Una goleada con baile en Matute

Por Manuel Araníbar Luna

Una fábula en Matute: la cigarra cantaba y dormía mientras la hormiga trabajaba. Al final la cigarra se llevó cuatro a la canasta y la hormiga sigue chambeando para su partido por la Líber.

Apenas empezando el duelo, los de casa atacan a fondo pero los celestes han entrado recontra cancheros con la toda la pana y jamón que le dan los títulos conseguidos, sin miedo a la tribuna ni a la injusticia de las famosas 72 horas (ya hablaremos sobre esa payasada). Cinco minutos después, a los caseros se les acaba la cuerda y los celestes chapan el timón y no lo sueltan en todo el primer tiempo. El primero en romper el hielo para luego romper cinturas es Jair. Cimbreante, quimboso e imprevisible, le retuerce la espina dorsal  a su marcador como exprimiendo su camiseta. Por la otra banda el Irven lleva bola con la tranquilidad de los cerveceros que saben que todo lo que publica la prensa chicha es humo vano.

El medio campo celeste se adueña de la pelota, del campo, del pasto y del marcador cuando Loba y Calca cambian de frente y abren cancha con pasmosa serenidad. Detrás de la línea media hay equilibrio. Uno que otro descuido del Mudo  pero nada que haga soltar un alarido. Ballón  ahorca a los armadores con la barba y Piki desde la cueva no deja pasar ni el aire. A Penny le caen solamente un par de papayitas recontra aguadas y después se echa a dormir. Cristal es una máquina bien aceitada frente a un cuadro que llega descansado durante toda la semana  con su gaseosa, su sombrilla y sus lentes anti-UV

Pero los goles no se obtienen descansando sino practicando un par de horas después de los entrenamientos. Ya en las prácticas habíamos visto esos ensayos repetidos una y otra vez: pelotazo arrastrado y potente para que la empujen  los dos o tres que llegan por el medio. Y no es que Soso haya  descubierto el condón de jebe. Lo que pasa es que los de allá se creyeron los cuentos de hadas de la prensa chicha sin  ponerse a pensar que SC es peligroso cuando lo dejan suelto.

¿Gol de taco de quiéeen?

Y suelto andaba Irven cuando manda la cuchillada a rastrón. El Piki salta por encima y con ello distrae a los troncos de Matute. Y Renzo, nadita menso, la empuja de taco. ¿Quién? ¡Renzo Revoretor!!! Quéeee? A ver, rebobinemos juntos. ¿De taquito al estilo fulbito? Siii! Taco Macario o taco aguja, taco de un chupo, llámenlo como quieran pero un señor taco mejicano con frejoles, chile picante y guacamole, que los mejicanos llaman así a la salsa de palta. Y ntremenda palta para la defensa y su gringo que hasta ahora se rasca la cabeza sin saber cómo pasó esa pelota.

Uno a cero y los celestes siguen  llegando como les da la gana. Unos minutos después, Cachito no le aguanta una cachita a Jair y le manda la guadaña por las costillas porque ya le había roto la cintura a media defensa. Garay sopla la zampoña y decreta Penal de Lurigancho.  Loba la agarra. Loba es el dueño. Loba la coloca en el punto G. Loba apunta y dispara con pistola de agua para carnaval. La bola la manotea el gringo y se la regala a Carlos Augusto Lobatón Espejo quien como recontra pendex la empuja suavecito mientras el gringo gatea desesperado. Dos a huevo. Y Cristal demuestra que estos los tiene bien puestos. Calca se pierde el tercero. Sopla Garay y los veintidós regresan a su camarín. Once de ellos caminan mirando el piso sin atreverse a mirar a su hinchada. Los otros once, los celestes miran de frente a la tribuna demostrando que los cucos no existen.

Segundo Paul McCartney

Los de Isabel la Católica entran persignándose mientras le rezan a la reina española –y a Garay- que por lo menos les conceda el empate. Pero la reina no hace milagros y los árbitros tampoco (aunque algunos arreglan partidos). En fin, entran con el chip cambiado y meten el dos a uno en una de las constantes desatenciones que suelen tener los celestes cuando van ganando fácil. Y parece que  les van a empatar pero los celestes quieren jugar al camotito y empiezan a tocar, a triangular, a cuadrangular, a pentagonar, a trazar todas las figuras geométricas con la bola. ¿No les dije que parecía que habían estado pichangueando a mitad de semana? Bueno, siguen  vacilándose en un solo de pasecitos que tienen a maltraer a los del otro lado del Zanjón.

Sale Loba, sale Irven, y el cambio ni se nota porque los celestes siguen en vacilón. Los temibles centros para la cabeza del colorete Ibañez son finamente controlados, como dice  el Chapulín (que entró por Loba).  Chapu Ramúa es una ganzúa que escapa a todos los candados y Aquino la juega muy fino pero se gana la amarilla por  un foul asesino.

Sombrerito de ‘Cabeza de Piña’.

Y más o menos a la mitad del segundo time, en uno de esos pasecitos que se daban los cheleros, en un cambio de frente de banda a banda la bola llega a la zurda de Jair, que no la deja ir. Más bien la centra rasante para que el Barrabás le empuje la moneda a la ranura ¡y riiing, bingo! Tres a uno y los celestes sueltan el acelerador pensando en lo más importante, en el partido del martes contra el equipo colocho, que ese sí será un buen rival y no una lorna frita.

Y siguen los pasecitos. Los de allá se adelantan. Pero esa es su desgracia. Costa se le adelanta al gringo cabeceando una bola que sale desviada. Piña el Gabo como la forma de su cabeza porque no le liga, pero minutos después le hace el four a Four-sith con un elegante sombrerito cajamarquino. Y esto, damas y caballeros, ya no tiene vuelta.

Pero yo conozco a mis  cerveceros. Cuando están ganando por goleada dejan de apretar; la defensa se desentiende y los de allá que ni ganas tenían de jugar, anotan el segundo sin saber leer ni escribir. De nada les vale. Al final, Platanazo salva una que ya la cantaban los hinchas locales que no abandonaron a sus jugadores. Garay sopla la flauta y dice chau. Todo está consumado y la cigarra consumida con su cigarro.