Por Manuel Araníbar
Luna. @squinaceleste
Luego
de un empate decepcionante, poco prometedor en cancha propia, las expectativas con
relación al repunte cervecero habían bajado de 100 a 50. Porque la hinchada
celeste, acostumbrada a los triunfos en casa había abarrotado las redes sociales
con epítetos nada amistosos.
Y la inseguridad se acrecentaba porque el
cervecero iba a visitar a un rival de fuste. Porque Melgar es un equipo equipo
bien armado, cohesionado, con líneas bastante afianzadas. Melgar es un equipo
que se ha crecido luego de su campeonato obtenido el año que pasó.
Además,
el equipo sureño llevaba veinticinco fechas invicto en su cancha y con su
público. Y es redundante insistir en lo de la altura de Arequipa que a muchos asorocha.
Los
huairuros arrancaron bien. Llevando la iniciativa, hilvanando jugadas,
exigiendo a las líneas celestes, atosigando, no dejando armar. Y con un plus, como
decíamos ayer, ahogar a los cerveceros, asfixiarlos, estrangularlos.
Pero
el Cabezón no tenía la más remota idea de la excelente preparación física que
el cuerpo técnico de La Florida había dado
a los cerveceros. Palmas para la unidad técnica, que los hicieron sudar durante
un mes a doble horario, y ahí están los resultados ala vista. En la lista de
causas de la victoria celeste, el estado físico no puede excluirse. Porque corrieron
a 60kpm durante todo el partido.
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