JUNIOR ROSS, EL REY DEL CONTRAGOLPE

Por Manuel Araníbar Luna

En su primera temporada con la celeste, jalado a La Florida por el Cabezón Reynoso, Júnior Douglas Ross tuvo mareas mucho más bajas que altas en las contadas ocasiones en las que alternó. Jugaba esporádicamente de punta-punta, de tres cuartos de cancha, muy pegado a la defensa contraria, un puesto que no le acomodaba. 

La afición se aburrió y empezó a pifiarlo. A inicios del 2012 llegó Mosquera y pese a la cerrada oposición de algunos, el DT de la cabeza rapada y los lentes mosca pidió mantener a Junior en la plantilla.  

- Que se quede, yo sé dónde y cómo ubicarlo. Junior conmigo juega espectacular.

Un pescado enjabonado…

Mosquera lo puso en la banda izquierda, arrancando quince metros  antes de la línea central.  Esta decisión fue tan acertada como una limonada en el desierto.  Con ello Júnior se transformó en el mejor contragolpeador del fútbol peruano de los últimos tres años. El Titi es espigado, de contextura fina y piernas largas y delgadas. Y estas características que para algunos aficionados son una señal de debilidad, por el contrario le facilitan el arranque sorpresivo con pelota adelantada, el rápido contragolpe, el dribling a la carrera  con intempestivos cambios de ritmo y vertiginosa llegada al arco rival ganándole las espaldas a los marcadores contrarios, y sobre todo una sorprendente habilidad para escabullirse a través de la defensa más cerrada.

Claro que todas estas escapadas eran habilitadas por los magníficos pases de Pincel, Loba y el Burrito, pero aún sin los pases de estos maestros del toque y la habilitación,  en esa posición -en la que juega más suelto- hizo jugadas extraordinarias. La primera que dio la vuelta al mundo fue cuando acorralado junto al banderín del córner por tres marcadores de Matute se escurrió como pescado enjabonado con la pelota en alto para habilitar el remate de Pincel. Renzo la clavó, pero el noventa y nueve por ciento fue obra de Júnior.

Pero lo más trascendente de Ross con la celeste fue cuando coronó su actuación de aquel certamen con los goles de visita y de local que dieran el título al once de La Florida en los playoff del 2012. Esa tarde  fue premiado como el mejor jugador bajo una lluvia de confetti celeste. La afición no lo olvida.

Recontra piña...

Pero el destino es caprichoso. Como tocado por una maldición gitana, a Junior  le pasó de todo, fractura del tabique, lesiones por arteros fouls y para colmo,  una traicionera rotura del talón de Aquiles que demoró en sanar. Para desgracia su lesión recrudeció  cuando estaba en proceso de recuperación. Más piña ni el que se perdió en el Sahara. Por culpa de estas calamidades no le fue bien este año. Lamentablemente su contrato no fue renovado por una decisión malagradecida. Sin ser adivinos estamos seguros que cuando tenga que enfrentar al once rimense, la afición celeste lo sabrá saludar con un cariñoso "¡Salud Ross!"

El mayor de los éxitos para tí, Júnior!