo iban a ahogar a punta de centros pasados. Sinceramente
nos equivocamos. Este fue el partido en que los defensores cerveceros menos
problemas pasaron. Ya dijimos que desde su gol a los 15’ , mucho antes de la
expulsión de Cossio, las líneas victorianas
se retiraron para quedarse estancadas en
su área. Luego del gol no atacaron, salvo un par de escapadas tras un par de
salidas en falso, y después el Piki bien se podía echar a dormir la siesta. Claro
que Jorge Lucho no la durmió porque, conocida su actitud, también se mandó al ataque.
Bambetta.
Ahora bien, no discutamos si el gol fue
en posición adelantada, o si se tiraron para atrás. Lo que debemos prever es el
siguiente partido nuestro. Porque al Cristal todo el mundo le juega así desde
hace tiempo. Algo nos dice que el equipo
va a lograr mayores notas. Y si alguien nos quiere hablar de inoperancia
mencionemos también la de Bambetta quien sancionó una infracción que no fue, convalidó
un gol en offside y se dejó pechar como estropajo por los matuteros. ¿Más
comentarios? Díganlo nomás pero sin mentar la madre porque hay señoras
presentes.
No hay nada que de cir de Zegarra. tuvo que verselas con un equipo que emtió en su arco. eso se llama cobardía porque desde los 15 minutos en que fue su gl y renunciaron al ataque.
ResponderBorrarKAGONES COBARDES TIENES RAZON MANASERO
ResponderBorrarTODO EL PARTIDO MARICONEARON. PARA MI QUE DEBIO ENTRAR BLACBUR PARA QUE LAS PELEE ARRIBA PERO YA ESTA AHORA YA NO ES MOMENTO DE LAMENTARSE VOLTEAR LA PAGINA
A TI NO TE DIGO NADA SEGARRITA
para mi que el que la rego fue el cuy sanchez. el cometio el faul y a el le choco, ademas en todo el partido no hizo nada mas que dar pasecitos pero sin profundidad, sin alma sincorazon sin sudarla, que se regrese a la san martin que ahi si la hace,
ResponderBorrarotro imbecil. Este no entiende que Joel no jugó solo, hemos jugado con once jugadores contra diez que se ratonearon. a ver dime la formula para entrar en esa valla llena de cabros que se orinaban cada vez que atacaban los celestes.
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