Por Miguel López-Cano Bassanini
Lo que voy a narrar aconteció cuando yo era un
adolescente, casi un niño. Tendría yo trece o catorce años, y como ardiente hincha cervecero celeste,
dedicaba mis tiempos libres, mis sábados y domingos a mi elenco celeste de toda
la vida.
Corría el año setenta y teníamos un equipazo, tan bueno que campeonamos teniendo como Director Técnico a Sabino, “Tano” Bártoli. Yo era aún adolescente pero viajaba con dinero de mis propinas semanales. Aquella vez nos tocó jugar en Ica con Octavio Espinoza y se me metió entre ceja y ceja acompañar mi equipo al encuentro a jugarse en el Picasso Peratta.
En ese tiempo el equipo no viajaba en ómnibus. Se
contrataba cinco o seis colectivos Lima – Ica, y allí salían en caravana hasta la acogedora
localidad sureña. Cuando llegué al terminal ya los colectivos estaban a punto
de partir. Y todos los autos estaban llenos, acomodados en aquellos lanchones
negros marca Ford, con dos jugadores adelante y tres atrás.
La molestia del Tano...
En el último
colectivo quedaba un sitio libre en el asiento posterior, donde estaba Fernando
Mellán acompañado de Pepe del Castillo, gran puntero derecho del equipo
celeste.
“Muy bien, chibolo,
sube”, me responde muy bonachón, con esa sonrisa que aún no desaparece de
su rostro. Fernando me abraza y me cubre para que no descubran mi intrusión.
Antes de salir la caravana, el profesor Bártoli, se acerca a los colectivos que
estaban en fila india y empieza chequear, lista y lapicero en mano, para saber si
estaba completa la nómina de los jugadores. Cuando se acerca a la ventanilla
del último colectivo en que me hallaba escondido, el Tano se percata de que
había un pasajero excedente en el amplio Ford negro. Ese intruso era este
servidor. Introduce la cabeza, y me descubre, nervioso y sudoroso, bajo los
tremendos brazos de Mellán.
─ -¡Noooo, che, pero qué
despelote es este! - exclamó el Tano ostensiblemente molesto -¡El pibe no va,
che!-,
─ -No se preocupe, profesor
-respondió Mellán- es mi amuleto de la buena suerte, viene conmigo - .
Alas con desodorante...
De ese modo, el Cóndor me llevó bajo sus alas (tenía buen desodorante), y me hizo entrar al estadio iqueño. Fernandito Mellán esa vez fue mi cóndor de la guarda. Y ya lo ven, y saquen la cuenta desde cuándo y qué extremos llegué a actuar por ser hincha cervecero, siempre tratando de acompañar a mi glorioso elenco rimense.
De ese modo, el Cóndor me llevó bajo sus alas (tenía buen desodorante), y me hizo entrar al estadio iqueño. Fernandito Mellán esa vez fue mi cóndor de la guarda. Y ya lo ven, y saquen la cuenta desde cuándo y qué extremos llegué a actuar por ser hincha cervecero, siempre tratando de acompañar a mi glorioso elenco rimense.
Esa Libertadores 1968 sirvió para que SPORTING CRISTAL continúe su racha de invictos que en 1969 llegó a 17 juego aun no superado en la COPA LIBERTADORES.
ResponderBorrara ver que las gayinas nos mencionen un nreord así. y los gonkas peor.
BorrarEllos no tienen historia internacional..
BorrarY nunca la tendrán.. xD
BorrarBuen post!
ResponderBorrarBuenisimo!
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