Por Manuel Araníbar Luna
Foto: Depor |
Hartos
ya de tanto engreimiento, figuretismo farandulero y desinterés de algunas figuras
consagradas internacionalmente, tanto el escaso público que asistió al compromiso
amistoso del estadio como el espectador televidente que presenciaron el compromiso
amistoso de la selección contra el representativo trinitense tenían una curiosidad:
Evaluar el desempeño de los jóvenes llamados por el
Tigre Gareca para afrontar la Copa
América Centenario que comienza en los próximos días. Si les pesaba la camiseta,
si la luchaban, si ponían actitud para pelearlas todas, si no le corrían al
juego brusco. En fin, si daban la talla. Y la curiosidad era justificada porque ellos son
los llamados a ejecutar el papel de piezas de recambio de los años futuros en
el fútbol peruano. Claro que lo ideal
sería hacer una seguidilla de encuentros internacionales con rivales de fuste
para valorar su nivel y rendimiento. Y si no son evaluados ahora, ¿entonces
cuándo?
Aunque
el rival no fue futbolísticamente exigente sí lo fue en cuanto a la fuerza con
la que jugó, al sistema de presión que
ejerció a la salida de los albirrojos durante la primera hora del cotejo, y al
repliegue defensivo total durante casi todo el encuentro.
Las
expectativas apuntaban a los más jóvenes, entre ellos el Beto Da Silva y
Benavente, puesto que Rodríguez, Céspedes y Revoredo ya han vestido la camiseta
blanquirroja. Los cerveceros que se pusieron la camiseta de la selección no
defraudaron, algunos sorprendieron y otros pasaron con catorce.
Los celestes con la blanquirroja…
BETO DA SILVA.
Anduvo perdido durante la primera hora, rotando, cambiando de puesto del centro a
la derecha y de ahí a la izquierda pero nada de nada. Y no por no querer
involucrarse en el partido sino porque sencillamente
no se la daban. De modo que tuvo que
bajar unos metros porque si la esperaba adelante no se la iban a pasar ni dándoles
propina. El Tigre desde el banco se achoró y ordenó a Cuevita, Hohberg y Oreja que se la jueguen al toque, al estilo fulbito
de barrio. Así entre dos rojos trinitenses
de más de un metro noventa, quebró con el
badilejo a un macucón y mandó un lampazo que el arquero Marvin ni la vio. Sereno
y canchero, corrió a la derecha, apuntó al cielo con ambos índices, se postró de rodillas sin bajar los brazos y cerró los
ojos. Apoteosis. Abrazos, felicitaciones, saltos en la tribuna. Buena señal para
un cuasi adolescente de 19 años.
MUDO.
Alberto estuvo solvente, canchero, prolijo, impasable por alto, y preciso
cerrando las cortinas y muy atento en la trampa del offside. Nos hizo recordar
sus inicios en las épicas tardes cuando en pareja con el Oso Villalta las
ganaban todas por alto, cuando aún chibolo se arriesgaba a salir con la pelota
jugada y entregándola al pie del compañero más cercano, tomado riesgos que
acalaban los gritos de la fanaticada que le pedía que la chacree, que la
reviente sin contemplaciones de ninguna
clase. Anoche lo vimos bastante recuperado. No faltarán los locutorpes y cojumentaristas que alegarán que hasta un bebé podría
controlar a unos jugadores trinitenses que aún creen que la pelota es cuadrada.
Y bueno, de algo tienen que hablar para dar la contra.
JAIR.
Aunque la tocó poco y los trinitenses tobaguenses se arriesgaron muy esporádicamente a embestir por su banda. Céspedes afrontó el
compromiso con serenidad durante los minutos que jugó. Puede ser un buen argumento
en la copa América porque tiene cintura, dominio de la zurda en sus proyecciones, tanto pegado a la banda
como metiéndose como tirabuzón en diagonal, lo cual es su especialidad.
REVOREDO.
Impecable. Metió centros bombeados, venenosos,
con curva platanar. No tuvo fallas de marcación ni de servicios, salvo un par
de pases que fueron a dar a los pies de un gigante de camiseta roja. Se proyectó
rápido y creó sorpresa. Tapó zonas, bien en los cruces, y oportuno en los retornos,
algo muy importante cuando se enfrenta a equipos contragolpeadores de salida
rápida como lo serán los rivales de la Copa América. Algunos siguen preguntándose
si el de anoche es el mismo Renzo Revorator que juega con la celeste. Sí que lo
es pero en versión HD, bastante recargado con pilas atómicas.
jajaja, lo que hizo revoredo no lo volvera hacer jamas. asi quiero verlo con la celeste. con pilas mas que recargdas, enpilado hasta que reviente
ResponderBorrarJUGARONBIEN LOS CELESTES PERO NO SE CONFIEN EN REVOREDO. PUEDE JUGAR BIEN HOY Y METER GOL HOY DIA PERO MAÑANA LA EMBARRA. LO MISMO EL MUDO QUE A VECES ESMUY SANO. A DASILVA HAY QUE DARLE MAS CONTINUIDAD Y YA LO ESTOY VIENDO COMO EL FUTURO ARIETE DE LA SELECCION. Y DISCULPEN PERO CESPEDES NO ES CELESTE, EL ES CAGONAZO, NO DEBEMOS DARLE MUCHA PROPAGANDA PORQUE EL PROXIMO AÑO SE VUELVE A IR
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