EDITORIAL
En
sesenta años de vida deportiva al Sporting Cristal lo ha coronado el esplendor a
nivel local: diecisiete títulos, el primer tricampeonato en la historia
profesional del futbol peruano, las hazañas no igualadas a nivel continental (el
record de 17 partidos invicto en la Copa Libertadores) y, aunque para algunos
suene a complacencia, (para nosotros gloria incompleta) el subcampeonato en la
Libertadores. Asimismo el once cervecero ha sido hogar de futbolistas de talla
mundial tales como Julio César Uribe, Roberto Palacios, Alberto Gallardo y
otros nombres que dejaron en alto el nombre del Perú. Y en todos los casos, sus
triunfos fueron obtenidos con las manos limpias, sin ayuda de árbitros ni cutras en escabrosas maniobras bajo la
mesa. Todo limpio y sano, remontando traicioneras zancadillas de los enemigos
gratuitos que tenemos en el fútbol peruano.
La amarga caída..
Pero
no todo fue triunfos y glorias: hace unos cuantos años, el equipo cayó en un
terrible bache, se sumergió en una crisis inaudita en su rico historial cuando estuvo
al filo del precipicio de la baja pese a tener varios jugadores en la
selección. Sin embargo, los jugadores celestes lograron remontar las
calamidades con buen fútbol, con sangre, sudor y lágrimas, y sobre todo con
tenacidad, con gallardía, con raza, con coraje, con fuerza.
Hoy,
en el sexagésimo aniversario, los celestes se encuentran a las puertas de un
nuevo reto, los partidos del playoff. Estos compromisos se afrontan con casi la
totalidad integrantes agotados que terminan los encuentros con el auxilio de un par de tanques de oxígeno al haber
sacrificado días de necesario reposo, algunos lesionados acompañados de botiquines
atiborrados de vendas y desinflamantes, algodones y linimentos, dándole arduo
trabajo a traumatólogos y kinesiólogos.
Jóvenes y viejos…
Chito, Eloy y Mellán: ¡estos sabían jugar finales! |
Los
partidos de la muerte aquí y en Trujillo son difíciles, qué duda cabe, y sólo
queda luchar con lo que se tiene a mano, porque no hay mucho que escoger. Digan
lo que digan, los jóvenes deben estar en cancha pero al lado de gente que sabe
afrontar partidos como el del domingo. De este modo entraran al campo valores
recién promocionados al lado de jugadores de experiencia.
Y
ahora a ganar en casa que después hay que ganar en Trujillo…
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