Por Manuel Araníbar
Luna
Unos nacen con su estrella y
otros nacen estrellados, dice el refrán. Ayer, unos envidiosos se estrellaron al otro
lado del Zanjón y otros se resbalaron con una hoja de plátano en Ate mientras los
celestes se llevaron a la Florida una
estrella más en la mochila: la estrella
18. Y vaya que costó obtenerla.
¿Partido
chato, soso y entrampado? Por su poste, y no daba para más; además el Cabezón
no fue lo agresivo que se esperaba, basándose su estrategia sólo en lo que
lograran Cuesta y Fernández, y una que otra incursión de Hinostroza. Ahora bien,
con ese Bambetta en cancha cualquier cosa podía suceder (como sucedió cundo expulsó
al Chanchito). ¿Qué quedaba? Aguantar en inferioridad numérica, como los
espartanos.
Diez contra doce…
¿Se
renunció al estilo de las tres G? Sí, ¿y qué? Una triple je: je je je. Nada que
actuación gloriosa, porque no la fue, se ganó la estrella con sangre, sudor y
lágrimas en una jornada de full chamba obtenida por once obreros que entraron a especular con el
libreto de actuar según moviera los trebejos el Cabezón. Y todos, dejando en el
camarín la pericia para un juego atildado, se pusieron el mameluco para ayudarse
unos a otros, pasando baldes para apagar las llamas de un incendio, cuyo
amago se suscitó tras la expulsión de Renzo. Pero aclaremos, no llegó a ser
incendio, fue sólo un conato, una bravata del Cabezón. Y allí estuvieron todos
los celestes, porque todos ayudaron, incluidas las barras celestes. Llegó un momento (¿un momento?
¡Casi todo el segundo tiempo!) en que diez espartanos celestes peleaban contra
doce contrincantes: 11 de rojo + el señor Bambetta (ya la gente le ha cambiado
el apellido), con cuya actuación ha dejado en claro que su bivirí era rojinegro.
Los celestes en sesenta y un años han pasado de todo, recibiendo innobles ataques
desde todos los ángulos, así que lo de ayer fue una raya más al tigre. ¿Entonces
por qué se ganó la estrella? Justamente por tener el pellejo curtido ante tanto
veneno y tanto soslayo de la prensa rata,
ante tanTas componendas bajo la carpa. Se ganó -no el partido sino la estrella-
por tener cancha, y eso que en esta final de candela jugaban tres jóvenes:
Abram, Chavetita y Aquino, pero acompañados por gente canchera como Loba, Piki,
Ballón, Calca, el mismo Rambo; gente con mucho kilometraje, con varias finales en
su historial.
El muro de Donald
Trump…
¿Faltó
algo? Sí, el golcito, como para celebrar antes de los 90’. Sí, hubiera sido lindo
que se campeonara con un golcito, como la media chalaca de Rambo, o el patadón
de Pedrito Aquino al vértice, pero tras la expulsión del Chancho Revorator no había
otra, los celestes, durante todo el segundo tiempo tuvieron que poner el muro
de Donald Trump en el arco, estacionar el tren eléctrico en el área chica y el
metropolitano cinco metros más adelantito. Pero es que cuando se pelea
campeonatos uno no puede arriesgar, como el Cabezón que tampoco puso todo el
carbón en la parrilla. La película hubiera sido distinta si los mistianos hubieran
adelantado el marcador. Ahí sí que se
hubiera visto la grandeza del Cervecero para defender y atacar, asimilar tabazos y retrucar
con mitrazos, en un dame que te doy digno de una final, tal como la que vimos el
2014 contra el Aurich. Pero hubo señorío, fortaleza anímica, compañerismo,
entereza con la adrenalina al tope, serenidad para afrontar los pocos embates
sureños.
Y
así fue todo hasta el pitazo de Bambetta. Llegó la algarabía a las tribunas,
gritos, saltos himnos, lágrimas de jóvenes y viejos hinchas dejando el rencor
de lado y las recriminaciones en la guantera. Buenas y merecidas noches
cerveceras.
CODA
Bueno,
pasó el susto. Ahora hay que modificar el escudo, que en este siglo ha sido el
equipo más titulero (¿se le llamará así?), por acumular más títulos que ningún
otro cuadro peruano. No hay que esperar mucho para que los envidiosos de siempre
intenten quitarle lustre a la copa, alegando que las uvas están verdes. Lloren
nomás, tristísimas comadres, que durante esta semana cambiaron su camiseta por
la de Melgar.
Algunos
pedían que se siga atacando, sabiendo que estábamos con diez. Créanme que si el
Sporting hubiera adelantado sus líneas para atacar al estilo Guerra Relámpago, el
cuadro del sur les hubiera encajado cuatro goles facilito, como el ridículo que
les hizo pasar La Bocana; acuérdense del gol de Cuesta en Arequipa a quien no pudieron
alcanzar dos defensas celestes. Pero como los rimenses retrasaron el tren,
ahora los cojumentaristas niegan méritos. De eso viven, pues, de minimizar los
logros celestes y magnificar a las comadres.
¿Y el Bambetta? lo perdonamos porque alegría mata rencor… y estrella 18
mata billetera.
JAJAJA, CAUSA TU SI Q ESCRIBES DE LA PTM. LSO CHARACATOS NO PUDIERON NI CON ARBITRO BAMBA SALUD CRISTAL CARAJO Y COMO DICES AL ULTIMO LAS GAYNAS Y KAGONES SE PUSIERON LA CAMISETA DE LOS CHARACATOS
ResponderBorrarCOMO NO PUEDEN SE PONEN LA CAMISETA DE OTROS JAJAJA
se gano el titulo y como celeste que soy lo he celebrado con mis cervesitas pero el comentarista no dice que aparte de las dos ocasiones de gol los celestes ratonearon todo el partido. hay que hablar la verdad ahora que se ha ido soso no queremos un equipo ratoneador.
BorrarO NO SABES LEER O NO QUIERES ENTENDER. RATONEO ES UNA PALABRA QUE USA EL BOCON COPIANDOSE DE LOS ARGENTINOS. ARANIBAR HA DICHO LO MISMO PERO CON OTRAS PALABRAS:
Borrartras la expulsión del Chancho Revorator no había otra, los celestes, durante todo el segundo tiempo tuvieron que poner el muro de Donald Trump en el arco, estacionar el tren eléctrico en el área chica y el metropolitano cinco metros más adelantito.
fuerza cristal toda la vida carajo
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