Por Manuel Araníbar
Luna
Es bueno romper cinturas
en apuestas de china en pichanguitas pero es recontra chévere hacerlo en
estadio ajeno.
Al
debutar un jugador habilidoso con la gloriosa celeste los viejos hinchas siempre
carburan:
“parece bueno, pero quisiera verlo en la candela, para
ver si la camiseta no le pesa, si la suda como los grandes, y cómo reacciona ante la guadaña, porque en la
Libertadores los marcadores no juegan
pichanguitas”
El
pasado domingo, los viejos hinchas habrán
salido del estadio, si no contentos, por
lo menos guardándose los rezongos en el bolsillo porque varios debutantes no se
chuparon. Claro que es muy diferente un partido de presentación en que -off-the-record- los dirigentes lo tienen
ya conversado: “amigos, el campeonato ya
empieza. Por favor, juguemos este partido de presentación sin guadaña, como de solteros y
casados… y blablablá”.
Pero
decirle a un pelotero uruguayo que no meta la pierna fuerte es hablar con la
pared. Porque, en general, a nadie le gusta que le hagan chiches ni camotitos y, en particular, a los orientales les hierve la sangre charrúa. Pruebas al canto: Céspedes por la zurda les hizo bailar festejo a sus marcadores un
par de veces y a la tercera le mandaron el hachazo.
Es de Moliendo cabaliero!!!
Pero nunca fue más cierto el antiguo dicharacho limeño:
Desde que vino de Mollendo
Vino jodiendo...
Por
si no lo saben, Jair Edson Céspedes Zegarra, (32 años, n. 22 de mayo de 1984) es
natural de Mollendo, la tierra del ajo y la cebolla (los mollendinos pronuncian Moliendo y cebolia) y el domingo no lo molieron las patadas y, como buen
mollendino, terco, jodido y Contreras hasta la pared de enfrente, y siguió rompiendo columnas vertebrales y destroncando caderas.
Claro que a veces se excedió jugando más para la tribuna que para el equipo
pero al fin pasó el examen. No mucho, pero se ganó su plato de frejoles.
Defendiendo
no tuvo muchas ocasiones porque los orientales –por lo menos en el primer
tiempo- fueron leones para defender pero perritos chihuahua para atacar. Así
las cosas, el mollendino sólo utilizó el pasaje de ida. El boleto de vuelta lo
guardó para el desafío contra los aurinegros.
Bienvenido,
Jair, si la sudas y la rompes no te dejaremos ir.
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