Por Judith Araníbar
La
máquina celeste está lista, afinada y engrasada y los once obreros de pantalón
corto y divisa color cielo están listos para echarla andar.
El
compromiso es difícil porque los celestes tienen una espina clavada desde
setiembre del año pasado cuando el exceso de confianza les jugó una mala
pasada. Aquella vez el once celeste se aburguesó y cayó en el marasmo total. No
ligó una y el rival sólo necesitó de un descuido para llevarse los tres puntos.
Con esto no decimos que el rival sólo
lanzó un arañazo en toda la tarde. Muy lejos de la verdad. Los comerciantes
desde que entraron a la cancha amarraron a los celestes todas las salidas y las llegadas a su área.
Un búnker celeste
Esto
no debe repetirse jamás, el recinto celeste es y debe ser un templo, un bunker,
una fortaleza que debe infundir respeto. En este partido también juega la
tribuna con sus cánticos de motivación, con su grito ensordecedor, con su
aliento incesante, que distrae, aturde y ataranta al rival, que fortalece y
motiva a la auténtica Máquina Celeste.
Esto
lo que queremos ver y oír hoy, cánticos de compromiso con el elenco rimense,
gritos ensordecedores.
Allá
estaremos, jugadores celestes, para vivarlos a su entrada, porque sus triunfos
son nuestra alegría.
Salud
Celestes de toda la vida!!!
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