Por
Manuel Araníbar Luna
Foto: elportalceleste.pe |
Describir y relatar todas los goles convertidos por Lobatón es
hacer un compendio de todas sus travesuras en varios años. Pero en
estos últimos doce meses, a Carlitos se le ha aguzado el ingenio, se ha
incrementado su inventiva, su puntería se ha afinado, se ha hecho más mañoso e
impredecible, y con su sonrisa y su famosa chupada de dedo se burla de quienes esperan de él la lógica y
el sentido común.
Loba, por su posición en
el campo -al igual que Jorge Soto- no debería
ser precisamente un goleador. Pero así
son los genios; Carlitos juega de 8. Algunas veces se disfraza de 10 pero mayormente lo
hace en el pasadizo de salida con la bola lista para el delivery a sus
compañeros armadores, mixtos y delanteros.
El
trote del pony….
Pero cuando el equipo ataca
Loba no corre, avanza diez metros en trote de pony detrás de los de adelante esperando
rebotes, cortando salidas, cubriendo zonas. Y cuando se encuentra con la
redonda a unos diez o quince metros del área rival, ¡ayayay!, prepárense a gritar los
barristas, arrincónense los rivales, jálense los pelos los DT antagonistas,
recrimínense por no haberlo bloqueado, porque la pelota en sus pies ya tiene tatuaje
de gol, ya sabe que van a mandarla al
canastón y -sobre todo este año-, ya un
joven estudiante de escasos recursos sabe que hay una beca de estudios lista esperando por él cada vez que un celeste la emboca.
Una
rata entre las piernas…
Cuando los visitantes
cometen una falta en las inmediaciones de su área saben que hay un celeste que
la trata bien y la va a poner sobre la barrera. Si la falta se suscita por la
derecha todos saben que la va a clavar un zurdo. Y si lo es por la izquierda
Loba sabe que la pelota es de él por derecho propio y por derecha mágica. Dijimos
que siempre la atornilla enroscada y curva como un plátano bellaco. Pero Loba
es impredecible. El año pasado la remachó rasante sabiendo que la barrera de
contención iba a saltar como si se pasara una rata entre sus piernas.
Pero lo que pasó no fue
una rata. Fue un balazo que corrió a ras del piso. El arquero miraba hacia las
nucas de los participantes de la barrera condenados a sufrir un fusilamiento, pero por encima de
las cabezas no llegó nada, sólo el zumbido del aire. El grito de gol de los
espectadores lo despertó de la interminable espera mirando el aire. Recién supo que la pelota había entrado como un pequeño mach 2 de poliuretano, y dormitaba mansita y satisfecha de trato tan gentil después de un viaje terrestre sin ser
interrumpido por asaltantes de carretera.
Pero lo de ayer fue uno de
esos impromptus que se le ocurren a los reyes de la improvisación y de las
ideas brillantes.
El
insignificante meñique…
Carlitos nos engañó a todos. Los veintidós jugadores
esperaban que la pelota fuera percutida por el dedo gordo de Loba y que el
centro espiralado fuera a caer como
pedrada a esa maldita brecha entre el área chica y la grande; o quizás
el pelotazo sobrepasara a todas las cabezas para que la reciba cualquier
cervecero entrando por el costado del
segundo tronco; o de repente un pase corto al jugador más cercano; posiblemente
al ollazo para que la peleen todos y quien saltara más arriba la mitreara como en
concurso de salto alto. El arquero también pensó lo mismo, dio un paso, dio
otro paso más, dio un tercero por siaca.
Pero casi nadie vio que el
dedo gordo de Loba no había sido el elegido. En su lugar tomó la posta el
pequeñisimo y hasta ayer insignificante meñique a quien nadie le paraba pimpón.
La bola salió como siempre con destino al ollazo pero no llegó al tremendo
manchón de jugadores que lo esperaban apretados cada uno con su pareja como para bailar
perreo. No -así son las ocurrencias-, ella cambió de ruta y se le ocurrió
entrar pasando el primer poste. El pobre guardavallas regresó volando como el
hombre mosca pero ya era tarde. Ya había se había metido el virus de gol.
Moscas
y gallinazos en huelga…
Pero esto lo supimos
después, un segundo después de que se convirtiera en la vedette de la tarde. No
gritamos el gol enseguida. Qué va, nadie lo creía. A todos nos costó cerrar la
boca, a la que no entró ninguna mosca pues todas silenciaron su zumbido en la
tribuna, para después frotarse las patas con verdadera emoción. Ellas y los gallinazos
se quedaron sin lonche a propósito para
que al alcalde se le siga amontonando la basura que deja sin recoger a diario.
¿Ovación de la tribuna? No
hubo. En su lugar los jugadores y técnicos de la banca dieron gritos como para espantar
a los funcionarios coimeros del municipio. Qué lástima que no hubo público
debido a un estúpido capricho cuya verdadera intención uno de estos días va a
saltar a los titulares.
El
chimpún en el museo…
En cuanto a Loba, su mágico
chimpún derecho pide ser guardado junto
a su camiseta 27 en urna de Cristal en
el Salón Principal del Museo de la Fama Celeste junto a los guantes de Balerio,
las camisetas de Chito De la Torre, Flaco Quesada, Baldessari, Julinho, Uribe, Chorri,
Yair Clavijo y otras estrellas que marcaron época con la divisa color cielo.
¿Ya se lo habrán pedido? Y
si no lo han hecho no pierdan tiempo, corran y ruéguenle su donación y traten
de convencerlo porque que Carlitos ya lo tiene guardado en una caja fuerte de alta
seguridad. Vayan ahorita antes que se les adelanten miles de hinchas.
¡Cómo se nota que eres "celestial"! La blanca espuma cervecera se infla de emoción cuando tu escribes. Por supuesto que ese "olímpico" lo merece y con creces. Tiempo, demasiado tiempo que no se gozaba de esto. Realmente un regalo de lujo y de los pies de Lobatón. Gracias por el comentario mi querido Manuel.
ResponderBorrar¡Cómo se nota que eres "celestial"! La blanca espuma cervecera se infla de emoción cuando tu escribes. Por supuesto que ese "olímpico" lo merece y con creces. Tiempo, demasiado tiempo que no se gozaba de esto. Realmente un regalo de lujo y de los pies de Lobatón. Gracias por el comentario mi querido Manuel.
ResponderBorrarMuchas gracias,mi muy estiamdo amigo José Carlos Serván Meza por tan generosas frases. soy hicnha celeste desde mis escasos siete años a raíz de de los triunfos seguidos de mi querido equipo celeste, cuando la romía Sacco con su famosa bicicleta, cuando Vides hacia sus kimbas y tacos, y sobre todo las grandes atajadas con unamano de don Rafael Asca. y la llama se avivó a raiz precisamente un encuentro en la tribuna con don rafael Asca y Dante Rovay. Despué las cosas las seguó bviendo de color celeste hasta el día de hoy y se prolongaran hasta que aparezcan en mis ojos nubes y cataratas que adivino que serán de color celeste.
ResponderBorrarLOBA, EL MEJOR PATEADOR DE TIROS LIBRES DE AMERICA. SALUD LOBITA!
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