sábado, 28 de febrero de 2015

HUÁSCAR Y ATAHUALPA EN EL NACIONAL: ¿HASTA CUÁNDO?

EDITORIAL
Intuíamos que iba a suceder. Fatalmente sucedió. Una vergüenza. Y no nos referimos al decepcionante empate contra Táchira. 
No, sucedió lo que se veía venir, hermanos barristas en bronca en las afueras del estadio. Ya se habían insultado en la tribuna. Y si este comportamiento fue reprobable mucho peor fue que se agarren a pedradas en las calles. ¿Qué quieren, que nos vuelvan a castigar? ¿Sólo así estarán tranquilos? ¿Para quién están jugando, para el enemigo? 
Los medios chicheros, acostumbrados a vivir de la carroña -metiendo a todos en un mismo saco y comparándolos con las hordas lumpen de otros equipos- se despacharon describiendo   a los barristas rimenses poco menos que como salvajes. 

Años maravillosos...
Qué lástima. Observamos una y otra vez las postales de los noventa  y vienen a nuestra mente los  hermosos tiempos en que  la barra celeste era un solo puño, cuando repletábamos  la tribuna, cuando saltábamos todos juntos y cantábamos a voz en cuello un solo himno. Pero la historia de Huáscar y Atahualpa se vuelve a repetir.
Y volvemos a remachar la pregunta que parece no tener respuesta positiva:

¿Hasta cuándo? 

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