Por Manuel Araníbar
Luna
“A ver pellízcame”,
le dice el hincha a su mujer. Porque lo que acabamos de ver por la TV no puede
ser cierto. Golear por 4 a 1 de visita no estaba en los planes de ningún
peruano.
Y
no es que el Once Amigos de la Franja
Roja haya jugado 20 puntos sino que el rival fue un desastre. Anoche los mazamorreros fueron efectivos, una
cualidad que venimos reclamando desde hace años-gol, mejor dicho, la cantidad
de goles que la sele se pierde en un año. Aclaremos, en partidos clasificatorios
es difícil jugar vistoso, y menos de visitante. A lo mucho un DT acomoda sus
líneas para arañar un empate, o meter un golcito de lechero y apretujarse en su
arco como sardina en aceite. ¿Pero meter cuatro y perderse otros cinco? No,
estoy soñando, esa no es la selección del 70, 78 y 82. Esta no es mi sele.
El novio dormido…
Empezando
el primer tiempo los paraguas empiezan poblando siete jugadores en el medio
campo. Y los peruanos, enredados en esa maraña de palitroques de bowling, se
estorbaban entre ellos. Los paraguas tampoco se mandaban a fondo. Como si esperaran
una fallita de la sele para vacunar. Pero
bastó una pelota mal servida de Yotún y que Tapia se dé una pestañada de siesta esperando que el juez de línea levante
la bandera -que se la había pegado al
cuerpo con cola sintética- para que los guaraníes metan su primer gol cuando
los peruanos, jugador por jugador, eran mejores. Cierto, eran más, pero como
siempre, llegaban y no concretaban, que es como si el novio se quedara dormido
en la noche de bodas
Un Barreto con barrotes...
Ese
gol de los locales fue el rocoto en el trasero que necesitaban los peruchos que
hasta ese momento no podían armar ni una carpa de playa en esa olla hirviendo con
tereré que era la cancha paraguaya. Entonces se acordaron que en los barrios
limeños no se juega al chacra style metiendo
patadones al campo contrario. Ni modo, había que jugarla rodando y al toque de billar a tres
bandas. Paolo no se quejaba, pese a recibir tantos codazos y planchazos, porque
así se juega en Paraguay. Yoshimar, que estaba al centro -aunque erraba los
pases estorbado por un Carrillo que no tenía salida-, se daba el lujo de mandar
un par de fogonazos que los supo sacar el extraordinario arquero Barreto como protegído
con barrotes Cierto, el arquerazo no fallaba pero sí su defensa y su contención,
que ni sabían cómo cortar las pisadas y paredes del elenco de la franja.
Y
los peruchos se crecen, se enseñorean, se ponen creativos, artistas, empiezan a
destroncar a los rayados. Cuevita se agiganta, el Mudo corta todos los avances
y gana casi todos los centros a la olla. Yoshimar contiene y falla un poco
menos los servicios, Tapia por fin despierta del letargo, Flores apoya las
salidas y cubre las zonas de Trauco. Adelante, como es ya costumbre, un Paolo con
el hombro adolorido por cargar las andas del Señor de los Milagros con la
esperanza de ganar aunque sea una vez de visita, recibe golpes y pivotea las pelotas
que le dan por alto. Sin ser uno vidente puede adivinar que las quebradas líneas
paraguas nos van a permitir el empate en cualquier momento, pero Lousteau sopla
el rondín. Vamos al descanso para
corregir algunas cosillas.
Gúndose pótiem…
¿Y
ahora? Se supone que los paraguas van a contener la lluvia chola, aunque los
paraguas están agujereados: no contienen ni los gases, atacan sin orden, como
un mono con metralleta, y fieles a su estilo de hace cincuenta años, empiezan a
mandar pelotazos a la candela, pero la olla de sopa de frejoles está con la tapa
bien puesta y salvo un rebote regalado, nunca se rebalsa porque todas las sacan
entre el mudo y su ballet de salto alto a doble ritmo. Más adelante los peruano
siguen jugando fulbito y siguen llegando, gracias al técnico paragua, que esta
vez los dirige como técnico de refrigeración porque su equipo se congela.
La actitud en el botiquín...
