Por Manuel Araníbar Luna
El Piki no está hecho de madera,
Pero lucha en la cancha como fiera
por la Raza Celeste del Cristal
La desgracia de un futbolista es lesionarse en un partido
importantísimo. Ese fue el caso de Cazulo, y lo fatal fue que el rival
nos empató en el momento de su cambio. Y claro, al salir el Piki el impacto fue
como si hubieran salido tres jugadores. Es que el gladiador yorugua-perucho se
multiplica por tres: juega atrás, al medio y adelante. Y si no se mete de
arquero es porque no le da el tallarín.
Cuando lo ven guerreando, poniendo
el pie fuerte en el pecho a pecho y ganando la bola a rivales de mayor
envergadura, los hinchas se imaginan que Cazulo es una especie de SuperPiki a
quien las patadas no le afectan. Sin embargo la realidad es otra, el cuerpo de Piki no tiene superpoderes como
los héroes de historieta: el Piki es un guerrero de carne y hueso que no se mide
ni en las pichanguitas, siempre juega con la daga entre los dientes y una motobomba
en el corazón. Por las venas de los valientes como Piki corren los mismos litros de sangre, la misma masa muscular
que un jugador de su peso y estatura. La diferencia es una incógnita, porque nadie sabe de dónde saca Piki la energía
para jugar cinco horas seguidas.
No
está hecho de metal ni de madera…
Y como dice la letra de la
salsa, el cuerpo de Piki no es de madera como Pinocho ni de acero como Superman.
No obstante, lo de él es demasiado serio
como para bailar salsa.
El domingo pasado, al ser
retirado de la cancha, en el semblante de Piki se leía el doble dolor que le aguijoneaba
en el muslo y en el corazón, porque para un gladiador no hay peor tortura que mirar
un partido desde el banco. Ya lo había dicho:
“Hemos
tenido un seguidilla importantes de partidos y se siente el cansancio, pero más
grande es la ilusión. Cuando las
piernas no responden hay que poner el corazón”
Hoy el Piki está desesperado
porque lo peor que le puede suceder a un tigre como él es que una venda lo
aleje de la cancha. Las tres barras lo adoran y lo demuestran con el estribillo
con el que lo despidieron mientras salía renguendo:
¡Cazuuuuuuulo, Cazuuuuulo!
Los médicos han adelantado
que tiene que reposar varios días. ¿Pero ordenar reposo a un jugador hiperactivo
que además odia estar limitado por un
yeso? ¡Lo van a estresar! Este consejo para los galenos celestes: amárrenlo hasta
que se restablezca del todo porque el Piki es muy capaz de escaparse por la
ventana y meterse a la cancha el próximo domingo para defender la gloriosa celeste.
¡Salud Piki, que la Fuerza
Celeste te acompañe!
Y AHORA QUE VA PASAR SIN EL PIQUI PORQUE CON CAZULO HABIA CONTENCION Y APOYO ADELANTE PERO CUANDO SALIO LESIONADO TODO SE JODIO.
ResponderBorrarSALUD PIQUI!
Ahora nos lamentamos y como no nos acordamos de reclamar cuando lo sacaron al flaco Delgado que sin desmerecer, era mas garantia que Dela Haza. yo fui uno de los pocos que reclamo por eso pero nadie me acompaño en mi pedido,prefirieron callarse cuando la directiva metia la pata como si fueran principiantes. Otro que podría alinear seria Balbin que aunque no es santo de mi devocion cuando estaba en la San Martin la hacia mejor de volante que de back.
ResponderBorrarque nos sirva de experiencia y ahora hay que aprender la leccion Piki debe tener un suplente de categoria. aunque esta dficil conseguir un jugador como el. de todos modos me auno al pedido del columnista en deserale pronta mejoria al piqui