LA HORA DE HORACIO CALCATERRA.

Por Manuel Araníbar Luna.

Desde aquel partido con Paranaense la afición celeste guardaba un  resentimiento contra Calca por haber fallado un penal de la definición para clasificar a la siguiente etapa de la Libertadores. Injusta reacción puesto que penales han fallado desde Pelé  hasta Messi pasando por Maradona, Sócrates y Zico. Un penal puede definir un resultado pero el rendimiento se debe cotejar partido a partido a lo largo de un campeonato. Pero Calca esperaba la hora de su reivindicación. Y a ello vamos.

La llanta de repuesto...

Muchas veces se minimiza la capacidad de Calca sin sopesar que Calca es una llanta de repuesto que ayuda a desenmarañar el medio campo cogiendo el hilo por la otra punta. En este campeonato Calca fue la salida por ambas bandas, el desahogo, el desatoro, la pista de desvío del tránsito en el corredor celeste. Inclusive tiene más quite que Loba y es quien toma la posta en el armado cuando Loba es hostigado por uno o dos mediocampistas rivales que se le prenden como lapas para no dejarlo pensar.

¿Y qué otras cosillas sabe hacer Calca? Tapa los baches en cualquier parte de la cancha, toma las postas, juega en corto y en callejón.  Además de ello Horacio sabe morder cuando la situación lo requiere, pisa ambas áreas y  tiene buen disparo en el rango de los veinte metros y algunas veces ha hecho click con el gol. Ahora bien, Calca no es el calco de ningún galgo puesto que el Calavera no es punta, pero también la hace cuando le dejan el camino libre; y sabe correr a trancos para pisar el área contraria.

La hora de Horacio...

Y resulta paradójico que la hora de la revancha se forjó en un segundo.  Y para refrendar esto último, Calca  logró el gol más trascendente de su carrera en el partido al Aurich aventándose  en carretilla y rodando como trineo  para cambiarle la hoja de ruta a una pelota que el Loco Delgado esperaba con ansias. La pelota entró al bolsón e hizo renacer el ave fénix de las esperanzas cerveceras. Su gol fue el empate que hizo estallar las tribunas del Mansiche como bombardas celestes, dando nuevos aires a un equipo que en ningún momento perdió la fe en la victoria.

Hoy la hinchada ya olvidó aquel trago amargo de café con jugo de toronja y le agradece al Calavera recibiendolo con vivas, pidiéndole autógrafos, y coreando su nombre: "Salud Calca". Horacio contempla  este 2015 con la satisfacción de haber colaborado con su bolsita de cemento para la elaboración del título 2014.

LA CÁBALA.

Antes y después de los partidos Calca pone de manifiesto su amor filial llevando en brazos a su nena. ¿Será una cábala?  No lo sabemos. Pero que lo siga haciendo porque la cábala le está dando resultados halagüeños...