Luego,
un defensa apellidado Pereyra pretende centrarla pero se la bloquea Cuevinha y
el rebote lo recibe el Mudo, y sobre el pucho se la entrega al chato que, como
pericote asustado, quiebra al mismo defensor hacia la izquierda y habilita al
Oreja que la empuja segundos antes de que le caiga un asunceño. 2 a 1 y en el
estadio nadie se explica cómo su equipo se complica, y el peruano se
multiplica. Claro que tiene una explicación: el toque rápido, el desmarque, la
triangulación y sobre todo la actitud que en algunos partidos la tenían guardada
en el botiquín de primeros auxilios. Y los locales piden los últimos auxilios
ante el desborde del río Rímac en tierras guaraníes.
Ya
con el tablero en positivo la cosa se hace fácil, los paraguas se mandan
con todo y descuidan su puerta falsa. Corzo
manda una pelota adelantada sobre Cuevinha. El chato se manda solito, y en el último
toque la pica mucho y Barreto se la rechaza. La chancha le da un tatequieto al
codo y le vuelve a caer, el chaparro se da una vueltita salsera y la mete a una
esquina mientras lo guaraníes reclaman mano. Pero Lousteau ya señala el ombligo
del campo. 3 a 1. Y si con el segundo gol el resultado parecía mentira, este
tercero ya parece un sueño.
Gol de Don Cualquiera...
Pero
falta la última. Cuevinha lanza un saque de esquina desde la derecha, cabecea
Paolo y el hombre elástico nuevamente la rechaza; la bola va a poder del Mudo
que la juega, rechaza un guaraní pero bloquea el Oreja que la mete sesgada, al
rastrón para que la empuje Don Cualquiera, desde un chimpún hasta una hormiga. La
desgracia le jala la camiseta a un defensa local. Cuarto gol y esto se acabó. Y
nos sigue pareciendo un sueño. Lousteau pita y se va tomar mate con tereré.
Hoy
todo el mundo apareció con ronchas en los brazos, frutos del pellizcón para
saber si es verdad. Y algunos amanecieron
con ronchas en el cuello, pero esas ya son chupetes de felicidad. Buenas noches.
Coda.
Todo
partido ganado es bienvenido, pero hoy con la cabeza fría vemos ya que el
exceso de triunfalismo es dañino. Seamos claros. Este equipo que recibió cuatro
goles no es el equipo paraguayo tradicional, luchador, sólido; que se defiende con
once y ataca con diez metidos en el área contraria. Este no es el equipo que venció
al buen conjunto chileno. No es el equipo que le ganó a la escuadra argentina en
su cancha. Este Paraguay era un equipo descontrolado, manso como un corderito y
extraviado como un campesino en la ciudad. Decimos esto sin desmerecer el
triunfo peruano que pudo haber ganado tranquilamente por un marcador de 8 a 3. Y
si no fueron más fue por la impecable actuación del arquero Barreto.
¿Algo
más? Sí. Algunos diarios chicheros ya están vendiendo humo en balones de gas porque
ya nos están viendo en el Mundial de Rusia. Y claro, tienen que vender su periódico
de a china. Lo malo es que engañan al aficionado. Una goleada no te hace
clasificar. Falta mucho camote para rebanar y freír en la sartén. Hay que tomar
Serenol, muchachos, junto con otra cucharada más de Ubicaína.
jajajaja, que vacilon. y esto paso justo hase un año
ResponderBorrarpor que no escribees un comentario del partido con nueva zelanda.
EN ESOS DOS PARTIDOS LOS PLANTEAMIENTOS HAN SIDO COMPLETAMENTE DIFERENTES. EL AÑO PASADO PARAGUAY SE FUE CON TODO PARA ADELANTE Y DESCUIDO LAS MARCAS, LE REGALO EL MEDIO CAMPO A LOS PERUANOS. EL VIERNES NUEVA ZELANDA SE METIO EN SU AREA Y NO DIO LIBERTAD DE ACCION A LOS DELANTEROS PERUANOS. ESTA VEZ CUEVA, LA CULEBRA Y EL OREJA JUGARON POR DEBAJO DE SU NIVEL. A CORZO SE LO LLEVARON VARIAS VECES POR VELOCIDAD. DE TODA SAMNERAS LES GANAMOS ESTEMIERCOLES PERO GFALTA UN POCO DE ACTITUD. VAMOS MUCHACHOS A MATAR POR LA CAMISETA SAGRADA
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