Por
Manuel Araníbar Luna (@SquinaCeleste)
LA
12.
Un partido de local es un
partido que se debe jugar con doce jugadores, el N° 12, obvio, es la hinchada.
Hasta ayer se habían vendido más del 60% de las localidades. Pero no basta con
llenar el Coloso, hay que hacerlo gritar, saltar en las graderías hasta
hacerlas temblar como terremoto. El aliento de la hinchada en el Coloso debe
ser ensordecedor, asfixiante, apabullante. El aliento debe ser incansable desde
el pitazo inicial hasta después de los descuentos.
Un celeste que no está
afónico después de un partido o es mudo o no es hincha.
Ah, y un último favor: No
queremos pleitos entre hermanos barristas. Los jugadores se motivan escuchando
cánticos de aliento y no insultos entre hermanos.
¿LA
B?
Aquí entre la hinchada
algunos alzaron la voz diciendo que mandar un equipo B a la tierra de los
huerequeques era regalar puntos.
Cerveceros, es una falta
de respeto llamarlo equipo B, como si se tratara de la carne de segunda –de
burro y caballo- de las paraditas. Otros lo llaman “plantel alterno”. Suena
bonito pero el aficionado sigue con el mismo prejuicio. El aficionado tiene que
meterse en la cabeza que todos, jugador por jugador, están facultados –o
deberían estarlo- para desenvolverse con actitud, coraje y conchudez en
cualquier cancha.
HUMILDAD.
Algunos hablan de que los
tachirenses son pan comido debido a que hace unos días perdieron por goleada en
su cancha. Mal, muy mal. Todos los rivales son iguales, tienen once jugadores y
vienen a defenderse y a atacar, según como se presente el partido. Salgamos a
ganar con la mentalidad de no sentirse más que nadie, pero tampoco menos que
nadie. ¡A ganar muchachos!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario