DESPUÉS DE LA GOLEADA, UNAS PELOTITAS...

Por Manuel Aranibar Luna

1.   Los piñas de la tarde: Irven y Júnior. Hicieron de todo, jugaron bien, pisaron el área como les dio la gana pero las redes no quisieron nada con ellos. Los palos fueron un par de guachimanes que no le dieron el sí  a los tiros. Y cuando un guachimán dice no es no, salvo que les den su propina. Pregúntenselo a Ross y Ávila.

2.   No todo fue color celeste. Faltan algunos ajustes para que este tanque celeste quede a punto. Confiamos en su mejoría. La máquina se está afinando, falta un poquito de lubricación, un afinamiento que algunos le llaman tune-up. La retaguardia se está armando, ya se conversan, y a veces se entienden aunque no mucho. Con la volante no hay mucho que modificar, tan sólo una ayudadita para Piki. ¿Y la delantera? lo que dijimos “piñas arriba”, sacudirse un poco la sal. Y que los recién llegaron la metan, sólo eso. ¿Recuerdan cuando llegaron Irven y Júnior hace un par de años? No se acomodaron bien hasta que la metieron. Los goles dan confianza, estabilidad emocional … y triunfos.

3.   Cossio está siguiendo los pasos de Yoshi. Domingo a domingo viene agarrando más cancha, ya se la come entera sin masticar. Ya es una alternativa por la zurda. Es conchudo para proyectarse y sabe regresar justo a tiempo. Claro que  a veces hace una de más. Paciencia, cuando se empieza a caminar no faltan los tropezones.

4.  

Si la chalaca de Ross hubiera entrado… ya sé lo que dirán algunos, que no se vive de “si esto hubiera pasado, que no es casualidad, que faltó calidad, que cómo fallan esos goles, que si mi abuelita no se hubiera muerto, que patatín y patatán”... En fin, si esa pelota entraba hasta ahorita mismo estaríamos saltando de alegría. El fútbol es el arte de jugar bonito y anotar. Y si se anota de chalaca pues ya la entrada está pagada. Para la próxima será, Júnior, calidad tienes, faltó que el palo se arrime un cachito más pa’ allá.

5.   Anoche, un cojumentarista  resentido de televisión ninguneó a Yotún y Advíncula (“sí, pero son suplentes en Brasil”). La conocida causa de su rencor contra los celestes no se le borra desde hace un par de décadas. Sufre, envidioso, sufre, te estás poniendo tan verde de envidia que ya te pareces a Shreck.