Por
Manuel Araníbar Luna
No, los celestes no se van de gira a la capital de Cuba. Se trata de una frase hecha que explicaremos más adelante.
Estamos peleando la punta, la
del tablón, pero hay otra punta que es tan preocupante como la primera, la
punta del iceberg. Lo que apenas se ve pero se siente. El síntoma de la enfermedad cuando está bastante avanzada. El freno que aplica el
tren a cinco metros del auto atascado en la vía férrea.
Una disentería contagiosa...
La derrota de pesadilla ante La Bocana tiene un
nombre: Calamidad. Uno quiere rescatar algo y lo único rescatable de aquel
encuentro fueron los deseos de avasallar al rival en el primer tiempo. Lo otro
fue el gol de tiro libre de Ifrán (con este ya van dos). ¿Y el resto? No
creemos en brujerías pero a estos muchachos pareciera que los estuvieran
pinchando con agujas invisibles tamaño lanza. Porque no nos podemos explicar una
actuación tan floja como un intestino con disentería. Sí, interprétalo. un rendimiento intermitentemente suelto y contagioso. Porque
todos se contagiaron. ¿Todos? Todos. Ni
el mismo Piki se salvó, como otras veces. Pero partamos por unas cuantas cosas.
Actitud…
Tal como jugó, este equipo no lo salvaban Mourinho ni Bielsa,
porque teniendo con qué ganar les faltó dos cosas: actitud, orden y rebeldía. Esto
último interpretado como una sana desobediencia. Y no nos referimos el matonaje ni la huelga de
compañones caídos. Rebeldía para interpretar su propio partido en cancha y
darse cuenta que, sea cual fuere el planteamiento del camarín, faltó actitud para sobreponerse a las situaciones adversas; actitud
para perder el nerviosismo. Rebeldía para demostrarle al DT que lo que ha
ordenado está hermoso para la pizarrita pero que en la cancha es sólo para
hacer el ridículo. En otras palabras, rebeldía para decirle una cosa al DT: “¡No, pues, así no!”
cuando hay que demostrárselo en la cancha.
Me
voy pa’ la Habana…
Este es un estribillo que recordamos hace unos
días a raíz del fallecimiento de Nelson Pinedo, cantante de la Sonora
Matancera.Los chalacos exclaman“Se va pa’
la Habana” cuando un paciente está a punto de estirar la pata, cuando su
cita con la muerte está próximo, con pasaje sólo de ida. Hoy este “se
va pa’ la Habana” se ha extendido a otras esferas como la política y el
fútbol. Bien (diríase mal), este resultado y los resultados de recientes
partidos son síntomas de que este equipo se lo está llevando un huracán. Lo
malo es que en el medio hay algunos que se han enmarrocado a un poste para que
el viento no los arrastre.
La
pelota está dando bote…
Y la pregunta es: ¿los celestes se están yendo pa’
la Habana? No. Esperamos que no. Rogamos que no. Ni hoy ni más Tarzán. Por
higiene mental, por el bienestar del hígado, porque la historia nos dice que el Sporting siempre
estuvo peleando los primeros lugares. Porque no queremos volver a mirar el calendario futbolístico
del 2007 y años posteriores. Pero la pelota está dando bote. ¿Para dónde se
irá? No lo sabemos…
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